El Se?or de la Pesc
La idea de ponerle cara y voz a la Pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n (Pesc) de la Uni¨®n Europea puede parecer acertada. Pero tiene m¨¢s de gadget que de elemento esencial. Es como contratar a un buen tenor para cantar una ¨®pera que no tiene ni partitura, ni libreto. La priorIdad deber¨ªa estar en darle a la Pesc antes contenido que se?or¨ªo. ?Acaso, se espera que la existencia de un int¨¦rprete de la Pesc ayude a definir ¨¦sta? Aunque las instituciones contribuyen a crear contenido -el ¨®rgano puede crear la funci¨®n-, un se?or de la Pesc puede ser un elemento perturbador en una pol¨ªtica a¨²n incipiente.Es una pol¨ªtica muy peculiar. Debe ser com¨²n, como su nombre indica, pero probablemente no ser¨¢ ¨²nica como lo es la agr¨ªcola o la pesquera. ?Se puede pensar que por la Pesc Espa?a vaya a renunciar a unas relaciones especiales con Am¨¦rica Latina? No. Por el contrario, la dimensi¨®n europea aporta un plus a las pol¨ªticas nacionales que no s¨®lo deben intentar actuar en com¨²n sobre el m¨¢ximo de materias exteriores, sino sobre todo no hacer nada nacionalmente que vaya en contra de la pol¨ªtica colectiva de la Uni¨®n Europea.
En el intento de construir la Pesc se arrastran intereses nacionales y pr¨¢cticas bien distintas, problema que no se resuelve s¨®lo con una reforma del Tratado de Maastricht. Quiz¨¢s habr¨ªa que encontrar la forma de lograr, tambi¨¦n en este terreno, una convergencia paulatina que servir¨ªa para lo que piden Francia y Alemania: reforzar "la eficacia, la continuidad, la coherencia, la solidaridad y la visibilidad", de la Pesc.
Para estos fines podr¨ªa ser de gran utilidad esa "cl¨¢usula de solidaridad". que se baraja, por insistencia alemana pero que otros pa¨ªses defienden tambi¨¦n, y que significa que, en t¨¦rminos diplom¨¢ticos y sin llegar a la obligaci¨®n de un asistencia militar, los miembros de la Uni¨®n Europea se jurar¨ªan lealtad en los mismos t¨¦rminos que los mosqueteros de Alejandro Dumas: "Todos para uno y uno para todos". De aplicarse, valdr¨ªa m¨¢s que muchos votos por mayor¨ªa.
No deja de ser curiosos que la vieja propuesta francesa de un se?or de la Pesc -puesto para el cual se exigir¨ªa una persona de "la envergadura pol¨ªtica necesar¨ªa"- haya resurgido justo despu¨¦s de un viaje muy personal, aunque a la vez europeo, de Jacques Chirac por Oriente Pr¨®ximo que parece contradecir la idea inicial.
Es m¨¢s, fue despu¨¦s de ese recorrido cuando se confirm¨® el nombramiento, con menos grandilocuencia, de un enviado especial de los Quince en la zona, el espa?ol Miguel ?ngel Moratinos. Aunque habr¨¢ que esperar para apreciar su eficacia, es un sistema ya probado en otras ocasiones como en Yugoslavia, que puede resultar menos espectacular pero m¨¢s operativo que el se?or de la Pesc.
Introducir una personalidad de peso -?cabe imaginar a Val¨¨ry Giscard d'Estaing en tal puesto compitiendo en estrellazgo con Jacques Chirac?- como se?or de la Pesc en el engranaje de la Uni¨®n Europea podr¨ªa introducir disfuncionalidades en un equilibrio institucional que ha demostrado limitaciones, pero muchas ventajas.En realidad, el se?or¨ªo de la Pesc va en contra de la Europa de Monnet, en que la Comisi¨®n Europea y su presidente tienen un papel central. La creaci¨®n de tal figura puede parecer m¨¢s europe¨ªsta, pero lo es menos.
M¨¢s razonable parecer¨ªa la otra opci¨®n -que tambi¨¦n barajan Par¨ªs y Bonn- de que el se?or¨ªo de la, Pesc recayera en el secretario general del Consejo de Ministros, un cargo oscuro pero de gran poder que reclama m¨¢s luz p¨²blica y mayor peso pol¨ªtico. En consonancia, habr¨ªa que transformar tambi¨¦n a la troika comunitaria para que quedara integrada por este alto funcionario, el presidente de la Comisi¨®n o el comisario
encargado de Asuntos Exteriores y el presidente de turno del Consejo de Ministros. Con reformas o sin ellas, elemento esencial para el funcionamiento de la Pesc era la recuperaci¨®n por Alemania de una normalidad exterior reflejada a los siete a?os de la ca¨ªda del muro en su decisi¨®n de participar por vez primera desde el Fin de la II Guerra Mundial con tropas en una misi¨®n fuera de sus fronteras: en Bosnia. Sin Alemania, la Pesc no pod¨ªa funcionar., Con Alemania tiene posibilidades, que no garant¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.