El ¨²ltimo cambio de piel
Madonna, la mujer que controla su cuerpo a capricho, que respira al ritmo de la moda, que persigue el esc¨¢ndalo con sus juegos de diva del sexo, tiene desde hace anos una personal cuenta pendiente con Hollywood. Desde que inici¨® su carrera musical, la cantante ha deseado pasar de estrella del videoclip a estrella del cine. Pero, hasta ahora, de sus nueve pel¨ªculas s¨®lo su primer trabajo, el filme independiente Buscando a Susan desesperadamente (1986), fue un acierto. Pero entonces Madonna interpretaba a Madonna, la promiscua rockera de barrio que todas las adolescentes quer¨ªan imitar y que los yuppies secretamente deseaban.Pero esta poderosa italoamericana de 38 a?os -que juega a ser caliente y en realidad tiene una calculadora en el cerebro que utiliza para en mascararse ante todo el mundo- parece desde entonces obstinada en buscar una identidad. En tan s¨®lo 10 a?os, su fachada ha sufrido tantos brochazos que ya nadie sabe si mira a una escandalosa rockera, a una infeliz ni?a pija, a una atormentada cat¨®lica o a una diosa del sexo. Hoy, disfrazada de reina-madre, Madonna dice que vive su mejor momento. Algo que el propio Antonio Banderas confirm¨® ayer: "Creo que ¨¦ste es el ¨²ltimo cambio de Madonna, el definitivo, y he tenido el honor y la suerte de trabajar con ella precisamente en este momento de su vida".
Nadie le niega a la cantante ese privilegio; aunque parece que no bastar¨¢ su nuevo look para convencer a sus admiradores y detractores de que la piel, que ahora exhibe es la definitiva.
"Lo he dado todo"
Desde que comenz¨® el rodaje, Evita se ha convertido en la oportunidad para zanjar su cuenta pendiente con el cine. "Hasta me han acusado de quedarme embarazada para lograr publicidad", declar¨® indignada durante el rodaje. "Ha sido muy duro, he pasado mucho miedo por mi beb¨¦. Durante el rodaje, el embarazo control¨® mi cuerpo m¨¢s que yo", explic¨® tambi¨¦n. "Pero lo he dado todo".Madonna escribi¨® de su pu?o y letra una larga carta a Alan Parker pidi¨¦ndole el p¨¢pel de Evita, y el cineasta confiesa que no pudo decirle que no. Ni la voz de Barbra Streisand o el talento de Michelle .Pfeiffer -dos de las candidatas que m¨¢s ansiaban el papel- fueron suificientes contra el poder de la ambici¨®n rubia. Ayer, los segundos que Madonna pas¨® en Madrid fueron suficientes para detectar por qu¨¦ el instinto y la fuerza de esta mujer son capaces de apoderarse de todo lo que se le pone entre ceja y ceja. Hasta el mito de Eva Duarte parece ya peque?o para ella y quiz¨¢ por eso antes de despedirse dijo ante las c¨¢maras: "Me vuelvo a Nueva York, ya ha llegado la hora de olvidar a Evita".
Babelia
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