Venta de pisos
Todas las tardes, al salir de la oficina, me voy a ver pisos. Es una enfermedad, ya lo s¨¦, pero hay enfermedades que gustan y ¨¦sta me vuelve loco. Peor es una ¨²lcera o una cirrosis. Yo he tenido de todo, latirismo y faringitis cr¨®nica tambi¨¦n, as¨ª que puedo comparar. Padezco secuelas de una sinusitis antigua, de manera que los d¨ªas nublados me despierto un poco aturdido y como con pulsos en las sienes. Entonces prefiero visitar la zona sur, porque sus pisos, creo yo, padecen tambi¨¦n de congesti¨®n y me identifico con ellos. Los vendedores, pendientes de ocultar otras cosas, no se dan cuenta, pero las viviendas del cuadrante meridional tienen el tracto respiratorio algo inflamado, como si respiraran humos t¨®xicos. Y si entras en el sal¨®n de una de esas casas, por limpio que parezca a primera vista, en seguida ves peque?as migra?as distribuidas por todos los rincones. Seg¨²n una encuesta sin valor estad¨ªstico, en las farmacias de estos barrios se venden m¨¢s analg¨¦sicos que en todo el resto de Madrid.En cambio, si el d¨ªa amanece despejado, busco en los anuncios un par de pisos de la zona norte y me paso una hora en cada uno comprob¨¢ndolo todo, como si lo fuera a comprar, ya me gustar¨ªa. Los vendedores se ponen un poco nerviosos, algunos se dan cuenta de que pierden el tiempo conmigo, pero yo paso por alto sus gestos de impaciencia. Los pisos del norte n o tienen sinusitis, desde luego, pero son dados a las afecciones g¨¢stricas. Lo noto en seguida porque soy muy sensible a estas influencias.
Hace unas semanas estuve en la avenida de Am¨¦rica, viendo una casa con un. pasillo muy oscuro. Lo recorr¨ª despacio, con la vendedora, que era jovenc¨ªsima, delante de m¨ª, abri¨¦ndome las puertas de las habitaciones vac¨ªas. Al fondo de la vivienda, a la derecha, hab¨ªa un peque?o recodo absurdo, sin funci¨®n org¨¢nica, como la ves¨ªcula o el ap¨¦ndice. Percib¨ª en seguida un jugo amargo en la boca y una amenaza de ardor de est¨®mago.
-Me gusta la casa -dije-, pero tiene una ¨²lcera.
Normalmente no hago comentarios de este tipo, pero me hab¨ªa enamorado de la vendedora y me pareci¨® que era un modo de intimar con ella.
-No s¨¦ lo que tendr¨¢ -replic¨®-, pero a m¨ª se me revuelve el est¨®mago cada vez que la ense?o.
En ese edificio hab¨ªa otro piso en venta del la misma inmobiliaria, as¨ª que subimos a verlo. En el dormitorio principal percib¨ª en seguida unos p¨®lipos id¨¦nticos a los que le extirparon a Reagan al final de su mandato. Le tap¨¦ los ojos a la chica para evitarle la visi¨®n del carcinoma estadounidense, pero se crey¨® que quer¨ªa violarla y comenz¨® a dar gritos.
Salimos de la vivienda huyendo cada uno del otro y al d¨ªa siguiente me enter¨¦ de que, en efecto, hab¨ªa un loco que aprovechaba esta clase de citas para agredir sexualmente a las mujeres. As¨ª que estuve unos d¨ªas sin visitar los pisos de la zona norte y hac¨ªa unas digestiones estupendas, pero se me inflamaron mucho las mucosas de los senos frontales por abusar de la zona sur. Adem¨¢s, como vivo hacia el este, en una urbanizaci¨®n de la carretera de Valencia que se caracteriza por las afecciones pulmonares, cog¨ª una bronquitis al tercer d¨ªa de quedarme en casa con mi madre.
Por fin detuvieron al violador, por lo menos a uno de ellos, porque hay varios, y me atrev¨ª a regresar a la zona norte. Pero s¨®lo visitaba ¨¢ticos, principalmente en los alrededores de Clara del Rey y Coraz¨®n de Mar¨ªa. Los ¨¢ticos son muy recomendables para combatir la sinusitis. Entras en ellos y es como penetrar en el interior de una calavera sin telara?as ni mucosa, sobre todo si no est¨¢n amueblados. Hace unos d¨ªas estuve en uno que venden al final de L¨®pez de Hoyos y al abrir las ventanas not¨¦ que se me despejaban los senos y se me dilataban los bronquios sin necesidad de gotas o aerosoles.
Lo malo es que ahora acaban de violar a una chica en un ¨¢tico y ya me da miedo tambi¨¦n moverme en este territorio. De seguir as¨ª las cosas, voy a tener que dedicarme a las naves industriales, que no me gustan, la verdad, porque aunque tienen una salud de hierro padecen muchos desequilibrios psicol¨®gicos. En fin.
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