"No podemos salir media Espa?a a venderle cupones a la otra media"
El ejercicio del poder no parece desgastar en la ONCE. La agrupaci¨®n que, con unas u otras siglas, lleva al frente de la organizaci¨®n de ciegos desde sus primeras elecciones democr¨¢ticas en 1982, arras¨® nuevamente en las urnas el pasado martes. El presidente desde 1989, Jos¨¦ Mar¨ªa Arroyo, seguir¨¢ con toda probabilidad en el cargo los pr¨®ximos cuatro a?os.Arroyo, un burgal¨¦s de 47 a?os que logr¨® remontar una escolarizaci¨®n tard¨ªa hasta licenciarse en Derecho por Deusto, ofrece una explicaci¨®n contundente para su abultada victoria: "Los ciegos no son tontos". Contra algunas corrientes de oposici¨®n partidarias de extender los beneficios del cup¨®n a otras organizaciones sociales, el presidente se erige en adalid de su restricci¨®n a los ciegos: "El juego no puede resolver los problemas de dos millones de discapacitados", asegura. "No podemos salir media Espa?a a venderle cupones a la otra media".
Pregunta. No parecen tener ustedes una oposici¨®n significativa. ?No ser¨¢ la ONCE una especie de democracia a la mexicana?
Respuesta. Creo que no. Nuestros resultados no se basan en miedos ni influencias, sino en hechos. No hay m¨¢s que ver c¨®mo viv¨ªa el colectivo de la ONCE en 1982, y lo mucho que ha avanzado en su integraci¨®n social. Los ciegos no son tontos, no quieren renunciar a su nivel actual de bienestar a cambio de utop¨ªas. En los ¨²ltimos cuatro a?os ha habido dos miembros de la oposici¨®n entre los 15 del consejo general. Los respeto personalmente, pero creo que no han sabido aprovechar estos a?os para transmitir un mensaje cre¨ªble para los afiliados.
P. ?Por qu¨¦ no es cre¨ªble?
R. Los afiliados no quieren hacer una macroorganizaci¨®n de ciegos, discapacitados, minusv¨¢lidos, parados y no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s, como propugna parte de la oposici¨®n. La ONCE es una organizaci¨®n de y para ciegos, y los ciegos han asumido siempre su direcci¨®n. Los afiliados no han querido cambiar eso y no es ego¨ªsmo: es que si se reparte lo que hay entre dos millones de discapacitados, en vez de entre las 50.000 familias de ciegos actuales, lo que repartimos es miseria.
P. Ustedes han hablado de "riesgos importantes" que se ciernen sobre los ingresos por la venta del cup¨®n.
R. El del juego es un mercado de gran inseguridad jur¨ªdica, con una fuerte desprotecci¨®n legal. Las normas est¨¢n diseminadas, carecen de coherencia org¨¢nica. Cualquiera puede decir: si a los ciegos les va bien, ?por qu¨¦ no hacer una rifa de parados o de minusv¨¢lidos? Pero esas rifas han llenado los bolsillos de alg¨²n organizador. Se han servido de discapacitados para llenarse los bolsillos y largarse a Suiza, como hicieron los dirigentes de Prodiecu. Esto no se debe producir en un Estado de derecho, independientemente de que haga o no competencia a la ONCE. ?Es como si yo hiciera fotocopias de EL PA?S y me pusiera a venderlas!
P. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si, emulando a Catalu?a, otras Comunidades Aut¨®nomas, decidieran instaurar sus propias loter¨ªas?
R. No tenemos que decir nada sobre eso, salvo que, por favor, la distribuci¨®n no la hagan en la calle. No podemos salir media Espa?a a venderle cupones a la otra media. En la calle hay un grupo de, vendedores (los de la ONCE y algunos de Loter¨ªa Nacional) y no caben m¨¢s. Las loter¨ªas de Catalu?a y la que se intent¨® en el Pa¨ªs Vasco nunca se han vendido en la calle.
P. ?Qu¨¦ le van a pedir al Gobierno?
R. Que nos deje vender mejor. Tenemos unos l¨ªmites m¨¢ximos de venta (este a?o no podemos vender m¨¢s de 420.000 millones de pesetas) y los aceptamos. Pero los cupones a 150 pesetas no son f¨¢ciles de asumir por el mercado. Pediremos poder fijar esos precios con flexibilidad. Y tambi¨¦n los premios, porque hay gente que, por un premio de dos millones, prefiere jugar a otra cosa.
P. ?Cupones a mil pesetas?
R. Mil no, porque es el orden de precio de la Loter¨ªa Nacional. Digamos 200 pesetas de lunes a jueves y 300 el viernes.
P. ?Y premios de 500 millones?
R. Tampoco. Pero si en alg¨²n momento lo exige el mercado, que pudi¨¦ramos hacer un premio, no digo de 500 millones de pesetas, pero alg¨²n sorteo especial que incentivara las ventas.
P. La oposici¨®n les acusa a ustedes de mantener inversiones en empresas "especulativas", que no tienen car¨¢cter social.
R. Hicimos el grupo de empresas de una forma algo desordenada. Sin embargo, desde 1993 se organizaron en divisiones y grupos -de desarrollo, estrat¨¦gicas, inmobiliarias-. Tendemos a un grupo de empresas con rentabilidad econ¨®mica y social, y con un riesgo razonable. Esas empresas deben competir en el mercado, y no podr¨¢n fomentar el empleo de discapacitados si no son rentables.
P. ?Mantendr¨¢n el tama?o de la corporaci¨®n empresarial?
R. Tender¨¢ a crecer, aunque poco a poco y una vez que hagamos el saneamiento de algunas p¨¦rdidas importantes, como fueron las de El Independiente.
P. ?Qu¨¦ va a caracterizar la pr¨®xima legislatura?
R. La continuidad en la creaci¨®n de empleo en la ONCE y en su fundaci¨®n. Nos hemos comprometido a crear en cuatro a?os 5.000 puestos en la fundaci¨®n, el 80% de ellos para discapacitados. Pero si podemos colaborar con las Administraciones p¨²blicas y con la empresa privada, ese n¨²mero podr¨ªa duplicarse. Seguiremos saneando la corporaci¨®n empresarial. Avanzaremos en la tecnolog¨ªa y en la formaci¨®n.
P. Est¨¢n satisfechos con su relaci¨®n con la Administraci¨®n?
R. Queremos replantear el marco legal de la ONCE. Ahora estamos regulados por un decreto, y cualquier Gobierno, en un momento dado, puede querer modificarlo. La estabilidad del colectivo hay que afianzarla.
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