El d¨ªa despu¨¦s
Existen varias maneras de superar los efectos de una derrota del Bar?a contra el Real Madrid. Se puede beber hasta perder el conocimiento o darse cabezazos contra la pared para que los golpes le provoquen a uno amnesia y se olvide de la terrible pesadilla que anoche asol¨® el Bernab¨¦u. Otro recurso, casi suicida, consiste en acusar al Real Madrid de haber ganado haciendo trampas. Aunque el ¨¢rbitro no influy¨® en el resultado, tenemos la obligaci¨®n de echarle toda la maldita culpa e insultarle no como se merece, sino como nos conviene hacer creer que se merece. As¨ª nuestra situaci¨®n parecer¨¢ menos dram¨¢tica de lo que es en realidad. A pesar de que los defensas madridistas no intentaron romper ninguna pierna, criticaremos su juego sucio y diremos que as¨ª cualquiera. ?Y los largueros? ?Qu¨¦ me dicen de los largueros? ?Dos! Si esas pelotas hubieran entrado...Todas estas patra?as har¨¢n m¨¢s soportable el d¨ªa despu¨¦s -hoy- y nos permitir¨¢n andar por la calle sin sentir la verg¨¹enza de haber sido apaleados. Si, como ocurri¨® ayer, la victoria del Real Madrid fue justa y merecida, no debemos admitirlo. Nunca. Jam¨¢s. Bajo ning¨²n concepto. No debemos pensarlo siquiera. Eso podr¨ªa minar gravemente nuestra esencia barcelonista. Para evitar la tentaci¨®n de la ecuanimidad, repetiremos: el Real Madrid nunca puede ganamos justamente. Eso es imposible. Aunque haya jugado mejor que nosotros. Aunque nosotros hayamos jugado mal y aunque sepamos que, jugando as¨ª, no llegaremos a ninguna parte. Repetiremos: si el Madrid nos gana es porque ha hecho trampas. 0 porque le ayudan los ¨¢rbitros. Esa es la m¨¢xima que, llegado al momento, transmitiremos a nuestros hijos y nietos. Aunque no sea verdad. Aunque sepamos que nada nos hace m¨¢s ilusi¨®n que ganarle al Madrid, mentiremos y diremos que tampoco hay para tanto. Que s¨®lo es un partido m¨¢s. Tres miserables puntos de nada que podremos recuperar cuando nos salga de las narices -pa chulos, nosotros.
Aunque sintamos un nudo en el est¨®mago y no hayamos ni cenado ni dormido por culpa del disgusto, sonreiremos con suficiencia y le quitaremos m¨¦rito a la victoria madridista. No debemos mostrar debilidad. Eso es lo que quieren ellos. Los del Madrid. Los que siempre ganan haciendo trampas. Los que siempre ganan con la ayuda de los ¨¢rbitros. Los que siempre ganan dando patadas. Los que ni siquiera son m¨¢s que un club. ?Qui¨¦n dice que nos ganaron? ?Les dejamos ganar, que no es lo mismo!
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