Los militares imponen a la presidenta temporal Arteaga que acepte su relevo por el Parlamento
Los militares ecuatorianos han vuelto a resultar decisivos. Tras una reuni¨®n urgente con los jefes de las tres armas, la presidenta temporal, Rosal¨ªa Arteaga, ha decidido no poner trabas a la salida negociada de la crisis de los tres presidentes. Seg¨²n inform¨® esta madrugada su portavoz, Faustino Jaramillo, la presidenta "acatar¨¢ aunque no est¨¦ de acuerdo" la decisi¨®n que hoy adopte el Parlamento del pa¨ªs. ?ste se dispone a elegir a Fabi¨¢n Alarc¨®n jefe de Estado hasta la convocatoria de nuevas elecciones y devolver a Arteaga la vicepresidencia. Los comicios se celebrar¨¢n antes de julio de 1998.
, Descabalgado el farandulero Abdal¨¢ Bucaram, y cuando la crisis de los tres presidentes parec¨ªa resuelta, la presidenta temporal de Ecuador, Rosal¨ªa Arteaga, volvi¨® a colocar el pa¨ªs en vilo y a resucitar la atm¨®sfera de crisis. Arteaga invoc¨® las leyes ecuatorianas para resistirse a aceptar que el Congreso nombre hoy al presidente interino encargado de sustituirla. Su tozuda resistencia sublev¨® a la oposici¨®n que anteriormente hab¨ªa destituido a Bucaram por enajenaci¨®n mental.La batalla, donde la legalidad se invoc¨® a capricho, salpic¨® ayer a Rosal¨ªa Arteaga, a quien sus adversarios imputaron dobleces y ambici¨®n desmedida. En algunos despachos del Congreso se instaba a la movilizaci¨®n popular para obligarla al relevo. El abogado Fabi¨¢n Alarc¨®n la acus¨® de haber incumplido el pacto de caballeros suscrito en la madrugada del s¨¢bado. Arteaga sosten¨ªa que el Legislativo, cuya resoluci¨®n acept¨® sin reparos para llegar a la presidencia, no est¨¢ capacitado legalmente para nombrar presidentes. Adem¨¢s, agreg¨®, antes de la designaci¨®n del interino deber¨¢n acometerse las reformas legales necesarias para llenar el vac¨ªo legal observado en la Constituci¨®n sobre la sucesi¨®n del presidente en caso de fuerza mayor. "SI el Congreso no pudiera nombrar al presidente interino, ?c¨®mo podr¨ªa haber asumido el interinazgo Rosal¨ªa Artega?", se pregunt¨® el diputado socialcristiano Marcos Flores.
Su ministro del Interior lo resumi¨® a primera hora del d¨ªa sin rodeos: la presidenta "no abandonar¨¢ el poder en favor del jefe de Estado interino" a menos que se modifique la Constituci¨®n.
El envite legal de Arteaga perdi¨® toda su fuerza cuando se top¨® con los jefes militares. En una reuni¨®n de urgencia, de la que no ha trascendido su contendio, los jefes de las tres armas, la indicaron la necesidad de no poner trabas a la decisi¨®n del Congreso. El hecho de que las Fuerzas Armadas no apoyen su continuidad ha sido la clave. Sin fuerza parlamentaria y sin uniformes detr¨¢s, Arteaga no tiene futuro. El ¨²nico es subirse rauda al carro vencedor desde la posici¨®n que ya ten¨ªa: la de vicepresidenta. Pese a ello, se resiste a aceptar la realidad. Esta madrugada, invovando palabras similares de Bucaram, dijo que la soluci¨®n adoptada representa de hecho una dictadura del Congreso.
El problema ya se vio venir en su toma de posesi¨®n. Los diputados opositores clamaron al cielo cuando escucharon a Arteaga hablar, sobre las relaciones comerciales con Colombia, de la negociaci¨®n territorial con Per¨² y de mejorar la econom¨ªa, cuando daban por sentado de que su administraci¨®n ser¨ªa cosa de pocos d¨ªas. El amotinamiento fue definitivo cuando la mujer que fuera vicepresidenta de Abdal¨¢ Bucaram y le riera las gracias, nombr¨® a un ministro de Gobierno, apalabr¨® otras carteras y adul¨® empalagosamente a las Fuerzas Armadas, cuyo discreto desempe?o en la crisis aplauden los ecuatorianos.
Desconoci¨¦ndose los justos t¨¦rminos del compromiso verbal entre Rosal¨ªa Arteaga, Fabi¨¢n Alarc¨®n y las Fuerzas Armadas, la ¨²nica referencia escrita al respecto es el acuerdo del Congreso del s¨¢bado, aceptado por todos para evitar el derramamiento de sangre. En su art¨ªculo segundo dice: "Encargar la presidencia de la Rep¨²blica en forma temporal a la doctora Rosal¨ªa Arteaga Serrano, vicepresidenta constitucional, por el tiempo limitado, estrictamente necesario e indispensable hasta que el Congreso designe presidente constitucional interino de la Rep¨²blica". No se precisan plazos. Fabi¨¢n Alarc¨®n, frustrado por la reacci¨®n inicial de Arteaga, admiti¨® lo penoso del momento: "Todos cre¨ªamos que estaba solucionado el problema".
El ex presidente Le¨®n Febres Cordero fue el m¨¢s violento. Propuso "sacarla de la oreja".
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