El conde de Orgaz ense?a sus archivos
Gonzalo Crespi, titular del se?or¨ªo, abre al p¨²blico los legajos familiares
Al madrile?o Gonzalo Crespi de Valldaura le contemplan ocho siglos de historia. Es el conde de Orgaz, t¨ªtulo que le concedi¨® a uno de sus antepasados el emperador Carlos V en 1529, aunque el se?or¨ªo exist¨ªa desde el siglo XIII. Crespi ha decidido ahora reunir el extenso archivo de la familia -que contiene antiqu¨ªsimos documentos de la historia de Espa?a- y ponerlo a disposici¨®n de los investigadores y del p¨²blico. Explica que es una especie de registro de la propiedad, donde tambi¨¦n se pueden encontrar textos legales tan valiosos y ¨²nicos como el fuero por el que se reg¨ªan los moriscos en sus propiedades de Valencia en la ¨¦poca inmediatamente anterior a los Reyes Cat¨®Iicos, o colecciones epistolares de sus antepasados -que ocuparon puestos militares, civiles y religiosos relevantes- con vanos reyes y autoridades eclesi¨¢sticas, y tambi¨¦n falsificaciones antiqu¨ªsimas.La familia estuvo siempre muy vinculada a Madrid, donde se instalaron hace tres siglos. La casa de los Orgaz estaba situada en la Gran V¨ªa, donde ahora se ubica el Palacio de la Prensa, y fue expropiada y derribada para construir la c¨¦ntrica avenida madrile?a. A uno de sus antepasados, el mismo cuyo entierro inmortaliz¨® El Greco en el famoso cuadro que se conserva en Toledo, el rey Fernando IV le concedi¨®, en el siglo XIV, una serie de bienes y derechos sobre la capital: el portazgo (peaje de entrada a la ciudad) y el cobro de una tasa sobre el comercio del pan y el aceite en la capital.
El actual conde de Orgaz, que naci¨® hace 60 a?os y es presidente ejecutivo de la asociaci¨®n Ayuda en Acci¨®n, una ONG cuya delegaci¨®n espa?ola ¨¦l mismo fund¨® en Madrid hace 15 a?os, se propone evitar la dispersi¨®n de sus legajos y donarlos a una fundaci¨®n para que all¨ª puedan ser conservados y consultados. "S¨®lo mi archivo ocupa 60 metros cuadrados, y, teniendo en cuenta el precio del suelo en Madrid, el coste de mantenerlo es muy elevado. Por eso lo tengo en mi casa de ?vila, y all¨ª lo consultan una media de cinco personas al a?o", explica Crespi.
Hasta hace cuatro generaciones, la fortuna de los Orgaz era inmensa. "Aunque las propiedades estaban muy dispersas y ten¨ªan poca rentabilidad. Mi bisabuelo se endeud¨® con las guerras carlistas y tuvo que liquidar gran parte de sus bienes para pagar las deudas contra¨ªdas". Al actual conde apenas le llegaron los privilegios. "El ¨²nico derecho residual que tuve fue un pasaporte diplom¨¢tico, que era absolutamente in¨²til. De todos modos, los socialistas lo suprimieron a principios de los ochenta". Se queja de que ni siquiera le pemiten poner el t¨ªtulo en sus documentos de identidad. "Alegan que el DNI es muy peque?o y no cabe. No es justo. Si nosotros pagamos a Hacienda para que se nos reconozca, deber¨ªamos tener libertad para decidir si consta o no".
Comenta que ser conde le ha determinado la vida. "En mi familia hemos vivido con lo que nos parec¨ªa correcto de acuerdo con nuestro nombre. [En el club privado de Madrid donde se realiz¨® esta entrevista, el servicio siempre se dirig¨ªa a ¨¦l como "se?or conde"]. Pero tambi¨¦n consideramos que el t¨ªtulo, conllevaba m¨¢s cargas que ventajas. A m¨ª, por ejemplo, se me dijo que no pod¨ªa ser diplom¨¢tico porque, al ser heredero, no deb¨ªa abandonar el pa¨ªs".
Se defiende de la fama de haraganes que hist¨®ricamente, y sobre todo en Espa?a, han tenido los nobles. "Al menos en mi familia no ha sido as¨ª, y mi archivo est¨¢ lleno de ejemplos que demuestran lo contrario. Mi padre era militar; por tanto, trabajaba, y en mi caso, tampoco se dud¨® de que lo har¨ªa", y a?ade, como prueba cercana, que los Orgaz fueron promotores del metro de Madrid e invirtieron mucho dinero en su construcci¨®n. Tambi¨¦n dieron nombre a una de las zonas m¨¢s caras de la capital. El primer trabajo de Crespi fue en una agencia de publicidad como ejecutivo de cuentas. "Cuando se enteraron de que era conde, me miraron como si fuera un diplodocus. No pegaba demasiado que un noble se integrara en un ambiente progre como aqu¨¦l. Pero consegu¨ª hacerlo, y all¨ª estuve hasta 1970".
Tampoco se libr¨® del servicio militar, donde enseguida se conoci¨® su rango aristocr¨¢tico. "Pero no lo utilizaba, porque hubiera quedado un tanto rid¨ªculo que me llamaran recluta conde de Orgaz". Casado, con cinco hijos, dedica la mayor parte de su tiempo a Ayuda en Acci¨®n y tambi¨¦n a atender sus negocios inmobiliarios y sus tierras y ganado.
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