Nonada, monada
Para quien viene de otras tierras, la riqueza ling¨¹¨ªstica castellana es una sorpresa y una delicia ya desde antes de llegar, s¨®lo con mirar el mapa: Moraleja de Enmedio (Madrid), Moraleja del Vino (Zamora), Gallegos del Pan (Zamora), La Hija de Dios (?vila), Salmorencillos de Arriba (Guadalajara), Navacepedilla de Corneja (?vila), Villaconejos de Trabaque (Guadalajara), Carbajosa de la Sagrada (Salamanca), Moreruela de los Infanzones (Zamora), Espino de los Doctores (Salamanca), Palacios del Pan (Zamora).... son nombres que s¨®lo Castilla ha sido capaz de inventar.Pero Madrid, en otro registro, no le va a la zaga. Aqu¨ª una carnicer¨ªa no se llama carnicer¨ªa, sino expendedur¨ªa de carne, nada menos. Aqu¨ª un P¨¦rez cualquiera abre un bar en la calle de C¨¢ceres, pongamos por caso, y no le llama -qu¨¦ vulgaridad- bar P¨¦rez o bar C¨¢ceres; lo bautiza bar Aqu¨ª el Museo de la Patata (sic). Aqu¨ª, uno que ofrece uniformes para ch¨®feres y camareros pinta en la camioneta: "Alquiler y venta de uniformidad en general" (se imagina uno al cliente, narigudo, estr¨¢bico, enano, esquizofr¨¦nico, necr¨®filo, que se decide al fin: "Vengo a comprar un poco de uniformidad, pago lo que sea..."). Aqu¨ª, uno que estaciona mal el coche y quiere impedir que se lo lleve la gr¨²a no inventa excusas banales como "estoy haciendo un recado" o "soy enfermera y estoy poniendo una inyecci¨®n", sino que escribe en una hoja: "Soy preventista de La Revoltosa. Vengo enseguida. Gracias". Cuando el sor prendido transe¨²nte escudri?a los papeles y sobres a la vista en el coche, descubre que "La Revoltosa" no es ni una comunera de Castilla ni una vedette de music hall, sino una inofensiva marca de bebidas carb¨®nicas, y deduce de paso que "preventista" debe de tener que ver con el comercio y no con el s¨¦ptimo d¨ªa; pero el susto inicial no se lo quita nadie. Como tampoco es f¨¢cil reponerse de la sorpresa de ver un cartel, a la puerta de una fotocopiadora de la calle de los Reyes, informando que "los libros est¨¢n en la tintorer¨ªa". Cierto que, de entrada, la fotocopiadora es m¨¢s bien at¨ªpica: luce en su escaparate varias plantas moribundas, papeles arrugados, algunos escombros de definici¨®n dif¨ªcil y un canario de malas pulgas que, desde su trapecio en una jaula blanca, se dedica a proyectar granos de mijo a medio metro a la redonda.
Y es que en Madrid no hay que sorprenderse de nada, no fuera uno a pasar por pueblerino. Yo, por ejemplo, el otro d¨ªa, en la esquina de mi casa me tropec¨¦ con un pajarraco disecado, de tama?o considerable, especie incierta, edad provecta y estado de conservaci¨®n dudoso, que llevaba prendido al pico, con una pinza de tender la ropa, un cartel que anunciaba: "Se vende". Y segu¨ª hacia el metro como si nada. Total, qu¨¦ va uno a esperar de un barrio donde en s¨®lo dos calles hay una Santa Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Pan para los Pobres, un sala X, que proyecta Los gemelos lo hacen dos veces, un teatro rococ¨® (el Lara), un convento de clausura (San Pl¨¢cido), un restaurante er¨®tico (La Olla Caliente) y una casquer¨ªa, am¨¦n de la taberna Pepita Comidas y la Sociedad Deportiva La Did¨¢ctica.
Pero de todo lo que he o¨ªdo o le¨ªdo en Madrid, mi texto preferido -una joya que rob¨¦, lo confieso, y tengo enmarcada- es una tarjeta impresa y plastificada que encontr¨¦ en una farmacia, junto a una hucha en forma de choza africana. Se titula, Dios sabe por qu¨¦, La peseta 'lentilla", y dice: "Esa moneda monada, / que no aprecias, / por enana, / entr¨¦gala a las misiones. / ?Que no es ninguna nonada!".
Nada comparable en Catalu?a. ?Ser¨¢ porque el castellano que all¨ª se habla no tiene ra¨ªces populares, sino que est¨¢ sacado de la televisi¨®n o del Mar¨ªa Moliner? Pero es que no es s¨®lo el castellano hablado en Catalu?a: tambi¨¦n el catal¨¢n carece de ese toque indefinible -entre rimbombante, po¨¦tico y humor¨ªstico- tan propio de Castilla. Siempre recuerdo a este respecto lo que en sus memorias (Coto vedado) recuerda Juan Goytisolo: su padre mostraba en la mano una luci¨¦rnaga, y tras paladear el hermoso nombre espa?ol del cole¨®ptero, lo comparaba con su prosaica traducci¨®n catalana: cuca de llum (gusano de luz). Nimiedades as¨ª definen a un pueblo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.