El fiscal pide penas de entre 6 y 15 a?os para los diez guardias civiles del 'caso UCIFA'
Casi un siglo de prisi¨®n en total, 97 a?os, pide la Fiscal¨ªa Antidroga para los diez ex miembros de la Unidad Central de Investiga¨®n Fiscal y Antidroga (UCIFA), de la Guardia Civil, que ser¨¢n juzgados desde hoy en la Audiencia Nacional por, entre otras acusaciones, pagar con droga a confidentes. Las penas individuales oscilan entre 6 y 15 a?os. El caso UCIFA es el primer juicio sobre la corrupci¨®n en la Guardia Civil durante la etapa en que la dirigi¨® Luis Rold¨¢n.
La detenci¨®n de los 10 agentes se produjo en 1992 en una operaci¨®n dirigida por el juez Baltasar Garz¨®n que supuso un esc¨¢ndalo ante el desmantelamiento de la unidad y el arresto de oficiales y jefes incluso con grilletes. Adem¨¢s de rechazar las imputaciones, los defensores argumentar¨¢n que Garz¨®n coaccion¨® a procesados para forzar confesiones contra superiores. Junto a los agentes se sentar¨¢n en el banquillo ocho civiles.La primera acci¨®n irregular data de enero de 1988. Tres de implicados -el cabo F¨¦lix Molina y, los guardias Doroteo G¨®mez y Antonio L¨®pez- viajaron a Pamplona para investigar la implicaci¨®n en el narcotr¨¢fico del guardia segundo Juan Carlos Garc¨ªa. Siempre seg¨²n los cargos, lo hicieron con singular pericia: "introdujeron en su veh¨ªculo 25 gramos de hach¨ªs y dos papelinas de hero¨ªna" y lo detuvieron. En su informe ocultaron la treta.
El 15 de diciembre de 1988, Molina y L¨®pez, as¨ª como el capit¨¢n Sebasti¨¢n M¨¢rquez y el guardia Vicente Dom¨ªnguez, no lograron detener al traficante Juan Antonio Carrasco. Pero hab¨ªa otra v¨ªa. Dos entraron sin permiso en su casa sin hallar nada. Luego, revisaron un trastero y encontraron un rev¨®lver y 100 gramos de hero¨ªna. Trasladaron estas pruebas a la casa y pidieron una orden de registro. El sospechoso fue condenado.
El relato de los cargos prosigue en febrero de 1989, M¨¢rquez y Molina organizaron una vigilancia a un piso de la calle de Cochabamba, en Madrid, donde iba a acudir un sujeto conocido como Julio C¨¦sar a comprar coca¨ªna. En presencia de varios guardias, entr¨® y sali¨®. Ni fue detenido ni la droga fue intervenida. La explicaci¨®n oficial fue que los sospechosos "se ausentaron del domicilio, no habiendo regresado hasta la fecha".
Premio en hero¨ªna
Diez meses despu¨¦s, el 14 de noviembre de 1989, el teniente coronel Francisco Quintero, una vez, que sus subordinados desmantelaron una red kurda de tr¨¢fico de hero¨ªna, permiti¨® que el confidente que facilit¨® el ¨¦xito se llevase como premio dos kilos de droga. El 4 de mayo de 1990, este mando desvi¨® un kilo de coca¨ªna de un alijo de 30 intervenido en Lloret de Mar (Girona) para dos confidentes procesados, Jos¨¦ Luis Recuero y Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa, los Dalton. El cabo Manuel Jim¨¦nez a?adi¨® un kilo, de az¨²car al, alijo para cuadrar el peso con el atestado. En septiembre de 1990, Gom¨¦z detrajo 100 gramos de hero¨ªna de una partida de 2. 100 intervenida en Almuradiel (Toledo) para el confidente Luis Ezquerocha, que se los vendi¨® a Juan Jos¨¦ Garrote, procesado como ¨¦l.Seg¨²n los cargos, en diciembre de 1990 la UCIFA intervino en Barajas 93 kilos de coca¨ªna colombiana. G¨®mez retir¨® cinco y el comandante Jos¨¦ Ram¨®n Pindado seis, cinco para los Dalton. Dos de estos ¨²ltimos fueron vendidos al procesado Ram¨®n Temple, quien los revendi¨® a los tambi¨¦n encartados Garrote, Ricardo Fern¨¢ndez y Juan Pallol. El sargento Gonzalo M¨¦ndez rebaj¨® en los informes el peso de la droga aprehendida.
En abril de 1991, de 10 kilos de coca intervenidos en el hotel Liebany, de Madrid, G¨®mez y Dom¨ªnguez retiraron dos para, su venta. El procesado Miguel Cobos los sac¨® del hotel. Uno fue adquirido por el acusado Juan Miguel Rada. Otro medio kilo se llev¨® Pindado para Temple.
El 13 de abril de 1991, la unidad requis¨® en Barajas otros 30,5 kilos de coca¨ªna. Pindado orden¨® retirar tres para Temple. Para evitarle riesgos, su premio fue llevado por el capit¨¢n Jes¨²s Narciso N¨²?ez a la sede de la UCIFA. Los atestados fueron manipulados.
Los guardias se enfrentan ahora a severas peticiones provisionales de condena: 15 a?os para el comandante Pindado, el sargento M¨¦ndez y el guardia Dom¨ªnguez; nueve, para el teniente coronel Quintero y el guardia G¨®mez; ocho, para el capit¨¢n N¨²?ez y el cabo Jimenez, y seis, para el capit¨¢n M¨¢rquez, el cabo Molina y el guardia L¨®pez.
Algunos letrados auguran que los guardias arrepentidos, G¨®mez y Dom¨ªnguez, y confidentes como los Dalton o Temple ver¨¢n rebajadas las peticiones de condena.
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