"Preg¨²ntale a Paco"
, "Preg¨²ntale a Paco". La pregunta de Fabi¨¢n Alarc¨®n a Rosal¨ªa Arteaga sobre cu¨¢les son sus verdaderas intenciones respecto al nombramiento de un presidente interino fue respondida de esa manera por la presidenta temporal, seg¨²n revel¨® el propio Alarc¨®n. Paco es el general Paco Moncayo, jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas y ¨¢rbitro de la crisis de los tres presidentes.
Rosal¨ªa Arteaga, de 40 a?os, confiaba en el apoyo de est¨¦ mando a su permanencia en el Gobierno m¨¢s all¨¢ de la sesi¨®n parlamentaria de hoy. Por eso remiti¨® a Alarc¨®n al poderoso e influyente general creyendo que su candidatura agradaba al estamento militar.
Pero la situaci¨®n puede tornarse violenta de mantenerse Arteaga en su tesis y tomar cuerpo la amenaza de nuevos des¨®rdenes callejeros. Ese horizonte preocupa a los cuarteles, aunque han maniobrado pol¨ªticamente para evitarlo.
Interpretando la Constituci¨®n, asunto que no les compete, e interviniendo la Embajada estadounidense en los asuntos de Ecuador, al margen de sus competencias, qued¨® Bucaram fuera de combate. Sin las Fuerzas Armadas y sin los gringos un Gobierno ecuatoriano dif¨ªcilmente puede sostenerse.
A la espera pues, de las precisiones del general Moncayo y de EE UU sobre el alcance de su apoyo a Arteaga y las reacciones castrenses al ¨¢cido choque entre la presidencia y los partidos de oposici¨®n, arrecian las cr¨ªticas: ?qu¨¦ garant¨ªas tiene el pa¨ªs con una presidenta que asume unas partes de lo acordado pero no el resto?, advert¨ªa el diario El Comercio.
Arteaga demostr¨® cualidades y cintura para caer simp¨¢tica a muchos militares: visita frecuentemente al mando conjunto, es culta, guapa y preparada, tiene buena planta y adem¨¢s releg¨® a la sociedad civil en el orden de salutaciones en la ceremonia de asunci¨®n del mando: "Se?or general Paco Moncayo, jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas, se?or jefe de los institutos armados, generales, almirantes...".
Despu¨¦s, el resto y el discurso sobre programas a largo plazo. La nueva disputa entre la clase pol¨ªtica probablemente reafirmar¨¢ el pobre concepto que el cuerpo de generales tiene sobre ella.
Seg¨²n un analista local, los militares ecuatorianos reconocen a sus pol¨ªticos una gran indolencia y gran capacidad para disolverse en peleas de medio pelo as¨ª como serias dificultades para articular pol¨ªticas de Estado.
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