"Madrastra China"
CHINA RECOBRAR? el pr¨®ximo 1 de julio Hong Kong y los territorios anejos, que hab¨ªa cedido al Reino Unido hace siglo y medio por las inicuas guerras del opio. La fase final de este proceso de transferencia a China comenz¨® el pasado d¨ªa 21, con la constituci¨®n en la vecina Shenzhen del supremo cuerpo legislador sobre el territorio. Y su creaci¨®n prueba c¨®mo todas las garant¨ªas de Pek¨ªn para la supervivencia de un islote democr¨¢tico en el pa¨ªs son hoy papel mojado.La retrocesi¨®n de la soberan¨ªa se rige por la declaraci¨®n chino-brit¨¢nica de 1984. Pek¨ªn se comprometi¨® en ella a respetar las estructuras democr¨¢ticas de que se dotara la colonia y a mantener el sistema capitalista, de forma que la madre patria s¨®lo recuperara el control sobre defensa y asuntos exteriores.
En cumplimiento de ese proceso de democratizaci¨®n previa se celebraron en septiembre de 1995 las primeras elecciones dignas de tal nombre para una asamblea de 60 miembros, que bajo la supervisi¨®n del pol¨ªtico conservador brit¨¢nico Chris Patten ha gobernado el territorio desde entonces. Pero, totalmente al margen de los acuerdos, China ha elegido -es decir, pr¨¢cticamente seleccionado- a una asamblea rival que desde su refugio en Shenzhen est¨¢ dispuesta a legislar sin perjuicio de que coexista con el cuerpo democr¨¢ticamente votado.
Esa asamblea aprobar¨¢ en breve lo que denomina leyes contra la subversi¨®n, la libertad de informaci¨®n y la independencia del poder judicial, para lo que le bastar¨¢ recurrir a la panoplia legislativa brit¨¢nica anterior al ataque de democracia que le dio a Londres, una vez que se hubo resignado a perder la colonia.
Lo que pretende China no es, sin embargo, una anulaci¨®n pura y simple de todo lo que representa Hong Kong, puesto que cuenta con la ex colonia como gran ventana exterior, plaza de prosperidad capitalista, joya del mercado en suma. Ese territorio le permite llegar mucho m¨¢s lejos de lo que hasta ahora ha hecho en las zonas especiales del pa¨ªs, pero sin perder el control de la situaci¨®n. Un poco de pluralismo de opini¨®n, alguna pizca de control de las autoridades y todo el liberalismo econ¨®mico que un r¨¦gimen formalmente a¨²n comunista, y seguro dictatorial, sea capaz de tolerar.
Para ello cuenta tambi¨¦n con el jefe ejecutivo de Hong Kong, Tung Chi-hua, otro hombre de negocios designado por Pek¨ªn, cuya misi¨®n ser¨¢ la de mantener con buena salud a la gallina de los huevos de oro: que la isla enriqueza a la madrastra China sin incordiar demasiado. Con el triunfo del utilitarismo de Pek¨ªn y la eventual aquiescencia de Occidente, quienes habr¨¢n salido perdiendo gravemente ser¨¢n los cinco millones de habitantes de la colonia, a quienes Londres nunca ha querido otorgar plena ciudadan¨ªa brit¨¢nica. Y tambi¨¦n el futuro de la democracia en la gran China.
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