El 'violador de Pir¨¢mides' dice que quer¨ªa vengar las humillaciones vividas en el colegio
Se llama Arlindo Luis C. C., tiene 31 a?os, trabajaba de instalador de gas a domicilio y viv¨ªa con su esposa e hijo en Fuenlabrada. Este tranquilo vecino es el presunto violador de Pir¨¢mides, el hombre que al ser detenido el lunes en casa de sus suegros exhal¨® un suspiro de alivio -"ya era hora"- dijo a los agentes- y luego confes¨® ser el autor en los ¨²ltimos ocho a?os de 140 agresiones sexuales en Madrid, la cifra m¨¢s alta de la que guardan memoria los archivos de la polic¨ªa. En su declaraci¨®n, Arlindo aleg¨® que violaba para vengarse de las "humillaciones" que crey¨® sentir en la adolescencia por parte de sus compa?eras de colegio. Por ello buscaba mujeres de 117 a 22 a?os parecidas a sus antiguas colegas de aula. En muchos casos, las asalt¨® cerca de la glorieta de Pir¨¢mides mientras aguardaba a que su esposa saliese del trabajo.
Los polic¨ªas que han interrogado a Arlindo le recuerdan como un hombre con un acusado complejo de inferioridad que se describi¨® a s¨ª mismo como un t¨ªmido. De origen humilde, sus demonios nacieron en el colegio. All¨ª, seg¨²n cont¨® Arlindo, se sent¨ªa continuamente vejado por su pobreza. Las chicas -"todas eran unas pijas", afirm¨® el detenido -se re¨ªan de ¨¦l. Naci¨® entonces un odio fr¨ªo, lento, implacable. De nada sirvi¨® su matrimonio ni el nacimiento de su hijo. Arlindo odiaba. Quer¨ªa venganza.A diferencia del resto de violadores que atacan en lugares solitarios, a escondidas, Arlindo buscaba a las mujeres en sitios transitados, como las bocas de metro, las paradas de tren y las puertas de hipermercados. No se conformaba, siempre seg¨²n fuentes policiales, con esperar. Por el contrario, seleccionaba a sus v¨ªctimas. Luego recorr¨ªa con ellas un buen trecho entre decenas de transe¨²ntes hasta alcanzar un descampado donde las violaba. "Es el mayor violador de la historia de Espa?a", comentaba la polic¨ªa, que declin¨® facilitar su identidad completa o su fotograf¨ªa para evitar el sufrimiento de su familia. "La esposa, al descubrir que su marido era un violador, se derrumb¨®. No he visto en mi vida a nadie tan hundido por la ignominia", dijo un agente.
La prueba del ADN
La confesi¨®n de Arlindo, que carec¨ªa de antecedentes, super¨® con creces cualquier pron¨®stico policial. El Grupo III de la Brigada de Polic¨ªa Judicial atribu¨ªa al misterioso violador de Pir¨¢mides unas 50 agresiones. El relato del detenido las elev¨® a 140. Sin facilitar nombres o descripciones de sus v¨ªctimas, se limit¨® a citar los lugares donde cometi¨® los ataques y su frecuencia -en alguna ocasi¨®n dos veces en un mismo d¨ªa- Con estos datos y los procedentes de la investigaci¨®n, la polic¨ªa cree que le podr¨¢ imputar 102 casos. Un total de 16 se basan en la prueba del ADN, otros 26 en el reconocimiento fotogr¨¢fico y el resto en ropas, joyas y hasta las propias frases del detenido -casi siempre le dec¨ªa a la v¨ªctima: "C¨®geme de la cintura, como si fuese tu novio".Las primeras violaciones confesadas por Arlindo Luis se remontan a 1988. Sus ataques, entonces, eran espor¨¢dicos. No fue hasta 1994 cuando su pulsi¨®n se desat¨® y golpe¨® por doquier: en las proximidades del Planetario y del hospital Doce de Octubre, en los alrededores del Vicente Calder¨®n, en la plaza de Legazpi, la glorieta de Pir¨¢mides, la calle de Santa Mar¨ªa de la Cabeza, de Sainz de Baranda, el Alcampo de Moratalaz, las avenidas de P¨ªo XII y del Cardenal Herrera Oria, as¨ª como en Legan¨¦s, Getafe, M¨®stoles y Alcorc¨®n.
La alarma, sin embargo, se localiz¨® en Arganzuela, preferentemente en la glorieta de Pir¨¢mides y el Vicente Calder¨®n. All¨ª se registraron en ocho meses una veintena de agresiones sexuales. El motivo de que eligiese esta zona era que su esposa trabajaba en las cercan¨ªas.
Arlindo, de complexi¨®n normal, pelo casta?o y nariz alargada, dejaba su puesto de instalador de gas sobre las 15.00 horas. Por la tarde iba a recoger a su mujer, que sal¨ªa del trabajo a las 23.00. ?l llegaba sobre las 20.00, y aprovechando la espera atacaba a sus v¨ªctimas. Esto ocurr¨ªa de lunes a viernes. Los fines de semana, en cambio, violaba de 20.00 a 23.00.
Para asaltarlas les pon¨ªa una navaja en el cuello o en la espalda -a veces tambi¨¦n utiliz¨® un bol¨ªgrafo-. Bajo amenazas, las conduc¨ªa hasta alg¨²n descampado. "No me mires a la cara y cierra los ojos", les repet¨ªa durante el camino. Una vez en el descampado, seg¨²n las v¨ªctimas, les comentaba que era un presidiario drogadicto que robaba para darse un chute. "No te pongas nerviosa, s¨®lo voy a registrarte", dec¨ªa antes de manosearlas. Luego consumaba la agresi¨®n sexual. Antes de marcharse a recoger a su esposa insultaba a sus v¨ªctimas y las desvalijaba.
Este comportamiento met¨®dico vari¨® en octubre de 1995 cuando en los medios de comunicaci¨®n se public¨® que un violador rondaba la zona de Pir¨¢mides. Para evitar ser reconocido Arlindo se dej¨® crecer barba, se cort¨® el pelo y abandon¨® por unos meses las violaciones. Poco a poco, sin embargo, volvi¨® a las andadas. En Alcorc¨®n, por ejemplo, asalt¨® a una madre y su hija cuando iban a subir al coche a la salida de un hipermercado. Encerr¨® a la madre en el maletero, condujo hasta un descampado y viol¨® a la muchacha. Despu¨¦s regres¨® al hiper y escap¨® a la carrera.
La detenci¨®n
El pasado 25 de diciembre, en la avenida Juan Carlos I de Legan¨¦s, una mujer de 20 a?os se encontr¨® en el portal de su casa con un desconocido que le infundi¨® sospechas. La joven le pregunt¨® ad¨®nde iba. El hombre le dijo que a la segunda planta, a visitar a un amigo. Esta respuesta, confirm¨® las sospechas de la mujer: en la segunda planta no habitaba nadie ya que se trataba de una planta de oficinas y adem¨¢s ese d¨ªa era festivo. La mujer evit¨® subir con ¨¦l en el ascensor e inmediatamente que se vio libre corri¨® a contar lo ocurrido en la comisar¨ªa de Legan¨¦s. All¨ª, al escuchar la descripci¨®n del hombre, se encendieron las alarmas. Los agentes salieron en busca del sospechoso, pero al llegar al edificio no le encontraron. Sin embargo, un hombre que desde un parque cercano hab¨ªa visto salir corriendo a esta mujer y luego, al sospechoso dio la pista: la persona buscada hab¨ªa huido en un Opel Kadett blanco. Las indagaciones policiales permitieron determinar al propietario del veh¨ªculo y detener a Arlindo por unas horas para fotografiarle y conseguir una imagen que permitiese su reconocimiento.Una vez libre, al no haber cargos, la polic¨ªa le sigui¨® los pasos, al tiempo que mostraba las fotos a las v¨ªctimas. "La primera en verlas ni siquiera habl¨®, simplemente se derrumb¨® y llor¨®", dijo un agente. Este lunes, Arlindo fue detenido en la V¨ªa Lusitana. Estaba en casa de sus suegros. No ofreci¨® resistencia.
La polic¨ªa considera que consigui¨® zafarse del cerco al que le sometieron por su extrema movilidad y porqu¨¦ parte de las denuncias presentadas contra ¨¦l eran por robo. Esto se deb¨ªa a que a veces no llegaba a la violaci¨®n porque sus impulsos sexuales se consumaban antes de tiempo.
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