Memoria
Hace unos a?os tuve la ocasi¨®n de opinar ante una asamblea internacional dedicada a la revisi¨®n del estalinismo, asamblea variopinta en la que Vanessa Redgrave pon¨ªa la mirada azul del trotskismo; las Madres de la Plaza de Mayo, su rond¨® de tenaces norias con los canjilones llenos de memoria; los historiadores, la voluntad de tomar partido entre v¨ªctimas y verdugos, y un servidor, la angustia, controlada sin ayuda, del izquierdista que presencia una vez m¨¢s el espect¨¢culo de la autoflagelaci¨®n de la izquierda mientras la Internacional Pija pide que nos pongamos de rodillas y avala la Soluci¨®n Final del capitalismo salvaje. Ahora me llegan dos productos culturales indispensables para la supervivencia, la pel¨ªcula de Rioyo y L¨®pez Linares Asaltar los cielos y las memorias de Elisa Ricol (Lise London), Roja primavera. La pel¨ªcula la catalogo como pieza necesaria para la expiaci¨®n definitiva de la memoria estalinista espa?ola, una espl¨¦ndida contribuci¨®n cat¨¢rtica a la asunci¨®n de nuestra responsabilidad con respecto a uno de los dos cr¨ªmenes ejemplares dentro de una posible revisi¨®n de la Historia Universal de la Infamia, el de Trotski y el de Nin. No est¨¢n mal las piezas. Son de caza mayor. Y junto a esta definitiva asunci¨®n autocr¨ªtica, el libro de la viuda de London refleja la capacidad de ilusi¨®n, autoenga?o, esperanza hist¨®rica de la militancia rom¨¢ntica comunista que ha escrito las m¨¢s hermosas y horribles p¨¢ginas ¨¦ticas de este siglo, en una constante, fatal tensi¨®n dial¨¦ctica entre humanismo y terror.
Y ya est¨¢ bien. Paco Fern¨¢ndez Buey cree que han desaparecido las condiciones que comportaron el desencuentro entre anarquistas, socialistas, comunistas terceristas, trotskistas, y algo habr¨ªa que hacer ante la ola de pornoeconomicismo que nos invade: no asaltar los cielos: s¨®lo impedir que todo el mundo sea Sicilia, como se tem¨ªa Sciascia.
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