El Papa acepta la invitaci¨®n de Fidel Castro para visitar Cuba el pr¨®ximo a?o
, El principal objetivo del viaje de Fidel Castro a Italia qued¨® ayer cumplido plenamente cuando la Santa Sede anunci¨¦ que el Papa habla aceptado la invitaci¨®n para visitar Cuba, "concretamente en 1997", durante su primer encuentro con el dirigente s¨ªmbolo de la resistencia a la muerte del comunismo. El Pont¨ªfice que contribuy¨® decisivamente a la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y el comandante en jefe cubano que vive en estado de guerra con Washington mantuvieron "un di¨¢logo abierto y claro" durante 35 minutos. Hablaron del embargo norteamericano, de la Iglesia y de derechos humanos.
Nada autoriza, en realidad, a suponer que Castro tratara de convencer al Papa de que el derecho del hombre a la alimentaci¨®n y la salud precede a los derechos de reuni¨®n y otras libertades, o que le envolviera en un discurso de solidaridad que tiene m¨¢s de un punto en com¨²n con el que suele hacer Juan Pablo II. La audiencia se celebro en espa?ol a puerta cerrada, en la biblioteca personal del Papa.Joaqu¨ªn Navarro Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, cont¨® que en el dintel del despacho, antes de que se cerrara la puerta y tras llegar al Vaticano con una imponente escolta de unos 20 coches que incluia uno dotado de una ametralladora en el techo, Castro le dijo al Papa: "Santidad, es para mi un honor". Y que el Papa le contest¨®: "Gracias por su visita. Sea bienvenido". Castro regal¨® al, Papa una concha decorada con una escultura de plata, y recibi¨® las tres medallas del pontificado, emitidas este a?o.
El portavoz a?adi¨® que los dos jefes de Estado examinaron durante esta entrevista de car¨¢cter privado "cuestiones corno la normalizaci¨®n de las condiciones de existencia de la Iglesia en Cuba y, en general, el papel de los creyentes, cat¨®licos o no, en la vida nacional cubana". Confirm¨® Navarro que un inter¨¦s fundamental de la Iglesia en Cuba es lograr un mayor acceso a los medios de comunicaci¨®n y una mayor presencia pastoral que la que pueden dar los 200 sacerdotes que all¨ª viven. Dijo que "Castro apreci¨® mucho el papel de la Iglesia en la educaci¨®n y en la asistencia", y opin¨® que Castro no pidi¨® probablemente una condena directa del embargo, porque el Papa ha hablado ya suficientemente contra ese tipo de medidas, tanto en general como referidas al caso cubano.
Pero "lo m¨¢s importante", subray¨® el propio Navarro, "es que el Papa haya aceptado la invitaci¨®n para visitar Cuba". Ayer no se fij¨® una fecha de realizaci¨®n de ese viaje, que tambi¨¦n Castro considera "muy importante" para romper el aislamiento de su pa¨ªs. Esto, sin temor a las cr¨ªticas a su propio r¨¦gimen que puedan producirse, en la medida en que el Pont¨ªfice no renuncia nunca a la libertad de decir en cada sitio lo que considera oportuno, seg¨²n record¨® ayer Navarro.
Las dos partes, a?adi¨® el portavoz, "insistieron en que conf¨ªan en que el viaje se pueda ha cer durante el pr¨®ximo a?o", Una oportunidad podr¨ªa ser la visita a Brasil que Juan Pablo II tiene previsto realizar en octubre de 1997, "pero no es la ¨²nica", afirm¨® el portavoz vaticano.
"Mi bendici¨®n"
"Santidad, espero verle pronto en Cuba", dijo Castro para despedirse. "Gracias, Mi, bendici¨®n para el todo el pueblo cubano", le respondi¨® Juan Pablo II. El portavoz no precis¨® sobre si el Papa condicion¨® el viaje a que Cuba realice progresos en el campo democr¨¢tico, y dijo que "el simple hecho de que Castro haya estado aqu¨ª hablando de ciertas cosas es ya importante"."Algunos aspectos concretos de la reconciliaci¨®n cubana y de la posici¨®n de Cuba en la escena internacional" fueron, junto a 1a vida de los cat¨®licos en Cuba", los temas tratados por Castro y su ministro de Exteriores, Roberto Robaina, en una entrevista sucesiva, de unos 45 minutos, con el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, y con monse?or Jean Louis Tautan, ministro vaticano de Exteriores. En definitiva, los temas est¨¢n claros, aunque sea pronto para decir si este di¨¢logo llegar¨¢ a tener efectos comparables al que tuvo el de Juan Pablo II con Mijail Gorbachov, que casualmente visit¨® el pasado lunes al Pont¨ªfice.
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