Ronaldo deslumbra, Pizzi marca
El Barcelona gana en Riazor con un gol afortunado en el ¨²ltimo minuto
Que no teman en Barcelona: e. Ronaldo enamorado es el Ronaldo de siempre. El brasile?o llevaba un mes deambulante, triste y sin goles, pero es que quiz¨¢ tambi¨¦n los dioses necesitan tomarse un respiro de vez en cuando. El triunfo de anoche en Riazor llev¨® el sello de Pizzi, el hombre providencial que conect¨® un cabezazo a la red con el tiempo ya agotado. Pero el arquitecto de la victoria azulgrana fue, sin duda el brasile?o, que tuvo veinte minutos prodigiosos, en los que amedrent¨® al Deportivo con dos latigazos a la madera y lo dej¨® en inferioridad num¨¦ricas tras provocar la expulsi¨®n de Nando. Ronaldo, de nuevo, volvi¨® a sacar al Bar?a del pozo de la victoria y castig¨® a un Deportivo que en todo momento pareci¨® conformarse con no perder.Si alg¨²n d¨ªa el f¨²tbol consigue librarse de la monsergas de los entrenadores, habremos ganado en salubridad mental y dejaremos de perder el tiempo en debates est¨¦riles y artificiosos. Como prueba, obs¨¦rvese el caso del Deportivo. Su t¨¦cnico, John Toshack, lleva un a?o quej¨¢ndose de que hered¨® una plantilla programada ¨²nicamente para el contragolpe, lo que, seg¨²n ¨¦l, le imped¨ªa cumplir su supuesto prop¨®sito de convertir a los blanquiazules en equipo de ataque. Con esa excusa, Toshack promovi¨® una renovaci¨®n total de su plantel. Pues bien, doce meses y 4.000 millones en fichajes despu¨¦s, el Deportivo sigue siendo lo que ha sido siempre: un equipo de contrataque.
El Deportivo sali¨® anoche con la vieja f¨®rmula de arropar se en la zona ancha y esperar a que el rival perdiese la pelota para lanzar la avanzadilla de los Fran, Martins y Rivaldo. La estad¨ªstica de la primera parte ofreci¨® a ese respecto un balan ce demoledor: el conjunto de Toshack disfrut¨® de una sola situaci¨®n franca de contragolpe y ¨¦sa fue tambi¨¦n la ¨²nica ocasi¨®n clara de gol para los deportivistas; el bal¨®n se fue a la madera tras un extra?o centro de Rivaldo y una no menos extra?a indecisi¨®n de V¨ªtor Baia. Eso s¨ª, poco antes, en una jugada intrascedente, el ¨¢rbitro no vio a Guardiola despejar una pelota con la mano dentro del ¨¢rea.
Si el Deportivo se pertrech¨® para el contragolpe, Robson tampoco depar¨® grandes novedades. A este Bar?a la cuesta manejar la pelota, una carencia incre¨ªble en un equipo que es un vergel de buenos futbolistas. Anoche, adem¨¢s, Popescu usurp¨® a Guardiola el mando del equipo, y ya se sabe lo que eso significa: mucho pelotazo y poca elaboraci¨®n. El Bar?a, en todo caso, mejor¨® sensiblemente en el aspecto organizativo, lo que le permiti¨® mantener el equilibrio frente a un rival que se expon¨ªa a tan pocos riesgos. Pero la apuesta de Robson era la triste historia de siempre: encomendarse a su majestad Ronaldo.
El brasile?o dio toda la impresi¨®n de estar plenamente recuperado. No luci¨® m¨¢s en la primera parte porque estuvo -tambi¨¦n como siempre- mal aprovisionado, sin recibir un pase, siempre a expensas de cualquier bal¨®n perdido. Y a pesar de ello, todas sus apariciones fueron temibles: un control primoroso, una inveros¨ªmil carrera supers¨®nica o un regate construido en una cent¨¦sima de segundo. Con este hombre no hay discusi¨®n posible. Cuando encuentra su estado de gracia, es sencillamente imparable, por mucho que tenga delante -como ten¨ªa anoche- a la defensa m¨¢s s¨®lida del campeonato.
Al margen de las explosiones individuales, el partido estuvo en todo momento muy trabado, con la t¨ªpica pelea abierta, generosa y hasta interesante en la zona de creaci¨®n, pero sin apenas deparar llegadas al ¨¢rea. Llegados a la mitad de la segunda parte, el diagn¨®stico se antojaba irrebatible: ganar¨ªa quien marcase primero. Fue justo el momento que escogi¨® Ronaldo para quitarse la careta definitivamente.
En diez minutos, dispar¨® dos veces al palo, Djukic le sac¨® un bal¨®n bajo la raya y mand¨® a la caseta a Nando por una falta al borde del ¨¢rea. En ese momento, el Bar?a ten¨ªa el partido atrapado; s¨®lo quedaba a que Ronaldo se reencontrase con la fortuna. Sin embargo, el partido guardaba un gui?o imprevisible. En un gesto inaudito, Robson introdujo a ¨²ltima hora a Pizzi por Ferrer y la cabeza del hispano argentino resolvi¨® con un rebote lo que no pudo hacer la magia brasile?a.
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