El Bar?a vuelve a las tinieblas

Sarri¨¢ envi¨® al Bar?a del cielo al infierno. Tres d¨ªas despu¨¦s de haber eliminado al Madrid en la Copa, el equipo azulgrana justific¨® los ocho puntos de desventaja que le separan del equipo madridista en la Liga. No hay forma de que el Bar?a se redima. Sus alardes se disipan con una facilidad inusitada. Cuando parece que amaina vuelve de golpe al mundo de las tinieblas. El Espanyol le sac¨® el m¨¢ximo jugo a un dispositivo nacido para el contrataque y volvi¨® a dar una alegr¨ªa completa a su parroquia en un derby como no lo hac¨ªa desde hac¨ªa 10 a?os, fecha a la que se remontaba su ¨²ltimo triunfo ante su eterno rival.Fue lo nunca visto en Sarri¨¢. La intransigencia del ¨¢rbitro sac¨® astillas del rival de lujo del Espanyol. Y el Bar?a asi¨® el partido por la tremenda. En 21 minutos el Espanyol lo tuvo en franqu¨ªa. Con un penalti de los que quedan a criterio del ¨¢rbitro y la expulsi¨®n de un Figo encegado reg¨® el grupo azulgrana las arenas movedizas en las que decidi¨® enlodarse en Sarri¨¢.

El Espanyol le regal¨® el bal¨®n y tres cuartas partes del c¨¦sped al Bar?a. Y el grupo de Robson se pas¨® la hora y media perdido en sus propios laberintos. El t¨¦cnico ingl¨¦s repiti¨® el mismo equipo y la misma disposici¨®n del Bernab¨¦u. Pero el campo, la situaci¨®n y el rival nada ten¨ªan que ver con los de aqu¨¦l partido de Copa. Es obvio pero debe subrayarse tras el dislate azulgrana de ayer. Sarri¨¢ no es el Bernab¨¦u. Al Bar?a no le bastaba el empate como all¨ª -el Madrid hab¨ªa aumentado hasta ocho su bot¨ªn de puntos en Alicante- y el Espanyol no es el Madrid. De hecho ni siquiera ayer era el verdadero Espanyol, desfigurado por las nueve bajas que llenaban su enfermer¨ªa.

Robson volvi¨® a confiar en una defensa de cuatro con Couto y Blanc en su eje y Sergi y Ferrer en los flancos. Con Radu como ¨²nico asedio permanente, la defensa azulgrana -V¨ªtor Ba¨ªa incluido-, se pas¨® el partido entero tiritando ante las acometidas a toque de cometa del Espanyol.

Guardiola y Popescu ejercieron de pivotes, siempre muy vigilados por sus colegas, Brnovic y Arteaga, el recurso de Miera en ausencia de Francisco y Pralija. Popescu se empe?¨® en una desmedida batalla personal con el coraje y el ardor como armas de la que se contagi¨® Luis Enrique, en el flanco derecho formando l¨ªnea con Ronaldo y Figo, mientras que Pizzi quedaba como punta de lanza.

Sin juego, sin compostura, sin saber por d¨®nde hincarle el diente al partido, el Bar?a se limit¨® a una misi¨®n ayer imposible: salvar su estampa y dignificar su condici¨®n, a pesar de todo, de aspirante al t¨ªtulo. Su ¨²nico recurso patentado, las apariciones de Ronaldo, fue desactivado tanto por la nefasta din¨¢mica de juego colectivo como por la impunidad con la que qued¨® encorsetado entre Pochettino y casi siempre otro par de jugadores blanquiazules.

El Espanyol volvi¨® a hacer rentable un dispositivo que se le atraganta a los equipos con obligaci¨®n de tomar la batuta como el Deportivo y el Bar?a. Herrera se encarg¨® de Pizzi y Pochettino, con constantes asistencias en el marcaje de sus compa?eros, anul¨® a Ronaldo.

Al Espanyol le bast¨® con que Luis y Lard¨ªn recibieran alg¨²n que otro bal¨®n en condiciones para desestabilizar el sistema defensivo azulgrana. Los sucesos de los primeros 21 minutos no tuvieron enmienda para el Bar?a que encaj¨® sin pesta?ear un segundo tanto tras una acci¨®n en la que nuevamente su defensa qued¨® en entredicho. No tuvo mejor nota el resto de un equipo que circunscribi¨® sus acciones de gol a un disparo cruzado de Ferrer (m. 9) y un disparo de Luis Enrique que toc¨® Herrera (m. 28) y un par de faltas ejecutadas por Guardiola y Ronaldo.