KOHL SE QUED?...CON HAMBRE

Parece que la alta pol¨ªtica abre el apetito. En su ¨²ltima visita a la Rep¨²blica Checa, la pasada semana, el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, dos horas despu¨¦s de firmar la declaraci¨®n de reconciliaci¨®n entre los dos pa¨ªses para zanjar los viejos agravios de la Segunda Guerra Mundial, entr¨® en una tienda de embutidos del centro de Praga para comprar un kilo de jam¨®n, que le cost¨® casi 2.000 pesetas. Seguidamente fue a tomarse un caf¨¦ helado en un restaurante. Por la noche se debi¨® quedar con hambre tras la cena que le ofreci¨® el primer ministro checo, V¨¢clav Klaus, en el palacio de Hrzan. Para saciarla se fue con su colega Klaus al t¨ªpico restaurante El Pato Azul, a comer salchichas y morcillas y bajarlas con cerveza de Pilsen. Al d¨ªa siguiente, Kohl fue invitado a comer por el presidente V¨¢clav Havel y su esposa, Dagmar, en el domicilio privado del jefe del Estado. El men¨²: pato asado a la checa con alb¨®ndigas de patatas y col, y dulce de manzanas de postre. Y es que el est¨®mago del grueso mandatario germano, acreditado gastr¨®nomo, debe ser dif¨ªcil de llenar.-