El ¨²ltimo viaje a Roma de Marcello Mastroianni
El f¨¦retro del actor fue cubierto Con flores de Pascua enviadas por su hija Chiara
ENVIADA ESPECIAL Hoy ser¨¢ enterrado en Roma Marcello Mastroianni junto a su madre y a su hermano. Desde el mediod¨ªa del s¨¢bado, el actor recibi¨® el homenaje de Roma, a la que no hab¨ªa querido regresar en los ¨²ltimos anos porque le desgarraba la idea de recorrerla sin su ¨ªntimo amigo el director, ya fallecido, Federico Fellini. Fellini y Mastroianni dieron a esta ciudad carta de naturaleza mundial cuando rodaron La dolce vita, en un momento en que el mundo no estaba para demasiadas alegr¨ªas.
Roma se hizo punto de peregrinaci¨®n para todo el planeta, y ahora, justamente, rinde homenaje a Marcello Mastroianni, el hombre que encam¨® las virtudes y defectos -sobre todo las primeras- del romano t¨ªpico. La ceremonia laica que se celebrar¨¢ hoy ser¨¢ presidida porel alcalde de Roma, Francesco Rutelli. Pasa a la p¨¢gina 32
Oraciones, pensamientos
Roma llena callada la ausencia de Mastroianni
Dice una de ellas: "Cuando est¨¢n aqu¨ª sentados / giran a menudo la cabeza / por si alg¨²n actor all¨ª aparece / buscando ver a Sordi, la Loren o Mastroianni". Los clientes se arraciman en tomo a Remo,, que muestra la foto en donde aparece el actor. Cerca, otro veterano camarero, Paolo, cuenta y no acaba cosas de cuando por aqu¨ª ven¨ªan el rey Faruk de Egipto y tantos otros. Hoy, el Caf¨¦ de Par¨ªs y la propia Via Veneto son s¨®lo recuerdos aptos para japoneses. Frente al Capitolio, montando guardia con los otros periodistas, se encuentra Rino Barillari, que antes de La dolce vita era fot¨®grafo y luego fue llamado, para siempre papparazzo, el t¨¦rmino acu?ado para definir a los cazadores de. famosos a ra¨ªz de aquella pel¨ªcula inolvidable: "No es que comiera con ¨¦l, pero a veces me lo encontraba en la calle, le hac¨ªa fotos, nos conoc¨ªamos", dice.Luego a?ade: "Era una persona muy gentil y muy vulnerable. Se enamoraba mucho y sufr¨ªa. Imag¨ªnese, aquella Italia que sal¨ªa de la guerra, cuando el boom econ¨®mico. El mundo estaba en crisis, empezaba la guerra del Vietnam, pero en Roma, en esta tierra piadosa, con Papa inclui do, la, gente . se divert¨ªa a morir. Marcello y todos aquellos s¨ª que hac¨ªan el amor. No como los ac tores de ahora, que est¨¢n todo el d¨ªa en el gimnasio. A nosotros, antes, cuando sal¨ªamos de Italia, nadie nos hac¨ªa caso, pero des pu¨¦s de La dolce vita dec¨ªamos que eramos pqpparazzi y se nos abr¨ªan las puertas. No, hoy no es un d¨ªa bueno para nadie de por aqu¨ª".
Paolo, el camarero del Caf¨¦ de Par¨ªs, los recuerda a todos. Era la ¨¦poca en que en plena Via Veneto se vend¨ªa en exclusiva perfume Chanel y se pod¨ªa comprar el Variety y revistas en donde sal¨ªan mujeres en biquini. "Pero Marcello pasaba el tiempo trabajando, le gustaba rodar. Siento un vac¨ªo, ?sabe?, porque en adelante nos faltar¨¢ alguien importante en el- cine, un buen italiano".
Y sonr¨ªe tristemente.
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