Kounellis se cree censurado por el Reina Sof¨ªa
El artista acepta mantener su instalaci¨®n pese a la retirada del loro vivo
El guacamayo no se adapt¨® al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (MNCARS). No com¨ªa ni beb¨ªa y cuando ve¨ªa gente se pon¨ªa a chillar. Unos 50 visitantes de los 100.000 que han visto la exposici¨®n de Jannis Kounellis (El Pireo, 1936) protestaron por escrito. Una pareja de la Guardia Civil se person¨® en el museo dos veces para comunicar otras denuncias ecologistas. "As¨ª las cosas", dice el director del centro, Jos¨¦ Guirao, "decidimos retirar, antes de Nochebuena, el guacamayo de la instalaci¨®n Sin t¨ªtulo 1967". Ayer, el p¨¢jaro parec¨ªa feliz en un despacho de la zona de seguridad. Pero Kounellis estaba indignado: "Esto es un desastre, han mutilado y censurado mi obra".
Una foto de la instalaci¨®n original y un texto firmado por el museo y acordado con Kounellis explican do la raz¨®n de la retirada del p¨¢jaro sustituir¨¢n desde hoy al guacamayo. La obra fue creada por el artista italogriego hace 30 a?os. Entonces, Kounellis estaba incorpor¨¢ndose a las filas del Arte Povera, tan convencido de que el uso de materiales sin valor socavar¨ªa los cimientos del mercantilismo como preocupado por indagar en nuevos lenguajes. As¨ª cre¨® Sin t¨ªtulo, instalaci¨®n basada en tres elementos, "una algodonera, un campo de cactus y un papagayo", que quer¨ªa ser "una expresi¨®n e voluntad dram¨¢tica, po¨¦tica, para nada ecologista pero tampoco lo contrario". Ninguno de los guacamayos utilizados desde entonces han dado problemas. El primero vive hoy con Kounellis en Roma, y en una multitudinaria muestra cele brada en Londres en 1993, el loro "otro loro- convivi¨® sin problemas con el p¨²blico en una sala abierta. Chicago, Nueva York, Alemania o Suiza, pa¨ªs natal del actual due?o del montaje -un c¨¦lebre coleccionista- tampoco hab¨ªan reportado noticias de incidentes.
As¨ª que Jos¨¦ Guirao, director del Reina Sof¨ªa, no vio impedimento alguno para incluir la pieza entre las 58 que iban a integrar la gran retrospectiva de Kounellis, que se muestra desde el 19 de noviembre al 18 de febrero. Incluso la consideraba "muy importante" y el museo, con la colaboraci¨®n de la empresa Alcoarte S. L., busc¨® una sala especial para dar tranquilidad al p¨¢jaro.
Ayer, Guirao se encontraba preocupado por las dimensiones que ha tomado un asunto que ¨¦l considera "una an¨¦cdota", aun que la comisaria de la muestra, Gloria Moure -que no pudo ser localizada-, ha mostrado tambi¨¦n su oposici¨®n a la retirada del p¨¢jaro. "Lo que ha pasado aqu¨ª es que un artista ha concebido su obra, el museo la ha aceptado, la sociedad la ha rechazado y nosotros hemos sido sensibles a eso. Hemos sido sensibles a la inadaptaci¨®n del loro".
En el pa¨ªs de los toros "Desagradable m¨¦todo art¨ªstico", "el pobre p¨¢jaro colgado de una pierna"... ?se era el tenor de las protestas recibidas en el museo. Pero Kounellis no se cree para nada que el loro estuviera en peligro o en malas condiciones. Por tel¨¦fono, desde su estudio romano, dice: "Todo el mundo sabe que los loros son animales que se llevan bien con la gente. ?Si incluso hablan! La actuaci¨®n del Reina Sof¨ªa enlaza con la tradici¨®n cat¨®lica y la moralidad victoriana".
Kounellis muestra su perplejidad por el hecho de que en el pa¨ªs de las corridas de toros haya polic¨ªas "dedicados a proteger a loros a los que nadie agrede y que son utilizados sin ninguna maldad. Ese loro est¨¢ ah¨ª por voluntad po¨¦tica, para reforzar una expresi¨®n. Nadie lo puede quitar de ah¨ª".
Preguntado por su conformidad al texto del museo, el artista no evita la palabra censura. "La totalidad es el arte, y el artista no puede llegar a acuerdos. Es una obra triple, y ha sido mutilada. Los papagayos forman parte de la iconograf¨ªa del arte desde el settecento y el ottocento. Yo amo a los animales, y quiero creer que en Espa?a tambi¨¦n se les quiere, pero ese animal que han retirado forma parte de mi lenguaje art¨ªstico".
El artista se indigna poco a poco: "Es una decisi¨®n pol¨ªtica. Todo estaba en regla. La neutralidad acad¨¦mica que deben mantener los museos no ha sido respetada. No puede ser que dentro de un museo se desarrolle un debate pol¨ªtico en torno al arte: hoy se quita el loro y ma?ana se quita otra cosa. S¨®lo me queda aceptar la mutilaci¨®n, porque no quiero romper el tempo de la exposici¨®n, es un espacio muy dif¨ªcil que no puede prescindir, de esa obra".
?Cree entonces Kounellis que el Reina Sof¨ªa eligi¨® el loro equivocado? "S¨ª, lo creo firmemente. Nunca antes hab¨ªa pasado nada. Ni en Chicago, ni en Nueva York, ni en Londres. ?Por qu¨¦ aqu¨ª?". Tambi¨¦n se extra?a Enrique S¨¢ez, conservador y bi¨®logo del Zoo de Madrid: "Con una buena alimentaci¨®n -frutas frescas- y una buena temperatura -20 -grados- no suelen dar problemas. Est¨¢n acostumbrados al trato con el hombre y se adaptan bien a la gente, pero siempre depende del animal. Un cambio en el entorno puede llevarlos a dejar de comer, aunque no suelen hacer cosas raras".
El guacamayo -un animal adulto que fue comprado en una granja de Pantoja (Toledo) por unas 100.000 pesetas (la exposici¨®n ha costado 50 millones)- no constituye la ¨²nica denuncia de Kounellis, que habla de otras instalaciones incompletas. Son tres piezas concebidas para ser mostradas con fuego que aparecen apagadas. "Acordarnos que encender¨ªan las bombonas una hora al d¨ªa", dice Kounellis. Guirao cree que el artista no recuerda que esa posibilidad se descart¨® hace tiempo: "Protecci¨®n Civil lo prohibi¨® desde el primer momento, y las bombonas forman parte de las instalaciones".
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