Historias en versi¨®n original
Los cines Alphaville celebran sus 20 a?os con la 'butaca del amor', especial para parejas cin¨¦filas
"D¨¦me una entrada para la pel¨ªcula m¨¢s verde que tenga". La taquillera del Alphaville, Carmen Montllor, se qued¨® mirando al hombre. Pens¨® durante unos segundos y decidi¨® darle una entrada para la sala 4, la que tiene las paredes verdes.Carmen, una mujer de 55 a?os y de aspecto serio, se r¨ªe a carcajadas cuando recuerda la broma que le gast¨® hace unos a?os a aquel buen se?or, que ven¨ªa de un pueblo y se hab¨ªa confundido de sitio: "Muy cerca de nosotros hab¨ªa un cine porno, el Oxford (en el pasaje de Mart¨ªn de los Heros) y hab¨ªa muchas confusiones. Normalmente trataba de disuadirles, pero ante tan singular petici¨®n no pude resistirme". "Y todav¨ªa viene gente", a?ade, "que intenta sobornarme para que le d¨¦ buenas entradas. Es una pr¨¢ctica que se hac¨ªa antes, pero aqu¨ª es in¨²til, porque no est¨¢n numeradas".
Si supiera escribir guiones, ella podr¨ªa contar muchas y buenas historias que le han ocurrido en esa su segunda casa de apenas dos metros cuadrados, la taquilla, donde ha pasado siete horas diarias durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, y lo que le queda. Aqu¨ª comenz¨® a trabajar pocos meses despu¨¦s de que se inauguraran los Alphaville, en noviembre de 1977. Los cin¨¦filos madrile?os iban a poder disfrutar por fin de cine de autor, independiente, comprometido, en su formato y versi¨®n originales, que hasta entonces se hab¨ªa refugiado en las que se conoc¨ªa como salas de arte y ensayo.
Todo surgi¨® gracias a la iniciativa de un grupo de amigos a los que les uni¨® su amor por el cine. La idea, en principio, era tan s¨®lo comprar pel¨ªculas que les gustaban -de directores como Herzog, Fassbinder, Wim Wenders, Godard, etc¨¦tera- y distribuirlas, y as¨ª naci¨® Musidora. Pero s¨®lo dos cines de los que ya exist¨ªan, el D¨²plex y el Bellas Artes, se arriesgaban a exhibirlas. El resto, ni caso. Fue entonces cuando pensaron en montar el suyo propio. El pr¨®ximo 25 de noviembre se cumplir¨¢n 20 a?os de la inauguraci¨®n de las dos primeras salas Alphaville (t¨ªtulo de una pel¨ªcula de Godard), que se estrenaron con La batalla de Chile, un documental pol¨ªtico de Patricio Guzm¨¢n, y La ¨²ltima cena, de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea.
Luis Tinoco, gerente y uno de los due?os, comenta que para celebrar este aniversario se les ha ocurrido poner en todas las salas lo que ¨¦l llama "butacas del amor", asientos sin brazo separador, especiales para parejas, y que estar¨¢n instaladas antes de un mes: "Un homenaje simp¨¢tico a nuestros espectadores".
Las dificultades para poner en marcha el proyecto no fueron pocas. Cada innovaci¨®n que propon¨ªan se topaba con la zancadilla de la Administraci¨®n. El permiso para poner en marcha la sesi¨®n de madrugada -bautizada por algunos como sesi¨®n golfa- se pidi¨® en 1978, pero la autorizaci¨®n no lleg¨® hasta seis a?os despu¨¦s, y con car¨¢cter provisional. Tambi¨¦n introdujeron el d¨ªa del espectador, no sin objeciones por parte del reticente Ministerio de Cultura, que m¨¢s tarde imitaron todos los cines de la capital.
Las novedades, en fin, fueron muchas: suprimieron la numeraci¨®n de las entradas (todav¨ªa hay algunas protestas de los espectadores por ello), introdujeron la hoja informativa de la pel¨ªcula, editaron un peri¨®dico en el que escrib¨ªan j¨®venes que ahora son cineastas reconocidos y fueron los primeros en traer los directores a los estrenos, algo ahora habitual.
La cafeter¨ªa se cre¨® como una sala de espera de los espectadores. Aqu¨ª se pod¨ªan ver gratis cortometrajes, pel¨ªculas antiguas o nuevas que no hab¨ªan pasado por el circuito comercial. Fernando Trueba proyect¨® en esta cafeter¨ªa su primer largometraje, ¨®pera prima.
A Carmen, la taquillera, le encant¨® el proyecto. Casada, con cuatro hijos (dos de ellos trabajan actualmente en la empresa), ha visto hacerse mayores a los j¨®venes progres que desde el primer d¨ªa no faltan a la cita cada vez que se estrena una pel¨ªcula, y hay pocas caras de cin¨¦filos que se le escapen. "Con muchos de ellos mantengo una cierta amistad. Hay al menos dos o tres personas que deben tener alg¨²n problema: ?vienen a ver cada pel¨ªcula hasta veinte veces!".
Entre los pol¨ªticos m¨¢s habituales de los Alphaville menciona a Joaqu¨ªn Almunia, Enrique M¨²gica y Carmen Romero. "Antes ven¨ªa con frecuencia Alfonso Guerra, pero luego le resultaba muy complicado porque ten¨ªa que llevar mucha seguridad. Y todos han hecho siempre cola para sacar su entrada. Otro de los personajes conocidos que no se pierde una pel¨ªcula es la duquesa de Alba. Llega acompa?ada de una se?orita de compa?¨ªa y m¨¢s o menos a la media hora se levanta y se va. No s¨¦ por qu¨¦".
El esc¨¢ndalo lleg¨® en el verano de 1985, con la pel¨ªcula de Jean-Luc Godard Je vos salue, Marie, que vino a Madrid precedida de una fuerte pol¨¦mica en Francia e Italia. Inspirado en el mito de la Virgen Mar¨ªa, el filme trata de una joven que se queda encinta sin haber mantenido relaciones sexuales. Mientras el Vaticano la tachaba de blasfema, otros la juzgaban, en cambio, como un himno a la castidad. Juan Pablo II encabezaba el primer grupo, y lleg¨® a rezar un rosario, retransmitido a todo el mundo por Radio Vaticana, para desagraviar a la Virgen. Como si de una novena se tratara, un grupo de beatas madrile?as de todas las edades se apostaron en la puerta del Alphaville y estuvieron rezando rosarios ininterrumpidamente de cuatro de la tarde a once de la noche durante los cuatro meses que dur¨® la proyecci¨®n, que fue todo un ¨¦xito de p¨²blico.
"El primer d¨ªa fue tremendo. Hubo alg¨²n momento en que pas¨¦ miedo. Vino Blas Pi?ar, y hubo tal avalancha de gente que casi echan la puerta abajo. Tuvimos que llamar a la polic¨ªa. Pero despu¨¦s se quedaron s¨®lo las beatas rezando. Eso era hasta divertido. Yo me hice amiga de alguna de ellas". Carmen ha observado, desde hace dos a?os, que los madrile?os vuelven al cine. "La gente se ha dado cuenta de que una pel¨ªcula pasada por televisi¨®n pierde much¨ªsimo, y de hecho, se est¨¢n abriendo nuevas salas". La taquillera sigue viendo muchos filmes, pero con una excepci¨®n: "Descarto los violentos".
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