Cocodrilos prehist¨®ricos en el Lejano Oeste
Historia de un yacimiento que ha permitido recrear la vida hace 60 millones de a?os
St. Paul En las llanuras est¨¦riles del oeste de Dakota del Norte, hace 60 millones de a?os, floreci¨® la vida en un ambiente lacustre y pantanoso mucho m¨¢s caluroso que el actual. En los lagos viv¨ªan cocodrilos que atacaban a las tortugas mientras unos reptiles llamados champsosaurios se daban un fest¨ªn de peces, unos primates parecidos a las ardillas con enormes incisivos cazaban en los ¨¢rboles circundantes y mam¨ªferos parecidos a las ovejas pastaban probablemente en los alrededores m¨¢s secos.
El mayor estudioso de esta zona, y uno de los paleont¨®logos que m¨¢s han hecho por enriquecer el conocimiento de la historia natural antigua en Norteam¨¦rica es Bruce Erickson, conservador de paleontolog¨ªa del Museo de Ciencia de Minnesota. Ahora, tras 26 a?os de explotaci¨®n y la extracci¨®n de miles de huesos de este yacimiento, conocido como la cantera del arroyo Wannagan (Wannagan Creek Quarry), Erickson, de 65 a?os, se prepara para abandonarlo.
Aunque todav¨ªa hay muchos m¨¢s huesos en estas antiguas rocas, Erickson cree que no quedan muchas cosas nuevas por descubrir. Sin embargo, parte de ¨¦l desea quedarse con el antiguo amigo que le result¨® tan productivo y parte est¨¢ deseando pasar a otras cosas.
Erickson se enganch¨® en Wannagan en 1970 cuando la esposa de un ranchero que hab¨ªa coleccionado algunos f¨®siles en una caja de zapatos se los mand¨® a Minnesota para su an¨¢lisis. Normalmente nada espectacular surge de este tipo de env¨ªos "pero en una peque?a muestra estaba los c¨®ndilos occipitales -las peque?as bolas que conectan la columna con el cr¨¢neo- de seis cocodrilos", recuerda el paleont¨®logo. La curiosidad le llev¨® inmediatamente al ¨¢rea y cuando descubri¨® una docena de cr¨¢neos en la superficie se figur¨® que le llevar¨ªa un a?o o dos agotar el yacimiento.
"Veintiseis a?os no es algo normal", se?ala Erickson. "Pero result¨® ser una operaci¨®n intensiva y extensa. Descubrimos 120 taxones de flora y fauna, incluyendo 15 nuevos para la ciencia. Hay tantas cosas all¨ª que es posible explorar las relaciones entre las diferentes especies y su ambiente".
Compartir territorio
Por ejemplo, se?ala el paleont¨®logo, no es corriente encontrar, como le pas¨® a ¨¦l en Wannagan, que compartan el territorio caimanes y cocodrilos. Erickson, que tiene un especial inter¨¦s en la paleoecolog¨ªa, pas¨® mucho tiempo estudiando cocodrilos y caimanes vivos en diferentes lugares. Los caimanes, descubri¨®, se alimentaban sobre todo de peces, mientras que los cocodrilos atacaban a las tortugas, a los cocodrilos peque?os y a los j¨®venes caimanes de vez en cuando.
Los ataques a las tortugas son f¨¢cilmente detectables en las conchas de las que sobrevivieron. Los cocodrilos aparentemente a menudo daban dentelladas a las tortugas, hundiendo sus dientes en la parte posterior de las conchas. Las conchas fosilizadas de tortugas, con marcas de dientes que se corresponden exactamente con la dentadura de los cocodrilos, son trofeos de la colecci¨®n de Wannagan.
Antes de Wannagan, Erickson pas¨® tres temporadas coleccionando f¨®siles de cocodrilo y de champsosaurio en Albert (Canad¨¢), donde encontr¨® el caim¨¢n m¨¢s antiguo, de hace m¨¢s de 70 millones de a?os, contempor¨¢neo de los ¨²ltimos dinosaurios.
Lo mejor que le puede pasar a un paleont¨®logo es descubrir una nueva especie. Erickson es el orgulloso padre de varios reptiles nuevos para la ciencia, incluyendo el Champsosaurus gigas. Aunque se han encontrado varios champsosaurios en Norteam¨¦rica y Europa, sus esqueletos estaban incompletos y eran demasiado parecidos para tener seguridad sobre la especie. Pero el C. gigas, uno de los mayores, estaba casi completo en Wannagan, a excepci¨®n de parte del cr¨¢neo.
Erickson qued¨® intrigado por sus aparentes habilidades acu¨¢ticas. Ten¨ªa un cuerpo esbelto y el hocico alargado y pod¨ªa deslizarse como un pez por el agua. El cr¨¢neo aerodin¨¢mico con ojos en la parte superior de la cabeza sugiere que en aguas poco profundas navegaba cercano al fondo buscando presas.
Las cortas patas traseras (no adecuadas para vivir en tierra firme en una zona de cocodrilos) as¨ª como las patas traseras m¨¢s robustas y grandes sugieren a Erickson que el champsosaurio pod¨ªa saltar r¨¢pidamente del fondo del pantano para alcanzar su presa.
Tambi¨¦n est¨¢ su hocico, con aberturas nasales en la punta. Para poder respirar en aguas m¨¢s profundas tendr¨ªa que doblar la espalda si permaneciera cerca de la superficie como hacen los cocodrilos. Lo m¨¢s probable es que permaneciera sumergido, reposando sobre la cola como hacen los delfines, con la punta del hocico sobresaliendo del agua como un tubo de buceo.
Erickson hizo, sobre la base de este ¨²nico ejemplar, todo un caso para reconocerlo una especie nueva, algo siempre dif¨ªcil. Escribi¨® una monograf¨ªa de 91
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p¨¢ginas profusamente ilustrada. Los criterios que los paleont¨®logos utilizan para las nuevas especies empiezan con la edad del f¨®sil. Si est¨¢ muy separado en edad de f¨®siles similares es m¨¢s probable que sea una nueva especie. Cuantas m¨¢s diferencias hay en las caracter¨ªsticas morfol¨®gicas como el tama?o y la forma, mayor es tambi¨¦n la probabilidad.
Pero antes de pasar a la morfolog¨ªa, el paleont¨®logo debe considerar la variabilidad normal dentro de las especies, explica Erickson. Un japon¨¦s parece muy diferente de un noruego o un et¨ªope pero todos pertenecen a la misma especie. Y existen aspectos patol¨®gicos a considerar. ?Pudo alguna caracter¨ªstica medioambiental o una enfermedad influir en el tama?o de los huesos?
Nueva especie
"Cuando est¨¢s satisfecho de que las diferencias merecen llamarlo una nueva especie y lo publicas, entonces todo el mundo dice que no se lo cree", explica Erickson. "Los paleont¨®logos son generalmente muy conservadores. Quieren pruebas antes de reconocer que algo es nuevo".
Hasta ahora nadie ha desafiado con ¨¦xito al C. gigas ni a otro predador todav¨ªa m¨¢s evolucionado que Erickson encontr¨® cerca de Wannagan y que llam¨® Champsosaurus tenuis. Este ten¨ªa un hocico todav¨ªa m¨¢s alargado, el cuerpo m¨¢s delgado, los hombros m¨¢s estrechos y las patas m¨¢s peque?as que el gigas, as¨ª como espacios para m¨¢s dientes. Estos rasgos, escribi¨® Erickson, ilustran "una especializaci¨®n avanzada que refleja su modo de vida como un predador acu¨¢tico exitoso y bien adaptado".
Erickson, de hecho, no abandona del todo Wannagan ya que se han obtenido los permisos del Servicio Forestal para explorar la zona circundante, lo que evita adem¨¢s por ahora la explotaci¨®n petrol¨ªfera. "Cerca de Wannagan", explica, "estamos encontrando caimanes m¨¢s peque?os, champsosaurios y tortugas, a medida que nos alejamos del lecho del antiguo lago. A pocos centenares de metros ya los f¨®siles est¨¢n mejor conservados porque no fueron destruidos por los cocodrilos".
"Estamos interesados en los canales que pudieron traer agua al lago y toda nueva forma de vida -plantas y animales- que pudieron vivir en las cercan¨ªas", se?ala este paleont¨®logo, quien afirma que dispone de proyectos para los pr¨®ximos 10 a?os.
Actualmente, Erickson est¨¢ montando una exposici¨®n de f¨®siles en Wannagan que el Servicio Forestal exhibir¨¢,en su oficina en Dickinson (Dakota del Norte) a una hora en autom¨®vil del yacimiento. Y el museo de St Paul tiene prevista una importante exposici¨®n para recrear la rica vida del yacimiento.
Entre otras cosas, est¨¢ trabajando con colegas suyos en la costa de Carolina del Norte y Carolina del Sur, donde se han encontrado f¨®siles similares a los de Wannagan en lugares que, al igual que ¨¦ste tienen entre 58 y 60 millones de antig¨¹edad pero que ten¨ªan agua estancada. ?C¨®mo pudieron los animales antiguos adaptarse a los medio ambientes diferentes? Ese es el tipo de preguntas que puede ocupar a un paleont¨®logo durante otra vida entera.
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