De Plataformas y rep¨²blicas bananeras
?EN QU? consiste el respeto del gobernante al Estado? En la cosa m¨¢s sencilla del mundo: en que maneje al Estado como lo que es, como un poder p¨²blico y no como un poder privado". Esta frase de Ortega y Gasset, que alguna vez ha utilizado Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como p¨®rtico de sus meditaciones, merece una relectura por parte del presidente del Gobierno. Porque cada d¨ªa son mayores y m¨¢s evidentes los signos de que aqu¨ª se gobierna no tanto mirando a los intereses generales como a los particulares de su propio partido, cuando no a los de algunos de sus allegados.Lo sucedido durante la semana con la cuesti¨®n de la supuesta amnist¨ªa fiscal para los amiguetes de los socialistas ha puesto de relieve la irresponsabilidad imperante en La Moncloa a la hora de intentar destruir a sus adversarios pol¨ªticos. Por lo mismo no deber¨ªa extra?arnos ya la arrogancia con la que el Ejecutivo viene tratando las cuestiones de la pol¨ªtica audiovisual, s¨®lo comparable a la torpeza de sus decisiones.
El Gobierno parece empe?ado en organizar en tomo a sus televisiones p¨²blicas y utilizando el dinero de la Compa?¨ªa Telef¨®nica, una empresa ¨²nica de televisi¨®n digital v¨ªa sat¨¦lite. Y no se muestra dispuesto a permitir que empresas privadas que funcionan legalmente emprendan por su cuenta una aventura que exige de por s¨ª enormes inversiones -se habla ya de 200.000 millones de pesetas- e implica considerables riesgos para los accionistas de esas sociedades. No obstante, el anuncio de medidas de tipo reglamentario para bloquear la operaci¨®n de Canal Sat¨¦lite Digital, a fin de dar tiempo a la eventual plataforma del Gobierno para organizarse y competir, no puede ser verdad. Constituir¨ªa, si lo fuera, un acto de corrupci¨®n pol¨ªtica inimaginable en quien se present¨® a las elecciones con la inmaculada figura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como estampa. Pero los rasgos de autoritarismo que este equipo gobernante viene demostrando, en su obsesi¨®n por establecer "qui¨¦n manda aqu¨ª", permiten tambi¨¦n sospechar que es verdad cuanto publicaron ayer los diarios asociados al Gobierno en la televisi¨®n digital.
El Gobierno, que tan liberalizador y amigo de la libre competencia se profesaba, ha repetido hasta la n¨¢usea que patrocina la idea de una plataforma digital ¨²nica, "en la que quepan todos, sin privilegios de nadie". Tampoco ha explicado qui¨¦nes son todos, por qu¨¦ entre ellos se encuentra un operador de televisi¨®n mexicano y a qu¨¦ se debe que no puedan estar todos los que quieran divididos en dos o m¨¢s plataformas. Olvida Aznar que a nadie se le puede obligar a ser socio de nadie y que, independientemente de las peregrinas ideas que su portavoz pueda tener sobre el modelo audiovisual espa?ol, las leyes protegen la iniciativa privada.
El 'exilio' luxemburgu¨¦s
Esto de la plataforma ¨²nica se parece, adem¨¢s, como un huevo a otro, a un monopolio, y no digamos si est¨¢ auspiciada por el Gobierno. y liderada por uno de los mayores monopolios que han existido en la historia de Espa?a: Telef¨®nica. Pero curiosamente son las empresas privadas que tratan de ejercer la actividad por su cuenta las que son acusadas de monopolistas y difamados sus empresarios desde las tribunas p¨²blicas y los peri¨®dicos obedientes al poder. Para desgracia de Aznar, a nadie hay que pedir. permiso a fin de llevar a cabo una operaci¨®n de televisi¨®n v¨ªa sat¨¦lite en Europa. Ya intent¨® el Gobierno socialista impedir a Canal Sat¨¦lite emitir su actual oferta de cinco programas -m¨¢s de 100. 000 hogares abonados lo reciben hoy-, y esta empresa se fue a operar a Luxemburgo. Desde Luxemburgo, precisamente, comenzaron en noviembre las emisiones digitales de Canal Sat¨¦lite y, por lo que se ve, el exilio forzado de todo el que no comulga con las ruedas de molino que el poder quiere hacer tragar sigue siendo un destino irrefrenable de los espa?oles.
Hay otros aspectos de esta historia que llaman poderosamente la atenci¨®n. En primer lugar, la insistencia gubernamental en amparar y promover la entrada en Espa?a, de un grupo de televisi¨®n mexicano, Televisa, que se ha distinguido por sus servicios al PRI, recompensados durante d¨¦cadas con un aut¨¦ntico monopolio de la televisi¨®n en su pa¨ªs. ?Cu¨¢l es la misteriosa raz¨®n por la que un conglomerado tan poderoso como ¨¦se es protegido directamente por el presidente Aznar?
No es peque?o tampoco el asombro que produce el hecho de que las televisiones p¨²blicas controladas por el PP, y s¨®lo ellas, contribuyan con su presencia a configurar esa pretendida empresa de la que no sabemos pr¨¢cticamente nada y que tiene el perfil m¨¢s de una coalici¨®n pol¨ªtica que de una sociedad an¨®nima. Pues conviene no olvidar que en este tipo de sociedades es preciso, adem¨¢s de firmar declaraciones, invertir dinero. Vistas as¨ª las cosas, es m¨¢s que una sospecha que en realidad se pretende poner el dinero de Telef¨®nica al servicio de una operaci¨®n esencialmente pol¨ªtica, que resulta marginal, a su negocio -seg¨²n reconoce la propia Telef¨®nica- y en momentos en los que se lleva a cabo la privatizaci¨®n de la compa?¨ªa en los mercados internacionales. Aznar deber¨ªa protegerse de las acusaciones que sugieren que su amigo ¨ªntimo, el presidente de Telef¨®nica, le estar¨ªa devolviendo as¨ª el favor de su nominaci¨®n al cargo, cuando el Estado ten¨ªa a¨²n el 20% del capital.
Por ¨²ltimo, la presencia de la radio de los obispos en un conglomerado gubernamental a nadie puede extra?ar, y permite suponer que el canal Playboy no podr¨¢ difundirse f¨¢cilmente por esa televisi¨®n, salvo que el pluralismo proclamado traspase tambi¨¦n esas fronteras. Pero en su derecho est¨¢n todas esas empresas, y cuantas otras se sumen, a hacer lo que quieran. Lo que no es tolerable es que se cambie la legislaci¨®n, por la v¨ªa de urgencia, con nocturnidad y alevos¨ªa, para protegerlas de la libre competencia de otras. Algunos llamar¨ªan a eso prevaricaci¨®n.
Este peri¨®dico reproduce hoy los reportajes y art¨ªculos de voceros permanentes de Aznar y su Gobierno, que demuestran bien a las claras c¨®mlo se hab¨ªa organizado desde La Moncloa una verdadera cacer¨ªa contra las empresas de comunicaci¨®n independientes. La resoluci¨®n de la guerra del f¨²tbol entre Canal +, Antena 3 TV y la televisi¨®n catalana TV-3, que ha sido una buena noticia tanto para los clubes como para la afici¨®n, sac¨® de sus casillas a los estrategas de Aznar, que contemplaban c¨®mo unos derechos importantes a la hora de desarrollar sistemas de televisi¨®n de pago se les iban de las manos.
Desde la Nochebuena -fecha en que se firm¨® el contrato de compraventa que otorg¨® a Canal Sat¨¦lite los derechos de los equipos de f¨²tbol para el pago por visi¨®n- no han cesado las amenazas ni las presiones, p¨²blicas y privadas, contra cuantos no estaban dispuestos a conducirse seg¨²n las tr¨¦mulas ¨®rdenes del poder pol¨ªtico. El ¨²ltimo esperpento es este que denunciamos hoy. Pero, por m¨¢s que se empe?e, el Gobierno no podr¨¢ acabar con la libertad de televisi¨®n v¨ªa sat¨¦lite. No es qui¨¦n el Ejecutivo para decretar cu¨¢ntas plataformas de televisi¨®n deben existir. Se olvida quiz¨¢s de que Espa?a es desde hace 11 a?os un pa¨ªs miembro de la Uni¨®n Europea y no una rep¨²blica bananera donde los caprichos del que manda se cumplen de inmediato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Derechos emisi¨®n
- Intervencionismo
- Caso Amnist¨ªa Fiscal
- Opini¨®n
- Televisa
- Telef¨®nica
- Canal sat¨¦lite digital
- Presidencia Gobierno
- Pol¨ªticas Gobierno
- Derecho mercantil
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Corrupci¨®n
- F¨²tbol
- Radio
- Casos judiciales
- Derecho
- Sucesos
- Gobierno
- Televisi¨®n
- Delitos
- Medios comunicaci¨®n
- Legislaci¨®n
- Deportes
- Empresas