Vida socialsana
Una amiga me invit¨® a una cena de esas que no suelo frecuentar jam¨¢s, en el hotel m¨¢s emblem¨¢tico de Madrid, pura evocaci¨®n de la belle ¨¦poque, oh, la, la! Me resist¨ª cual gato panza arriba, pero ella gan¨® el combate por KO invocando el sacrosanto nombre de un jefe de cocina ultramontano, presunto art¨ªfice del susodicho ¨¢gape, convocado para presentar un perfume exquisito para gente exquisita, gente "como usted". Llegu¨¦ a la fiesta con puntualidad germ¨¢nica, limpio como un jaspe, y me sorprendi¨® comprobar que s¨®lo est¨¢bamos presentes mi amiga y la suya, y organizadora, una arist¨®crata de mucho fuste. As¨ª mantuvimos el tipo sus buenos veinte minutos, y yo deduje, agudo que soy, que esta gente no brillaba por su puntualidad. Lo malo es que no sal¨ªa nada para pic¨¢, emborracharse un poco y olvidar el embarazo que la situaci¨®n nos produc¨ªa.Media hora m¨¢s tarde de lo anunciado empez¨® a llegar gente, y enseguida c¨¢maras y flashes, cablazos por doquier, nada menos que do?a Tele. Una hora despu¨¦s hac¨ªa un calor horripilante, est¨¢bamos como sardinas en lata, la croqueta segu¨ªa sin comparecer, y no digamos la gamba con gabardina. Las presuntas marquesas de Serafin (?me alegro de que est¨¦s vivo, pr¨ªncipe!) se marchitaban m¨¢s todav¨ªa bajo el peso de las joyas y pieles, y buscaba yo a mi amiga para preguntarle por qu¨¦ narices est¨¢bamos pasando tanta hambre cuando se organiz¨® un gran bochinche, revivieron las marquesas y las c¨¢maras se pusieron a cien: ?llegaba el "famoso" por antonomasia, despechugado ¨¦l en medio de tanta etiqueta! Me avergonz¨® mucho no ser capaz de reconocerle, y mucho menos de rotularle, pero supe que hab¨ªamos llegado al cl¨ªmax de la presunta fiesta y comprend¨ª que todo el mundo hab¨ªa estado esperando al divo para intentar aparecer en la foto.
Salieron ahora las croquetas por otro extremo del sal¨®n', pero muy parcamente, y no conseguimos encontrarnos. La gamba ni siquiera lleg¨® a presentarse, que yo sepa, ?con lo t¨ªmidas que son!, se largaron los paparazzi y la "multitud desmelenada con sandalias de bronce" (Ortega), incluido yo, pas¨® por fin al comedor. En ese mismo momento se inici¨® el "anticI¨ªmax": el gran maestro ultramontano brill¨®, pero no con luz propia, sino por su ausencia, la cena fue banal, pretenciosa y muy escasa, cinco se?oras se cayeron con enorme estr¨¦pito, un desastre. Ni que decir tiene que acab¨¦ la velada hambriento, aburrido y arrepentido. Me fui ante el altar de H¨¦rcules y jur¨¦ que jam¨¢s volver¨ªa a salirme del tiesto.
Poco despu¨¦s recib¨ª la invitaci¨®n de un restaurante catal¨¢n que viene celebrando desde hace a?os una suculenta cena de setas para los ¨ªntimos. ?Ah!, pens¨¦, henos aqu¨ª restituidos al mundo de la aut¨¦ntica gastronom¨ªa, que jam¨¢s deb¨ª abandonar. De modo que acud¨ª, feliz como un conejo. Pero se equivoc¨® el conejo, se equivocaba, porque todo hab¨ªa cambiado y lo que me encontr¨¦ all¨ª fue una segunda edici¨®n de lo descrito antes: gente muy conocida salvo para mis colegas y para m¨ª, calor infernal, incomodidad y dram¨¢tica ausencia de croquetas y similares. Con una diferencia respecto al party anterior: aqu¨ª, de pronto, ni siquiera hab¨ªa cena.
Y ahora mismito vengo de otro restaurante de mucho post¨ªn donde una distinguida asociaci¨®n y una bodega de much¨ªsima solera convocaban un acto l¨²dico en torno al jam¨®n y al vino. Nos sorprendi¨® que nos entregasen a la entrada un papelito para puntuar, respectivamente, el jam¨®n de pienso, de recebo y de bellota; primero, porque nadie nos hab¨ªa advertido que se trataba de una cata; segundo, porque todos sabemos que el de bellota est¨¢ m¨¢s rico. M¨¢s asombroso result¨® el hecho de que, aunque, efectivamente, comparec¨ªa un jam¨®n de noble aspecto, su cortador mostraba tal abulia que parec¨ªa haber recibido estrictas instrucciones para que ahorrase. S¨®lo algunos amiguitos (del cortador, naturalmente) lograron llevarse un par de lonchillas a las fauces, as¨ª que ?c¨®mo, ¨ªbamos a juzgarlos los abstemios a la fuerza?
La vida social se ha vuelto en Madrid san¨ªsima: sale uno de las recepciones presuntamente gastron¨®micas con el colesterol, la glucosa, el ¨¢cido ¨²rico, los triglic¨¦ridos, las transaminasas y hasta el urobilin¨®geno... iguay!
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