Casi una obra magistral
Aunque el brillante e inesperado juego y el singular¨ªsimo mecanismo argumental de la divertida y viv¨ªsima ocurrencia que desencadena y llena esta (primera que realiza el joven guionista Fernando L¨¦on) pel¨ªcula no es nuevo -pues procede de un gag esc¨¦nico ideado por Miguel Mihura para el genial vuelco de arranque de Maribel y la extra?a familia-, aqu¨ª ese gag es llevado a sus ¨²ltimas y explosivas consecuencias. El resultado es magn¨ªfico, mucho m¨¢s que prometedor para un director de cine primerizo, que en absoluto lo parece, y que en realidad se comporta detr¨¢s de la c¨¢mara como un curtido filmador con mucha carga de oficio detr¨¢s de las espaldas.Es Familia un trabajo nada f¨¢cil (todo lo contrario: dificil¨ªsimo) que Fernando Le¨®n se adjudica, como guionista experimentado, a s¨ª mismo como director debutante. Hay en ¨¦l, por tanto, como primeras y nada frecuentes virtudes, las de la autoexigencia y la capacidad para plantar cara al riesgo. S¨®lo por eso, cuando lo habitual en estos casos es ponerse a s¨ª mismo la carambola hecha, hay que adjudicar a la pel¨ªcula el incomparable aroma de lo infrecuente, de lo raro, de lo excepcional incluso.
Familia
Direcci¨®n y gui¨®n: Fernando Le¨®n.Fotograf¨ªa: Alfredo Mayo. Espa?a, 1996. Int¨¦rpretes: Juan Luis Galiardo,Amparo Mufloz, ?gata Lys, Elena Anaya, Chete Lera. Estreno en Madrid; cines Acte¨®n, Roxy, Canciller, Lido, Vaguada, Princesa y Renoir Cuatro Caminos.
Precisi¨®n
El relato se mueve sobre los bordes del patinazo o del trastazo, pero jam¨¢s resbala ni se cae fuera de esos bordes, sino que sale adelante con una precisi¨®n envidiable. Gracias, sobre todo, a la interpretaci¨®n (rigurosamente coral) de un grupo de c¨®micos espa?oles, con un par de perfectas guindas francesas, que no tiene fisuras ni flecos; y que est¨¢ admirablemente uniformizado y conjugado, lo que es una pista segura de que hay en Familia una aut¨¦ntica (y nada hay m¨¢s complejo al dirigir que esto, sobre todo cuando se es primerizo) direcci¨®n de actores, aunque Juan Luis Galiardo se salga del tarro y borde una interpretaci¨®n de grande y compleja solvencia, llena de fuerza cruel e ir¨®nica, fuera de norma, como todo lo que hace ¨²ltimamente este actor, al que le crecen las ganas con las canas y que en un decenio -tras su reincorporaci¨®n, despu¨¦s de a?os en el mexicano, al cine espa?ol en El disputado voto del se?or Cayo- se ha convertido en poblador del pu?o de rostros indispensables de nuestra pantalla.En Familia todo funciona, aunque Le¨®n est¨¦ en exceso precupado por no salir de la verosimilitud y hacer cre¨ªble el incre¨ªble (y fascinante) tinglado en que enreda a sus personajes. Si se hubiera olvidado de esta inoportuna cautela y dado rienda suelta a la l¨®gica imaginaria, irreal, que mueve la tr¨¢gica doble ficci¨®n que representa, no ser¨ªa Familia la gran pel¨ªcula que es, sino m¨¢s: la obra maestra que roza y que, por esa cautela, no logra ser.
Babelia
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