Diana de Gales vuelve a la BBC como activista contra las minas
, La princesa de Gales volvi¨® a ser anoche la estrella de un programa de la televisi¨®n p¨²blica brit¨¢nica, poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de la famosa entrevista emitida por la BBC en su espacio Panorama, que la consagr¨® como la reina de corazones del pa¨ªs. Esta vez no se trataba de una entrevista ¨ªntima como la que convoc¨® a m¨¢s de 20 millones de brit¨¢nicos ante la peque?a pantalla, en noviembre de 1995, cuando revel¨® detalles de su relaci¨®n con el pr¨ªncipe Carlos, sino de un reportaje elaborado -bajo su supervisi¨®n- durante su visita a Angola el mes pasado, invitada de la Cruz Roja brit¨¢nica.Diario de una princesa, incluido en la serie Heart of the matter, el programa de contenido m¨¢s religioso de la BBC, exhibi¨® ayer a lo largo de 30 minutos los sentimientos de Diana ante el dram¨¢tico espect¨¢culo de los ni?os angole?os mutilados por las minas antipersonales que alfombran el pa¨ªs tras m¨¢s de 20 a?os de guerra civil.
El reportaje, el ¨²ltimo contacto directo de Diana de Gales con las c¨¢maras, seg¨²n confesi¨®n propia, es un admirable ejercicio de relaciones p¨²blicas con un fin noble: poner de relieve una vez m¨¢s la crueldad de las minas antipersonales, fabricadas por pa¨ªses desarrollados, como el propio Reino Unido, y consumidas en grandes cantidades por pa¨ªses del Tercer Mundo que, como Angola, se han visto sacudidos por guerras civiles atroces.
Durante 30 minutos, la princesa despliega en el programa su amorosa preocupaci¨®n hacia los ni?os angole?os mutilados por la explosi¨®n de estas minas, r¨ªe casi como una plebeya y pronuncia discursos ponderados y emotivos contra las minas. "Debe mos acabar con el uso de tan per versas armas. La ¨²nica forma es la prohibici¨®n global", es el ale gato final de la princesa.
En Londres, sus en¨¦rgicas palabras provocaron cr¨ªticas en un sector del Partido Conservador. Diana de Gales confiesa en el reportaje que tanta incomprensi¨®n estuvo a punto de hacerle saltar las l¨¢grimas. Los telespectadores comprobaron, no obstante, su gran capacidad de autocontrol.
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