Autoridades de mi aldea
Lo primero que se les ocurri¨® a Ardanza y a su partido en respuesta al escrito en que 22 universitarios, escritores y profesionales vascos ped¨ªan al lehendakari que asumiera su responsabilidad en la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos fue considerarlo an¨®nimo; m¨¢s tarde, poner en cuesti¨®n la condici¨®n de vascos (viven en Madrid) de algunos firmantes e ironizar sobre su cualificaci¨®n como intelectuales. Finalmente, Arzalluz y Anasagasti han intentado descalificar la carta con alusiones al pasado pol¨ªtico (antifranquista) de los remitentes.El paisajista no debe formar parte del paisaje, pero a veces resulta inevitable. Manuel Tu?¨®n, el historiador fallecido el pasado s¨¢bado, recordaba en uno de sus ¨²ltimos libros la carta dirigida en 1963 por un grupo de intelectuales, entre los que se encontraba ¨¦l mismo, al entonces ministro de Informaci¨®n y Turismo en relaci¨®n a la represi¨®n de los huelguistas asturianos. Otros firmantes de la carta eran Alexaindre, Espriu, Bergam¨ªn, Celaya, Caro Baroja... El semanario El Espa?ol respondi¨® afirmando, recuerda Tu?¨®n, "que la mayor¨ªa de esos intelectuales eran desconocidos".
El propio ministro, Manuel Fraga, respondi¨® con otra carta en la que centraba sus ataques en Bergam¨ªn, reproch¨¢ndole su pasado de compa?ero de viaje de los comunistas, a la vez que se mofaba de las mujeres de mineros maltratadas por la Guardia Civil. Admit¨ªa que "parece posible que se cometiese la arbitrariedad de cortar el pelo a Constantina P¨¦rez y Anita Bra?a, acto que, de ser cierto, ser¨ªa realmente discutible"; pero a?ad¨ªa que Ias sistem¨¢ticas provocaciones de estas damas a la fuerza p¨²blica la hac¨ªan m¨¢s que explicable".
A las autoridades, civiles o eclesi¨¢sticas, no les gusta que les vayan con cartas y pronunciamientos. Tras el de la oposici¨®n moderada en M¨²nich, en junio de 1962 (el famoso contubernio), un editorial de Arriba hablaba de triste mascarada de demagogos, de tontos y de traidores". Todav¨ªa m¨¢s atr¨¢s, en mayo de 1960, 339 sacerdotes vascos se dirigieron a sus obispos para denunciar que "ni los individuos ni los pueblos que integran la comunidad pol¨ªtica espa?ola gozan de suficiente libertad". Ardanza no puede haber olvidado que la respuesta de los prelados se iniciaba con una queja por la forma "harto incorrecta" como les hab¨ªa Regado "un documento que se dice firmado por un grupo de sacerdotes, ( ... ) mecanografiado y con una serie de nombres igualmente mecanografiados al final de sus folios, sin garant¨ªa alguna de autenticidad y que ha llegado a nosotros en forma no menos extra?a e irresponsable, a la vez que se hac¨ªa p¨²blico con simultaneidad lamentable y m¨¢s que sospechosa en la prensa y radio".'
Si los jefes del PNV han acabado razonando como lo hac¨ªan sus enemigos de ayer es porque la carta ha tocado un punto sensible: que no asumen su responsabilidad como autoridades. No lo hacen porque asumirla eficazmente supondr¨ªa romper la unanimidad nacionalista, y ¨¦se es un riesgo que no se atreven a correr. Y lo insoportable es que quienes se lo recuerdan sean antifranquistas, gentes a las que no pueden reprochar tibieza frente a la dictadura. No est¨¢n acostumbrados a o¨ªr que el rey est¨¢ desnudo: el 20 de octubre de 1983, un entusiasta escrib¨ªa en Deia que "Arzalluz tiene una gran bombilla siempre encendida dentro de su cerebro que puede iluminar a todo el partido. Su talla intelectual le permite dialogar o discutir con cualquier presidente de Gobierno, incluyendo a Reagan".
Lo m¨¢s inquietante han sido las alusiones de Arzalluz a la condici¨®n de socialistas de los propietarios de la librer¨ªa donostiarra atacada por los mismos encapuchados que asaltan, como recuerda, las sedes del PNV. Se "rasgan las vestiduras ante el ataque a un amiguete de historial revolucionario", escribe el l¨ªder y recuadra De¨ªa en primera p¨¢gina. En Alemania, en 1933, respetables ciudadanos condenaban la quema de ciertos establecimientos por los camisas pardas, no sin a?adir que no pod¨ªa ignorarse que el due?o era un cerdo jud¨ªo, y que por eso le defend¨ªan sus colegas.
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