S¨®lo brillantez
El ¨²ltimo programa de la serie Iberm¨²sica un¨ªa los nombres de Beethoven y Brahms a los de la Orquesta Sinf¨®nica de Londres, el director Pinchas Stemberg y el pianista Emanuel Ax. Del nivel profesional de los instrumentistas brit¨¢nicos poco hay que decir pues su excelencia es sabida y admirada. Tambi¨¦n es bien conocida la personalidad del pianista Emanuel Ax, nacido en Lv¨®v, Polonia, en el a?o 1949, y nacionalizado norteamericano desde 1970. Entre ese a?o y 1974 se hizo con los galardones de Varsovia, Lisboa, Bruselas y Tel Aviv. Rubinstein se deshizo en elogios sobre el entonces muy joven pianista, lo que vino a convertirse en un premio a?adido de superior relevancia.Ax es m¨²sico de gran refinamiento y riguroso estilo; practica con gran ¨¦xito la m¨²sica de c¨¢mara junto a los recitales y actuaciones con orquesta y todo ello se advierte en cuanto hace. El Concierto en do menor, de Beethoven, es partitura de cierta problematicidad por su car¨¢cter fronterizo entre el clasicismo vien¨¦s y el romanticismo que avanzaba. El pianista polaco-americano supo caminar por el filo de la navaja sin dejar de evidenciar cuanto hay en el tercer concierto de pasado, presente y futuro, siempre referidos a la fecha de su composici¨®n, 1801.
Orquesta Sinf¨®nica de Londres
Ciclo Orquestas del Mundo (Iberm¨²sica / Cajarnadrid). Orquesta Sinf¨®nica de Londres, director: P. Stemberg; solista: Emanuel Ax, pianista. Obras de Beethoven y Brahms. Auditorio Nacional. Madrid, 28 de enero.
La sinf¨®nica londinense colabor¨® muy bien pero acaso sin la necesaria identificaci¨®n conceptual con el solista, lo que, aparte la circunstancia de una sustituci¨®n, la de Jansons por Steinberg, se deriva del mismo pensamiento del director americano-israel¨ª. Su Egmont fue muy brillante pero nada m¨¢s, y su Brahms nos record¨® los tiempos lejanos en los que acababa de entrar la m¨²sica del gran hamburgu¨¦s a causa de muchas versiones formalistas. La belleza de la Sinfon¨ªa en re es algo muy sutilmente interiorizado y no basta con defender la arquitectura, la continuidad y el exceso din¨¢mico. Hubo aplausos para todos, recompensados por el pianista con un Schubert-Liszt y por la orquesta con la obertura de Russlan y Ludmila.
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