Valores colectivos

Fue dificil el remonte de una no ballet que part¨ªa de la ausencia de uno de sus principales reclamos: el joven madrile?o de 21 a?os ?ngel Corella, exdisc¨ªpulo de V¨ªctor Ullate y hoy solista de ¨¦xito en el American Balle tTheatre. Pero la calidad, entrega y profesionalidad del resto de los artistas, hizo que hasta por momentos ni se notara la ausencia del muchacho, que en ¨²ltimas, fue sustituido por todos a la vez, que pusieron el alma en agradar al p¨²blico, conscientes acaso de que para algunos la cabeza estaba en otro sitio. Se impusieron los valores ¨¦ticos, solidarios y colectivos de la profesi¨®n del ballet.El programa estaba bien planteado, con variedad y buen gusto y hasta con novedades coreogr¨¢ficas de inter¨¦s, como los trabajos de van Cauwenbergh padre, llenos de humor y con una buen¨ªsima utilizaci¨®n del virtuosismo. La parte racial y m¨¢s espa?ola la ofreci¨® Mar¨ªa Viv¨®, que apareci¨® en escena espl¨¦ndidamente vestida a la antigua y que en sus modos puede recordar discretamente a Carmen Amaya. Viv¨® baila muy bien, se entrega a los desplantes y a los zapateados para darles un sentido y hasta una dimensi¨®n espacial m¨¢s terrenal.

El p¨²blico se rindi¨® a los saltos y evoluciones de Sinken, a los giros de Severian, al magnetismo de Fabre y al elegante donaire de van Cauenbergh. El aplauso merecido, para no olvidar a estos serios noveles ya en menesteres de estrellas del ma?ana.