Una oportunidad
EL PRESIDENTE Aznar no parece haber aprovechado la oportunidad que le brind¨® Pujol de salirse casi sin ruido del embrollo de la plataforma digital y los derechos del f¨²tbol en que se hab¨ªa metido, y que ha sido un evidente elemento de crispaci¨®n pol¨ªtica en las ¨²ltimas semanas. Aunque m¨¢s tarde dej¨® abierta la posibilidad de cambiar de criterio -"ya se ver¨¢", dijo-, el presidente de Gobierno no quiso comprometerse ante Pujol a aceptar la propuesta de su socio catal¨¢n de tramitar el decretazo sobre la plataforma digital como proyecto de ley, a fin de poder introducir enmiendas en su articulado. Esa negativa transmite la impresi¨®n de que el Gobierno, azuzado desde fuera por vendedores de humo, ha hecho del asunto una cuesti¨®n de honor de la que le resulta dif¨ªcil apearse.Invirtiendo prioridades que parecen obvias, el Gobierno se ha empecinado en generar conflictos artificiales que han envenenado el clima pol¨ªtico. Sin embargo, el desaf¨ªo terrorista, que ayer se cobr¨® una nueva v¨ªctima, y las maniobras exteriores que tratan de obstaculizar el acceso de Espa?a a la moneda ¨²nica, pese a las buenas perspectivas econ¨®micas, definen un marco favorable al consenso interior: algo que no puede dejar de reforzar la autoridad del Ejecutivo.
En, lugar de eso, los estrategas medi¨¢ticos de La Moncloa han elegido el conflicto, primero con el asunto de la supuesta amnist¨ªa fiscal selectiva y luego con la batalla digital. Seguramente no faltar¨¢n expertos dispuestos a convencer a Aznar y a ?lvarez Cascos de que una actitud populista y agresiva puede serles rentable en ciertos caladeros electorales, aunque por el camino se arruine su proclamada imagen centrista. Es absurdo pensar que la subida de uno o dos puntos en alguna encuesta ad hoc pueda compensar el precio pagado en estabilidad y cohesi¨®n social.
De acuerdo con la vocaci¨®n del catalanismo pol¨ªtico de actuar como elemento moderador de la pol¨ªtica espa?ola, el presidente Pujol hab¨ªa adelantado su disposici¨®n a convalidar el decreto gubernamental siempre que se acordase su tramitaci¨®n ulterior como proyecto de ley. Ello permitir¨ªa introducir enmiendas que suavizaran las aristas m¨¢s arbitristas e intervencionistas del decreto. Portavoces de CiU han explicado que con ello pretend¨ªan, ante todo, garantizar la plena legalidad del texto -los socialistas han anunciado un recurso de inconstitucionalidad- y su adecuaci¨®n a la normativa europea. Aznar rehus¨® en su entrevista con Pujol un compromiso en este sentido, aunque en declaraciones posteriores en el Congreso dijo que no convertir¨¢ en cuesti¨®n de principio una diferencia sobre el procedimiento.
Pujol ha tenido buen cuidado en subrayar que esa divergencia no cuestiona la continuidad del pacto de gobernabilidad PP-CiU. M¨¢s vale que as¨ª sea, porque no hay alternativa (excepto la de un pacto a la griega Aznar-Anguita). Esta ¨²ltima posibilidad, que encantar¨ªa a algunos amantes de las emociones fuertes, fue indirectamente evocada por Pujol al indicar que un posible voto conjunto PP-IU de convalidaci¨®n del decreto "no ser¨ªa un punto positivo para nuestra colaboraci¨®n", por otra parte imprescindible para aprobar los Presupuestos de 1998, pieza capital para el proceso de integraci¨®n en el euro. Para subrayar la reticencia, el secretario general de Converg¨¨ncia, Pere Esteve, alert¨® desde Barcelona sobre los problemas de comunicaci¨®n existentes con el Gobierno, resaltando que hab¨ªan recibido el anteproyecto de ley de retransmisiones deportivas despu¨¦s de su publicaci¨®n en dos diarios de Madrid. Esteve tambi¨¦n reproch¨® al Gobierno un exceso de empecinamiento.
El mensaje, aparentemente, no fue captado por Aznar durante el encuentro en La Moncloa, aunque aparentaba una actitud m¨¢s flexible horas despu¨¦s en el Parlamento. Para la necesaria estabilidad de la mayor¨ªa parlamentaria, y tambi¨¦n para el clima pol¨ªtico general, bueno ser¨¢ que el Gobierno no haga cuesti¨®n de honor de algo que es s¨®lo una decisi¨®n pol¨ªtica. S¨®lo as¨ª podr¨¢ convencer a sus socios de que no pretende imponerles esta iniciativa legislativa como un tr¨¢gala, sino que est¨¢ dispuesto a discutir y aceptar algunas de sus sugerencias.
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