Los 'dinosaurios' del PRI ya no quieren caminar
El partido oficial mexicano 'afeita' la reforma electoral ante el avance de la oposici¨®n
Los analistas estaban contentos a principios de semana. Las elecciones municipales y legislativas celebradas en tres Estados de la rep¨²blica mexicana el pasado domingo -Estado de M¨¦xico e Hidalgo (centro del pa¨ªs) y Coahuila (norte)- hab¨ªan ofrecido un resultado alentador en t¨¦rminos democr¨¢ticos: escasas irregularidades y un avance importante de la oposici¨®n, que aguaba el triunfo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde hace 67 a?os. Nada m¨¢s emblem¨¢tico que el Estado de M¨¦xico. Hasta ahora, esta entidad de 12 millones de habitantes, la m¨¢s poblada de la rep¨²blica, se erig¨ªa como basti¨®n pri¨ªsta: en las elecciones locales de 1993 el PRI logr¨® el 53,4% de los votos. El pasado domingo no pas¨® del 37%, mientras que la oposici¨®n duplic¨® los sufragios: un 30% para el conservador Partido de Acci¨®n Nacional (PAN) y un 21% para el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), de centro izquierda. Adem¨¢s de haber perdido la mayor¨ªa absoluta en el Congreso local, el PRI se ha despedido de importantes alcald¨ªas. La oposici¨®n controla ya 47 de los 122 municipios. Se confirmaba, una vez m¨¢s, la tendencia que se ha ido manifestando en los comicios celebrados desde 1994: una mayor diversidad pol¨ªtica y, sobre todo, el crecimiento imparable del PAN, que desde cuatro gobiernos estatales y numerosas alcald¨ªas gobierna ya a una tercera parte de los 93 millones de mexicanos. Atr¨¢s quedaban los oscuros tiempos en los que el PRI arrasaba incluso con los votos de los muertos. M¨¦xico parec¨ªa ya encaminarse por la senda democr¨¢tica, que quedar¨ªa expedita despu¨¦s, de que el Congreso aprobara la ley de reforma electoral. Dos a?os hab¨ªan tardado las c¨²pulas de los partidos y el Gobierno en ponerse de acuerdo. El fruto era ese documento que terminaba por arrebatar al PRI la maquinaria de control electoral. Ser¨ªa, hab¨ªa prometido el presidente, la reforma definitiva. En el seno del partido oficial, sin embargo, se dispararon las alarmas. Las elecciones del pasado domingo eran un siniestro augurio de lo que podr¨ªa suceder en 1997, a?o en que se renovar¨¢ el Congreso y se elegir¨¢, por primera vez, al regente de la capital. La rebeli¨®n se puso en marcha. El pasado jueves, el grupo parlamentario del PRI dio un aut¨¦ntico golpe de tim¨®n a la reforma y ech¨® para atr¨¢s 16 puntos consensuados, referidos, por ejemplo, al establecimiento de coaliciones, al l¨ªmite de los gastos de campa?a y al acceso equitativo de los partidos a la radio y la televisi¨®n.
Nada pudo hacer la oposici¨®n frente a la mayor¨ªa pri¨ªsta, que aprob¨® el texto reformado en solitario. "No ha sido ninguna maniobra del PRI, es fruto de que las negociaciones pol¨ªticas se rompieron y no se lleg¨® a un acuerdo global", explicaba el presidente pri¨ªsta, Santiago O?ate. La oposici¨®n no quiso ceder en sus pretensiones de rebajar la financiaci¨®n de los partidos, que el PRI ha situado en 2.000 millones de pesos (m¨¢s de 30.000 millones de pesetas). Si bien esto es cierto, no lo es menos el hecho de que, una vez m¨¢s, la l¨ªnea dura del PRI, que no se resigna a perder el monopolio del poder, parece estar ganando terreno. El avance de la oposici¨®n ha envalentonado a los dinosaurios pol¨ªticos y sindicales y el partido se ha puesto en guardia frente a los ¨ªmpetus democratizadores de Zedillo.
Como la famosa cucaracha, el PRI no puede caminar, no porque no tenga patas, sino porque algunos sectores se niegan a quitar el freno de mano. Con todo, la reforma aprobada es muy importante: entre otros puntos, el Instituto Federal Electoral pasa de la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n (Ministerio del Interior) al control ciudadano y se crean mecanismos judiciales de resoluci¨®n de controversias. Pero la sensaci¨®n de retroceso pesa en el ambiente pol¨ªtico. El ¨²nico diputado del PRI que vot¨® en contra de la reforma afeitada espet¨® desde la tribuna que sus correligionarios quer¨ªan "encallar el barco del pa¨ªs en ese rinc¨®n del autoritarismo que todav¨ªa guarda su conciencia".
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