Las mujeres del pintor

A lo largo de 33 a?os, el terceto integrado por el realizador norteamericano James Ivory, el productor indio Ismail Merchant y la novelista alemana Ruth Prawer Jhabvala ha realizado 25 pel¨ªculas dentro de una de las m¨¢s largas y fruct¨ªferas colaboraciones de la historia del cine. Tras una primera parte de su trabajo dedicada a hacer pel¨ªculas en la India, por la gran fascinaci¨®n que ejerce sobre los tres, en la segunda hacen concienzudas adaptaciones de grandes novelas escritas en ingl¨¦s, pero, a pesar de la frialdad de sus minuciosas producciones, consiguen llegar a ser conocidos en todo el mundo.En contra de lo que es habitual en su forma de trabajo, en esta ocasi¨®n el punto de partida no es una famosa novela, sino la biograf¨ªa de Arianna Stanissopoulos, Picasso: creador y destructor (1989). Ruth Prawer Jhabvala la utiliza para escribir un h¨¢bil gui¨®n centrado en las peculiares relaciones del pintor malague?o con las m¨²ltiples mujeres que llenan su larga y sensual vida y centrarse en la ¨²nica que fue capaz de abandonarle.

En 1943, al comienzo de la ocupaci¨®n alemana de Francia, durante la II Guerra Mundial, empieza la relaci¨®n entre un famoso Picasso de 62 a?os y la desconocida joven aspirante a pintora Fran?ose Gilot, de 23 a?os. Durante la d¨¦cada que dura su vida en com¨²n, ¨¦l mantiene relaciones con antiguas y nuevas amantes, ex esposas e hijos, pero llega un momento, en que tras ser madre de Paloma y Claude Picasso, ella no puede m¨¢s con sus extravagancias, su taca?er¨ªa y su tiran¨ªa, y se convierte en la ¨²nica de sus m¨²ltiples mujeres que le abandona.

A trav¨¦s del personaje de Fran?oise Gilot, que est¨¢ bien encarnado por la debutante Natascha MacElhone, su voz de fondo y algunas vueltas hacia atr¨¢s, se da una terrible, dura y fr¨ªa visi¨®n de Picasso. Un ser calculador y ego¨ªsta, que no se comprende c¨®mo tiene capacidad para seducir a las mujeres, al estar despose¨ªdo de sus indudables atractivos. A este retrato demasiado simplista colabora el vivo sir Anthony Hopkins, que supedita su trabajo interpretativo a resultar lo m¨¢s parecido posible f¨ªsicamente a su personaje, pero alej¨¢ndose de cualquier posible atractivo personal, salvo de su condici¨®n de genio.

El principal problema de las pel¨ªculas del terceto, Ivory-Merchant-Jhabvala, es la gran frialdad que destilan. Por lo que resultan perfectas cuando se limitan a adaptar al novelista brit¨¢nico E. M. Forster en Una habitaci¨®n con vistas (1985), Maurice (1987) y Regreso a Howards End (1992). Sin embargo, cuando deben narrar, como en esta ocasi¨®n, una historia apoyada en la pasi¨®n, el amor, los celos, el resultado queda muy lejos de la vida. Hay una buena producci¨®n, una muy cuidada ambientaci¨®n, una perfecta direcci¨®n, pero el resultado es una especie de gran bloque de hielo que nada tiene que ver ni con la verdad de los personajes ni con la intensidad del desarrollo dram¨¢tico de la historia que les une.