Todo es ya pasado

"Vous aimez Saint Bernard? Moi, je l'aime beaucoup". A¨²n oigo la voz de Georges Duby en su despacho del Coll¨¦ge de France: se refer¨ªa a su ¨²ltimo libro, San Bernardo y el arte cisterciense (1976). En este libro Duby se hab¨ªa introducido en un territorio que ¨¦l consideraba fuera de su estricta especialidad, se sent¨ªa invasor de un espacio ajeno, pero tambi¨¦n creo que sab¨ªa que lo comprend¨ªa mejor que los especialistas. No era la primera vez que se ocupaba del arte, aunque en la ocasi¨®n anterior Albert Skira hab¨ªa sido el gran .responsable, al encargarle los libros de gran formato con ilustraciones que luego reunir¨ªa en Tiempo de catedrales (1976). En San Bernardo se percib¨ªa la fascinaci¨®n de Duby por el desierto de formas impuesto por el gran monje cisterciense, que en un art¨ªculo fue comparado con el informalismo de un soupault. El historiador de las mentalidades, del imaginario de las sociedades, sent¨ªa aut¨¦ntica pasi¨®n por el arte, como si el arte fuera la historia misma petrificada. Su comprensi¨®n del objeto art¨ªstico proced¨ªa de situarlo en una red compleja de factores m¨²ltiples donde todos estaban conectados. "En la historia nunca hay un factor dominante", repet¨ªa.El an¨¢lisis de la obra de arte en Georges Duby s¨®lo conoce, a mi modo de ver, un precedente que adem¨¢s es un precedente inacabado o, mejor dicho, no realizado: es el proyecto de estudio de los Pasajes parisinos de Walter Benjamin. Los objetos art¨ªsticos medievales brillan en los textos de Duby iluminados por la comprensi¨®n hist¨®rica. Y Duby en persona, captado por las c¨¢maras, present¨® al gran p¨²blico la Edad Media desde el discurso sobre el arte en una de esas series televisivas que vio todo Par¨ªs y que puso irremediablemente de moda a la Edad Media en los a?os 80.

Desde mi formaci¨®n universitaria en los a?os 70 he identificado siempre Edad Media con Georges Duby. En las clases y seminarios de J. E. Ru¨ªz Domenec, Duby aparec¨ªa como el gran historiador del mundo medieval, sobre todo el gran historiador de otra Edad Media. La lectura de Le dimanche de Bouvines (1973) la recuerdo como un aut¨¦ntico acontecimiento: "La batalla no es la guerra. Labatalla es lo que precede a la paz". Siempre he pensado que hay frases en las que se condensa todo el secreto de un escritor. Creo que ¨¦sta define a Georges Duby, como la primera frase de Salambo contiene todo el arte narrativo de Gustave Flaubert. En ella asoma lo que en apariencia es una paradoja y en su simplicidad sorprende la precisi¨®n terminol¨®gica. Es una frase exacta y en su exactitud derriba una concepci¨®n anterior de las cosas para instaurar una nueva. Es la precisi¨®n de Los tres ¨®rdenes o lo imaginario del feudalismo (1978), posiblemente su. obra cumbre y.en donde resuenan las preguntas del historiador: ?cu¨¢ndo, d¨®nde, c¨®mo, por qu¨¦?, que no cree en las estructuras latentes, y menos a¨²n en las arquetipales. Pero tambi¨¦n recuerdo la veneraci¨®n con la que Georges Duby me mostr¨® en el Coll¨¨ge de France la biblioteca de Georges Dum¨¦zil.

Le¨ª su autobiograf¨ªa (La historia contin¨²a, 1991) y entonces lament¨¦ que s¨®lo hablara de su yo profesional y de su oficio como historiador. Aunque ahora creo entenderlo mejor: Duby se sinti¨® siempre artesano, nunca artista.

Todo es ya pasado. Me acaban de comunicar que hoy ha muerto Georges Duby. Es una noticia terrible. Siento como si con su muerte se acabara un mundo en esa extra?a coincidencia, que a veces ocurre, entre el tiempo de la historia y el tiempo de la vida.