El Papa mueve pieza
EL PAPA ha movido pieza, y ha iniciado, con el di¨¢logo, una partida en Cuba. Juan Pablo II, quien tanto contribuy¨® a la ca¨ªda del comunismo en la Europa del Este, recibi¨® ayer en el Vaticano al presidente de uno de los ¨²ltimos r¨¦gimenes comunistas del mundo, Fidel Castro, y acept¨® su invitaci¨®n para visitar la isla en 1997. Sabe, sin duda, que su gesto puede servir a la dictadura cubana para aliviar su creciente aislamiento intemacional. Pero, a medio plazo, la din¨¢mica que se ha puesto en marcha puede hacer entrar a Cuba en una irreversible transici¨®n hacia la democracia. En esto, la diplomacia vaticana ha elegido el camino opuesto al de Aznar.Juan Pablo II trata de ampliar el espacio p¨²blico de una Iglesia cat¨®lica que hoy s¨®lo cuenta con 200 sacerdotes en toda la isla para una poblaci¨®n de 11 millones. Con vistas a la transici¨®n cubana, las perspectivas de su visita a la isla y su futura presencia en ella pueden facilitar una cierta apertura. Adem¨¢s, la Iglesia se sit¨²a tambi¨¦n como un punto de referencia central, cuya importancia aumenta debido a las enormes dificultades que encuentra cualquier grupo de oposici¨®n interna.
No se trata de una partida de ajedrez cuyo ¨²nico fin es dar jaque mate al rey Castro, sino de un proceso m¨¢s parecido al juego chino del go, en el que lo principal es ir ganando posiciones para el d¨ªa de despu¨¦s. Juan Pablo II, que en 1994 nombr¨® por vez primera cardenal a un cubano, no ha esperado a que Castro moviera pieza, por seguir con la expresi¨®n utilizada por Aznar tras su poco afortunado encuentro en Chile con el presidente cubano, para ir situando fichas en un complejo tablero. El Vaticano no ha realizado quiebros en su posici¨®n. Denuncia el embargo comercial norteamericano contra Cuba y avanza en una l¨ªnea muy vaticana: el di¨¢logo con el poder existente, sin por ello renunciar a hablar con la oposici¨®n, dentro y fuera del pa¨ªs. Juan Pablo 11, seg¨²n la versi¨®n vaticana, ha planteado condiciones a lo que ser¨ªa su viaje al ¨²ltimo pa¨ªs de habla hispana de Am¨¦rica cuya tierra le queda por pisar: "Ir donde quiera y hablar de lo que quiera". Y probablemente esperar¨¢ a ver la evoluci¨®n cubana en los pr¨®ximos meses antes de fijar una fecha definitiva para su viaje.
Pero justamente al adoptar esta postura alejada de toda idea de embargo, ya sea comercial, de cooperaci¨®n o, pol¨ªtico, el Vaticano refleja que la v¨ªa para fomentar transiciones no puede ser s¨®lo el palo, sino el di¨¢logo y una contaminaci¨®n con las libertades que tan buenos resultados ha dado en Europa, especialmente en Alemania del Este. En esta pol¨ªtica no hay visos de seguidismo de la pol¨ªtica norteamericana.
Castro, m¨¢s con aspecto de pope ortodoxo que de comandante de la revoluci¨®n, probablemente piense en utilizar la buena disposici¨®n vaticana en su favor. Pero ayer, en Roma, cuid¨® las formas, dirigi¨¦ndose al Papa como "Santo Padre", seg¨²n la versi¨®n del Vaticano, y posteriormente conversando con el secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, y con el jefe de la diplomacia vaticana, el arzobispo Jean-Louis Tauran, adem¨¢s de almorzar con importantes personalidades de la Curia romana relacionadas con los asuntos cubanos. La visita, oficialmente privada, de Castro al Papa puede contribuir a que se genere una din¨¢mica que lleve a Cuba hacia la libertad. Sus anfitriones ense?aron a Castro los tesoros art¨ªsticos de este peque?o Estado del mundo. Contemplando El juicio final en la Capilla Sixtina, ?en qu¨¦ pensar¨ªa Fidel Castro? Tal vez en que ahora le toca mover pieza a ¨¦l.
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