Precisiones
Hace pocos d¨ªas, su diario public¨® bajo, el t¨ªtulo Garz¨®n, Villarejo, los suizos y Banesto, una columna del conocido conde¨®logo Ernesto Ekaizer. El art¨ªculo, que a su vez es un comentario sobre el libro publicado en Francia La justicia o el caos, resume las opiniones de algunos jueces-estrella con respecto al (dis)funcionamiento de la justicia en Europa, incluyendo a mi pa¨ªs, Suiza. Es en relaci¨®n con los comentarios algo ligeros de Baltasar Garz¨®n sobre la justicia suiza y los casos de corrupci¨®n en Espa?a que me gustar¨ªa aportar alguna que otra precisi¨®n.Las investigaciones que se han llevado a cabo estos dos ¨²ltimos a?os sobre casos de corrupci¨®n que implican a pol¨ªticos y otros notables espa?oles han dado lugar al env¨ªo a Suiza de varias comisiones rogatorias internacionales (CRI). Estas CRI han sido objeto casi sistem¨¢ticamente de recursos interpuestos por las personas afectadas. Sin embargo, esta situaci¨®n no es diferente a la que encontramos con Italia, con Francia o tambi¨¦n con B¨¦lgica, pa¨ªses en los que los recursos han motivado el retraso de las entregas de informaciones requeridas en el marco de la asistencia jur¨ªdica.
En el caso de Espa?a, conviene, no obstante, resaltar que la actitud de los jueces suizos encargados de la ejecuci¨®n de las CRI y de las autoridades de recurso ha sido ejemplar. Estos magistrados han hecho todo lo posible para contestar de manera completa a las CRI espa?olas y emitir una decisi¨®n sobre los recursos a la mayor brevedad posible. Conviene igualmente poner de manifiesto que la ejecuci¨®n de las CRI espa?olas sufre a menudo retrasos, dada la redacci¨®n demasiado sucinta de las mismas. Por este motivo, los jueces suizos se ven obligados a pedir esclarecimientos a las autoridades espa?olas. En los casos Conde y Rold¨¢n, estas imprecisiones han causado un retraso de hasta cuatro meses. En otros casos, este retraso ha sido a¨²n m¨¢s importante.
En el caso Banesto, para tomar un ejemplo entre muchos, la ejecuci¨®n de las CRI espa?olas, presentadas a principios del a?o 1995, ha podido finalmente llegar a buen t¨¦rmino el 25 de septiembre de 1996, fecha del env¨ªo de las actas de ejecuci¨®n al Ministerio de Justicia espa?ol. Durante este periodo de tiempo, la ejecuci¨®n de la solicitud espa?ola ha sido objeto de dos procedimientos de recurso (primera instancia cantonal y, a continuaci¨®n, tribunal federal).
Dicho esto, cabe no olvidar que en Suiza la legislaci¨®n penal no incluye los delitos fiscales, lo que imposibilita normalmente la ayuda en casos de evasi¨®n de impuestos por la v¨ªa de comisiones rogatorias internacionales. Sin embargo, tambi¨¦n es un hecho que la justicia suiza es una de las m¨¢s r¨¢pidas y eficaces cuando se
trata de dar respuesta a comisiones rogatorias en casos penales procedentes de otro pa¨ªs. Su diario ha reconocido, en otros art¨ªculos publicados en relaci¨®n con el libro arriba mencionado, que gracias a algunos jueces suizos ha sido posible destapar la corrupci¨®n. Es m¨¢s, no se puede negar que el Gobierno suizo ha. emprendido en los ¨²ltimos a?os algunos pasos importantes para frenar la utilizaci¨®n del sistema bancario suizo para lavar los frutos de la corrupci¨®n en otros pa¨ªses. En este sentido, la ley federal de asistencia jur¨ªdica en materia penal ha sido revisada con el objetivo principal de acelerar el procedimiento de ayuda. Dicha revisi¨®n entrar¨¢ en vigor el 1 de febrero de 1997.
Para terminar, perm¨ªtame a?adir una observaci¨®n personal: independientemente de las supuestas imperfecciones que se puedan atribuir al sistema bancario suizo, nunca habia que olvidar que el origen de los esc¨¢ndalos de ¨ªndole diverso en la mayor¨ªa de los casos no est¨¢ en Suiza, sino en el pa¨ªs donde se ha cometido el delito. El hecho de que muchas veces directores de banco, altos funcionarios o pol¨ªticos que mantienen una cuenta en Suiza acaben estando implicados en, desavenencias con la justicia no se puede imputar sistem¨¢ticamente a una deficiencia en el funcionamiento de las instituciones de mi pa¨ªs-
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