iQu¨¦ se?oras!

Hace poco m¨¢s de un a?o, Ventura Pons nos sorprend¨ªa agradablemente con El porqu¨¦ de las cosas, basado en narraciones d¨¦ Quim Monz¨®, decididamente m¨¢s cerca de las ambiciones de Pons director teatral que de los blandos productos de g¨¦nero a que nos ten¨ªa acostumbrados.Ahora vuelve a la carga con esta espl¨¦ndida adaptaci¨®n de E. R., la obra con la que Benet i Jornet gan¨® el Nacional de Teatro hace un par de a?os, una honesta, sutil e inteligente, contenida aunque hondamente dram¨¢tica, peripecia de cuatro mujeres., tres actrices veteranas y una aspirante a serlo; un impresionante duelo interpretativo entre tres de las que, efectivamente, se cuentan entre las pocas divas de la escena catalana y espa?ola y una de las candidatas mejor situadas para sucederlas. Una obra con la que, lejos de la modestia que anuncia su trailer televisivo y cinematogr¨¢fico ("Una obra de Benet i Jornet puesta en im¨¢genes por Ventura Pons"), el cineasta borda un discurso visual muy personal, sin renuncias a la teatralidad, pero con un empleo inteligente y persuasivo de las herramientas cinematogr¨¢ficas.

Muchos son los temas que Actrices aborda. La amistad, los sue?os juveniles frente al paso del tiempo, la enfermedad, la ambici¨®n y el amor al teatro; pero, sobre todas las cosas, la muerte y la forma en que se construyen los recuerdos, la enga?osa pervivencia de la memoria; y la consistente sospecha de que la tradici¨®n esc¨¦nica catalana se ha construido sobre oquedades y silencios, medias verdades y recuerdos celosamente secuestrados por la memoria personal.

Referencias

La riqueza textual de Actrices nace de multitud de referencias sin las cuales el filme se aguanta perfectamente bien, pero que si son conocidas proporcionan todav¨ªa m¨¢s posibilidades de disfrute. Personajes construidos con retazos de las propias protagonistas, sobre todo las presentes Espert y Sard¨¢ y la ausente Emilia Ribera, que se parece a Margarida Xirgu; fragmentos de otrasexistencias que amalgaman a la tercera, la dobladora que encarna la gran Anna Lizar¨¢n, nunca mejor en cine que aqu¨ª; y ecos, a veces falsos, de otras obras, como Eva al desnudo, filme al que parece emular, pero del cual se aparta deliberadamente, conjugan una materia dram¨¢tica de envidiable solidez, que contiene excepcionales ocasiones de lucimiento para sus int¨¦rpretes, a quienes Pons mima y de quienes obtiene lo mejor del cine catal¨¢n en muchos a?os.Dos secuencias ilustran a la perfecci¨®n no s¨®lo la hondura y la inteligencia de la construcci¨®n dram¨¢tica del filme, sino la profunda sapiencia teatral de sus responsables. La joven Merc¨¦ Pons (ah¨ª es nada aguantar el tipo frente a monstruos con los que comparte el encuadre: chapeau para ella) intenta documentarse sobre la Ribera con sus disc¨ªpulas. Ambas, la Espert y la Sard¨¢, por separado, le hacen leer un fragmento de Ifigenia en ?ulide y le dan su particular versi¨®n del personaje, que es tambi¨¦n su visi¨®n sobre la vida en general y la justificaci¨®n de sus propias opciones vitales. Lo que Espert y sobre todo Sard¨¢ hacen se puede incluir entre los mejores momentos de nuestro cine, la gloriosa confirmaci¨®n de un talento que justifica toda una existencia.