Las funciones de la Universidad
La reflexi¨®n sobre el papel de la Universidad en la sociedad de hoy es una tentaci¨®n permanente. Desde su origen, su fin es la creaci¨®n y la transmisi¨®n de la ciencia, de la t¨¦cnica y de la cultura; del conocimiento, en suma, concebido en su m¨¢s amplia y noble acepci¨®n. Parece tambi¨¦n, de acuerdo con otro criterio clave en nuestra ¨¦poca, que un objetivo no menos importante es la "preparaci¨®n para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicaci¨®n de conocimientos cient¨ªficos, o para la creaci¨®n art¨ªstica". As¨ª lo reconoce el primer art¨ªculo de la Ley de Reforma Universitaria. El equilibrio y la armon¨ªa entre ambos y no su contraposici¨®n es el desaf¨ªo universitario.Es evidente que la Universidad, en su concepci¨®n tradicional, no satisface ya las exigencias de capacitaci¨®n profesional de sus estudiantes: s¨®lida formaci¨®n en materias b¨¢sicas, flexibilidad para adaptarse al mercado cambiante de trabajo, buena capacidad de aprendizaje, facilidad de comunicaci¨®n y debate, preparaci¨®n en el uso y aprovechamiento de la informaci¨®n, capacidad de iniciativa, conocimiento de idiomas y culturas diversos... Sin embargo, es injusto no reconocer que el sistema universitario espa?ol, en los ¨²ltimos a?os, ha hecho un notable esfuerzo por incorporarse a este planteamiento de modernidad; han contribuido a ello los desarrollos en la diversificaci¨®n de las universidades, de evaluaci¨®n de la calidad, de adquisici¨®n de recursos t¨¦cnicos, informativos e inform¨¢ticos...En definitiva: hay en Espa?a, por un lado, una Universidad valiosa, m¨²ltiple, de masas, tal vez demasiado anclada en valores y m¨¦todos tradicionales y a¨²n poco competitiva; hay tambi¨¦n una tendencia, positiva, hacia la apertura, la concepci¨®n internacional, la calidad y la investigaci¨®n. Subsisten, sin embargo, preguntas que deben preocupamos: ?Es adecuado el ritmo? ?Facilitar¨¢ nuestra formaci¨®n universitaria la adaptaci¨®n al empleo temporal, al empleo a tiempo parcial, al teleempleo, a todas esas previsibles amenazas y oportunidades que se ciernen sobre el futuro de nuestros j¨®venes? ?C¨®mo adaptar los esquemas universitarios para integrar procesos formativos desarrollados a lo largo de la vida? ?Perderemos en el cambio nuestros valores, nuestra identidad?
En cuanto a la relaci¨®n entre titulaci¨®n universitaria y mercado laboral, la Universidad debe plantearse tambi¨¦n otros interrogantes: ?C¨®mo dar respuesta a la salida profesional de j¨®venes que no est¨¢n satisfechos con la carrera elegida, y a las personas mayores que acceden a la Universidad para adquirir una nueva profesi¨®n, empujados por el desempleo, o simplemente por realizaci¨®n personal? ?Qu¨¦ iniciativas surgen para equilibrar, tambi¨¦n, el acceso restringido de la mujer a ciertas profesiones (sobre todo t¨¦cnicas) en las que su presencia es todav¨ªa injustamente escasa?
Las respuestas, aunque complejas y discutibles, tienen, a mi juicio, un denominador com¨²n: Es necesario redefinir las funciones de la Universidad. No es aceptable la visi¨®n de la instituci¨®n univesitaria como una mera cantera de profesionales. Hay que desvincular los conceptos de formaci¨®n universitaria y acceso a un puesto de trabajo. Por el contrario, hay que reforzar la visi¨®n de la Universidad como "creaci¨®n, desarrollo, transmisi¨®n y cr¨ªtica de la ciencia, la t¨¦cnica y la cultura". Es decir, el concepto cl¨¢sico de universitas, pero con una componente nueva: La solidaridad. La educaci¨®n y la formaci¨®n son elementos prioritarios para la igualdad y la lucha contra la exclusi¨®n y la marginaci¨®n en una sociedad avanzada como la nuestra.
Para ello es imprescindible desarrollar una cultura de la calidad, esforzarse en adoptar modelos modernos de organizaci¨®n y gesti¨®n, prestar atenci¨®n a la formaci¨®n total de sus estudiantes, integrarse en el medio social, hacer de motor del desarrollo regional y cultivar la vocaci¨®n intemacional.
Francisco Michavila es secretario general del Consejo de Universidades.
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