La vicepresidenta ecuatoriana sustituye de forma temporal al presidente con el apoyo del Ej¨¦rcito
Respaldada por el Ej¨¦rcito, verdadero ¨¢rbitro de la situaci¨®n, la abogada Rosal¨ªa Arteaga asumi¨® ayer la presidencia temporal de Ecuador en una f¨®rmula de ingenier¨ªa pol¨ªtica que supone la definitiva destituci¨®n del presidente Abdal¨¢ Bucaram y permite la soluci¨®n negociada de la crisis m¨¢s grave sufrida por el pa¨ªs andino en su reciente historia. De madrugada, Arteaga fue elegida con el voto favorable de 45 de los 82 diputados del Congreso. La C¨¢mara nombrar¨¢, presumiblemente ma?ana, a un presidente interino que gobernar¨¢ hasta agosto de 1998, fecha de la investidura del presidente que salga de las elecciones generales anticipadas, a celebrarse en el primer semestre de ese a?o.
, ENVIADO ESPECIAL
Arteaga anunci¨® que respetar¨¢ las "decisiones constitucionales" del Congreso respecto a la elecci¨®n de un nuevo presidente, pero dej¨® entrever que no descarta mantenerse en el cargo hasta las elecciones, pues record¨® que las leyes de Ecuador impiden al Legislativo nombrar al jefe de Estado. Por ello, pidi¨® a los diputados "apego a las leyes en este periodo de transici¨®n". Pese a sus deseos, es casi seguro que el presidente del Congreso, Fabi¨¢n Alarc¨®n, que disput¨® la m¨¢xima jefatura a Bucaram y a Arteaga, sea el nuevo presidente interino si logra mantener, en una reuni¨®n convocada para ma?ana, el respaldo de la oposici¨®n agrupada en tomo suyo, la misma que destituy¨® la semana pasada a Bucaram atribuy¨¦ndole enajenaci¨®n mental. En ese caso, Arteaga volver¨ªa a la vicepresidenciaLas Fuerzas Armadas, que fueron aplaudidas por los diputados durante la investidura de Arteaga por el papel desempe?ado durante la crisis de los tres presidentes, forzaron un acuerdo entre ¨¦sta y Alarc¨®n, y ambos debieron renunciar a la reclamada presidencia para facilitarlo.
Abdal¨¢ Bucaram, a quien se apoda El Loco; Rosal¨ªa Arteaga, que fue su vicepresidenta, y Fabi¨¢n Alarc¨®n hab¨ªan invocado la Constituci¨®n en su provecho para proclamarse presidentes los tres. As¨ª protagonizaron durante d¨ªas una crispaci¨®n nacional sin precedentes, acompa?ada con masivos paros generales y violentas manifestaciones.
Bucaram, a quien perdieron sus groser¨ªas y desplantes y la torpeza en la ejecuci¨®n de un ajuste econ¨®mico excesivamente duro, ha rechazado el acuerdo, y siempre histri¨®n y a gritos reclama la legitimidad de su jefatura. La f¨®rmula discretamente impuesta por las Fuerzas Armadas para evitar que el creciente enconamiento pol¨ªtico y social llevara a cruentos enfrentamientos civiles y a la ruina econ¨®mica del pa¨ªs fue denunciada por Bucaram como un "carnavalazo" en referencia a las fiestas de estos d¨ªas en Guayaquil. Su capacidad de convocatoria es reducida y de pretender la sublevaci¨®n contra su irregular despido y el nuevo proceso pol¨ªtico afrontar¨ªa consecuencias imprevisibles. Un diputado de la oposici¨®n ya le pide c¨¢rcel, imput¨¢ndole delitos contra la propiedad p¨²blica y la moral.
Los militares se mantuvieron neutrales en la crisis hasta el final, y no hubo pronunciamientos p¨²blicos de sus mandos contra el estrafalario presidente hasta que su convocatoria de la noche del s¨¢bado con un paro nacional lo sentenci¨®. Sus declaradas intenciones de sacar a la calle "a cuatro millones de ecuatorianos" colmaron la paciencia de los cuarteles que pocas horas despu¨¦s desconoc¨ªan la vigencia de su Gobierno a trav¨¦s de una declaraci¨®n oficial y apremiaron el entendimiento entre Arteaga y Alarc¨®n.
Despu¨¦s de que el Congreso hubiera depuesto a Abdal¨¢ Bucaram, por mayor¨ªa simple y sin disfrutar El Loco de un juicio justo y el derecho a la defensa establecidos en la Constituci¨®n, el general Paco Moncayo, jefe del Comando Conjunto, declaraba la neutralidad de la instituci¨®n armada. Esa neutralidad acab¨® cuando Moncayo retir¨® abrupiamente del Gabinete de Bucaram a su ministro de Defensa, el general V¨ªctor Manuel Baya Garc¨ªa, despu¨¦s de que ¨¦ste decretara el estado de emergencia nacional siguiendo las instrucciones de su jefe en el Consejo de Ministros.
El viaje de Bucaram a Per¨² el pasado enero, en el que propuso a las partes pedir perd¨®n por los errores cometidos durante la guerra fronteriza de 1995, indign¨® mucho a las nacionalistas Fuerzas Armadas ecuatorianas. Quedaba claro pues que el Ej¨¦rcito refrendaba la destituci¨®n de Bucaram pese a evitar pronunciarse sobre su sucesor. Las gestiones de los militares y la aceptaci¨®n de EE UU de la soluci¨®n acordada fueron efectuadas discretamente.
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