Kiko engrandece al Atl¨¦tico
El gaditano cambi¨® el curso del encuentro ante el Compostela con sus genialidades
Desprovisto de casi todos los argumentos que le elevaron el curso pasado hasta el bicampeonato (el orden y la solidez defensiva, el empuje y la presi¨®n, la precisi¨®n a bal¨®n parado ... ), el Atl¨¦tico sobrevive por Kiko, que conserva su talento intacto y sigue marcando la diferencia. El gaditano es el ¨²nico elemento rojiblanco, Antic incluido, que mantiene todas las virtudes del a?o de gloria: el control prodigioso, el gambeteo de cintura, el ojo en la nuca, el pase mortal y hasta el ansia de gol. Kiko anim¨® con sus cosas el partido, rescat¨® a su equipo de la confusi¨®n y lo empuj¨® finalmente hacia la victoria y la goleada.El principal valor de Kiko es que su f¨²tbol no esconde intereses narcisistas personales. Su f¨²tbol es siempre para el equipo y tiene efectos encantadores con sus compa?eros y demoledores con el rival. El f¨²tbol de Kiko es una invitaci¨®n, un t¨² s¨ªgueme, corre al espacio libre y para ti la gloria. 90 minutos dan para cumplir con todos. Y as¨ª, ayer, Kiko fue cubriendo generosamente la cuota de vanidad de todo aquel que quiso unirse a la fiesta: Geli, Aguilera (?qu¨¦ partido el suyo, plet¨®rico de velocidad!), Pantic, Esn¨¢ider, Caminero... Uno a uno, a cambio simplemente de fabricarse un hueco, fueron recibiendo su pase m¨¢gico, entregado directamente para el estruendoso aplauso de la grada. Poco importa que Kiko ande de espaldas y rodeado de un batall¨®n de defensas rivales. No se sabe c¨®mo, pero te encuentra.
ATL?TICO DE MADRID 4
COMPOSTELA 1Atl¨¦tico: Molina; Aguilera, Santi (L¨®pez, m. 68), Prodan, Gel? (Roberto, m. 68); Caminero, Bejbl, Pantic (Juan Carlos, m. 77), Paunovic; Kiko y Esn¨¢ider. Compostela: Falag¨¢n; Llorente (Sastre, m. 63), Galdames, Lekumberri, Bellido, .Viedrna; Mauro, Passi, Fabiano, Manuel (Jos¨¦ Ram¨®n, m. 63); y Ohen. Goles: 0-1. M. 29. Manuel roba el bal¨®n a Santi, cede a Ohen y ¨¦ste a Fabiano, que pica el bal¨®n y Mauro, llegando desde atr¨¢s y solo, cabecea a la red. 1-1. M. 31. Pantic cuelga de rosca sobre el ¨¢rea y Caminero, de cabeza, marca. 2-1. M. 39. Kiko profundiza para Paunovic, quien desde la izquierda de? ¨¢rea ejecuta el pase de la muerte, y Bejbl fusila. 3-1. M. 54. Aguilera hace la pared con Kiko y entrega a Esn¨¢ider, que marca a placer. 4-1. M. 61.Esn¨¢ider pasa a Caminero, ¨¦ste deja de primera para Kiko, que es arrollado por detr¨¢s por Viedrna. Esn¨¢ider transforma 9n gol el penalti. Arbitro: Llonch Andreu. Expuls¨® a Viedrna (m. 61) por la acci¨®n de? penalti a Kiko. Mostr¨® tarjeta amarilla a Santi, Prodan, Paunovie y Aguilera. 26.000 espectadores en el Calder¨®n.
Llegado un punto, cuando entendi¨® que cada uno de sus compa?eros ya se hab¨ªa llevado su ovaci¨®n, y con el 4-1 colgado del marcador, el gaditano pens¨® en s¨ª mismo. Corri¨® por el bal¨®n, sac¨® de la porter¨ªa a Falag¨¢n, atrajo defensas y busc¨® el no va m¨¢s con una vaselina de espaldas a la caja. La pelota acarici¨® el poste y se march¨® fuera, pero el p¨²blico, engullido ya en estado de excitaci¨®n, se rindi¨® a los pies del genio al grito un¨¢nime de "torero, torero".
Hasta que Kiko se decidi¨® a levantar el ¨¢nimo del colchonerismo, el Atl¨¦tico lo pas¨® mal. Apareci¨® demasiado fr¨ªo por el partido, tal vez por aquello de verse otra vez con las mismas caras (era el tercer encuentro en diez d¨ªas frente al Compostela). Cogi¨® el mando, sin duda porque el rival, de salida, decidi¨® encogerse junto a su porter¨ªa, pero lo manej¨® al ralent¨ª. Fue el del Atl¨¦tico, al principio, un f¨²tbol lento, previsible e inofensivo.
Pasada la primera media hora, cuando ya crey¨® al adversario totalmente adormecido, el Compostela se decidi¨® a jugar sus cartas. Conocedor de las facilidades que ahora los rojiblancos conceden en las mediaciones de Molina, apret¨® un poco y busc¨® el gol. Su plan tuvo un ¨¦xito inmediato. El Atl¨¦tico entreg¨® el 0-1 en la primera acometida visitante.
El gol del Compostela tuvo, sin embargo, efectos positivos para el Atl¨¦tico. Le toc¨® el orgullo y, aun sin mejorarle el juego ni refrescarle las ideas, le anim¨® a meterse a empujones en la porter¨ªa de Falag¨¢n. El Compostela lo sigui¨® intentando y se fue encontrando con nuevas concesiones, pero por entonces Kiko ya se hab¨ªa decidido a influir de forma determinante en el juego. Desde su posici¨®n de media punta, se dedic¨® con empe?o y arte a llenar de alegr¨ªa y de pases a sus compa?eros. Y as¨ª fueron llegando las entradas por banda, las ocasiones, los goles y la fiesta.
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