La casa bruja
La historia de dos ancianas de Orense encerradas en una cuadra tras 30 a?os sin hablar con nadie
Nieves y Aurora nunca volvieron a fiarse de la gente desde los d¨ªas en que muri¨® su madre y les expropiaron una porci¨®n de las fincas. De eso hace casi treinta a?os, pero a¨²n hoy permanecen en la fachada de su casa las extra?as cruces blancas que las dos hermanas pintaron entonces para ahuyentar a las visitas. Tambi¨¦n fue por esa ¨¦poca cuando dejaron de contestar a los saludos de los vecinos. La gente empez¨® a llamarlas "As Bruxas do Mato", una aldea del municipio orensano de Maside.
Han resistido hasta los ochenta y pico a?os, Aurora ya ciega, y Nieves cuidando de los animales y de la casa, una vivienda desvencijada, sin muebles, ni luz, ni agua corriente, que ardi¨® el pasado 14 de noviembre. Las dos ancianas se refugiaron tras el incendio en el ¨²ltimo reducto de su propieadad: una cuadra subterr¨¢nea, de la que durante dos semanas no pudo sacarlas ni la Guardia Civil. El jueves la abandonaron al fin por su propio pie.
A Rosita, la tendera que les estuvo llevando comida durante los ¨²ltimos d¨ªas, Nieves y Aurora le confesaron que tiempo atr¨¢s Dios ya las hab¨ªa avisado de que su casa iba a ser destruida por las llamas. El mismo Dios volvi¨® a ordenares tras el fuego que dejasen la casa tal como estaba. Por eso se atrincheraron dentro de la cuadra, en un habit¨¢culo de apenas dos metros cuadrados, con el suelo de tierra y el agua de la lluvia filtr¨¢ndose por el techo, al que se accede a trav¨¦s de un pasadizo oscuro. Desde all¨ª amenazaron a la Guardia Civil con verterle encima aceite hirviendo.
Nieves y Aurora nunca se mientan por sus nombres; se llaman una a la otra "compa?a" ["compa?¨ªa"]. Aunque en la huerta cultivan uva y berzas, y tienen algunas gallinas, en realidad han vivido de la limosna. No de pedirles a sus vecinos, con los que no cruzaban palabra, sino de mendigar en O Carballi?o o en otros pueblos grandes de la comarca. Tambi¨¦n recog¨ªan chatarra para amurallar la finca (cap¨®s de coches, el anuncio de un coto de caza, una marquesina entera ... ) y colgaban a la entrada mu?ecas rescatadas de la basura. Los que viven en los aIrededores no tienen queja de ellas, pero a todos los ni?os nacidos en O Mato en los ¨²ltimos 30 a?os se les ha advertido que no se acerquen a la casa le "As Ritas", el apodo de la familia.
La noche del incendio, que empez¨® seguramente en uno e los fuegos que hac¨ªan para alentarse y preparar su escasa comida, no rechazaron la ayuda de los vecinos sol¨ªcitos. La ente se agolp¨® en la casa, y las os hermanas parec¨ªan muy agradecidas; a algunos incluso s preguntaron c¨®mo les iba la vida. En los d¨ªas siguientes fueron regresando a su hermetismo. S¨®lo aceptaban ya la presencia de Rosita, la tendera. Rosita es Rosa B¨¦rtolo, una mujer generosa. Durante una semana llev¨® galletas, chocolatinas y leche a Nieves y a Aurora. "Te ha enviado Dios", le dec¨ªan ellas, "t¨² eres la Virgen de los Remedios".
La juez de O Carballifio, Ana Santos, acudi¨® a la casa acompa?ada de un forense, y aunque s¨®lo pudo intercambiar con ellas algunas palabras, dict¨® orden para su acogida en un centro sanitario. Pero al resistirse Nieves y Aurora, la magistrada prefiri¨® no forzar el desalojo.
Cuando el pasado jueves la juez Ana Santos logr¨® acceder al interior del habit¨¢culo en compa?¨ªa de la Guardia Civil, la Cruz Roja, el forense y el cura de la parroquia, se coc¨ªa al fuego un precario caldo de verdura. Parece milagroso que dos octogenarias lograsen sobrevivir en tal situaci¨®n., Pero a los vecinos de O Mato no les extra?a: hablan y no paran de su fortaleza. La vivienda va a ser reparada por el Ayuntamiento de Maside mientras Nieves y Aurora permanezcan en el hospital de Orense donde fueron internadas y se encuentran "bien y tranquilas", seg¨²n el parte m¨¦dico. Tal vez su capacidad de resistencia hab¨ªa llegado al l¨ªmite. El jueves bast¨® un intercambio de palabras para que as dos ancianas se entregasen en brazos de la Cruz Roja. Nieves s¨®lo pregunt¨® ad¨®nde as llevaban. A Aurora cost¨® algo m¨¢s convencerla. Adem¨¢s de ciega, arrastra tambi¨¦n una cojera.
"No sabemos", dice la juez, ,si lo ten¨ªa de antes o llev¨® un golpe durante el incendio. Como en 30 a?os nadie se ha preocupado por ellas ..."
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