Inocentes
Hoy, D¨ªa de los Inocentes, el espacio Inocente, inocente se trasforma en una fiesta para recaudar fondos en beneficio de varias asociaciones de ayuda humanitaria. Durante la jornada, 20.000 ni?os saldr¨¢n a las calles para realizar una cuestaci¨®n como pr¨®logo a la emisi¨®n del programa.La caridad, que antes era un asunto l¨²gubre y con t¨®mbolas gangosas, va tomando en los ¨²ltimos a?os todas las formas de un gran fulgor. Hay maratones, conciertos de rock, partidos de f¨²tbol, las mejores cenas de gala con las rutilantes princesas. Juntarse con los desharrapados, lejos de rehuirse ha llegado a convertirse en un galard¨®n, hasta los pa¨ªses ¨¢rabes o africanos se desplazan las actrices y los ¨ªdolos para posar al lado de indigentes y ni?os desmayados.
Una parte del mundo se ha convertido en una balsa de inocencia frente a otra que ve all¨ª la ocasi¨®n de lavar sus culpas. Al contrario de lo que muestran las im¨¢genes, la suciedad, la pobreza se ha convertido en el mejor detergente para blanquear conciencias. Africa es, una y otra vez, el bid¨¦ de todo Occidente. Un lavabo cargado de enfermedades e inmundicias, pero a la vez, la reserva de la humanidad basal, propicia para el humanitarismo.
Alrededor de 100.000 ONG y m¨¢s de 40.000 asociaciones de apoyo al Tercer Mundo se sumergen a diario en este caos como vanguardias de una acci¨®n que busca, desde el contacto con la inocencia, metamorfosear el sentido del planeta.
Las grandes convicciones religiosas de anta?o se han ido troceando en sectas y las sectas se han ido convirtiendo en psicocl¨ªnicas. S¨®lo queda, como valor, el valor de admitirse culpables y a?adirse como rehenes al creciente fermento de unas basuras que, llegado a un punto a¨²n m¨¢s mef¨ªtico, pasar¨¢n de la consunci¨®n a la insumisi¨®n.
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