Farsa ¨²til
LA OPOSICI?N y la presi¨®n internacional han forzado a Milosevic a que reconozca la victoria de la coalici¨®n Unidos en diversas ciudades serbias en las elecciones municipales del 17 de noviembre. El Parlamento serbio -en lo que constituye una farsa, si bien ¨²til, pues desbloquea la situaci¨®n- aprob¨® anoche por ley este reconocimiento recomendado en el informe que para la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE) elabor¨® la misi¨®n dirigida por el espa?ol Felipe Gonz¨¢lez. La oposici¨®n -que boicote¨® la sesi¨®n parlamentaria-, la OSCE y la causa democr¨¢tica logran as¨ª apuntarse una clamorosa victoria contra la intolerancia pol¨ªtica.Con esta concesi¨®n, el presidente serbio no s¨®lo sale de un embrollo en el que, de manera n¨ªtidamente autoritaria, ¨¦l y su partido se hab¨ªan metido de forma voluntaria para cerrarle el paso a la oposici¨®n, sino que parece haber recuperado la iniciativa, ya que la presi¨®n callejera de la oposici¨®n acusa cansancio y no parece suficiente para acabar con Milosevic. Llegados a este punto, la oposici¨®n debe demostrar que es capaz de ganarle a Milosevic la mano no s¨®lo en la calle, sino en las urnas. Las elecciones est¨¢n previstas, en principio, para diciembre pr¨®ximo. ?sa es la pr¨®xima gran cita.
Milosevic no est¨¢ vencido de antemano. Cuenta a¨²n con sensibles apoyos en la poblaci¨®n serbia, en particular en los medios industriales y agrarios, ausentes de las manifestaciones de las ¨²ltimas semanas. Milosevic, adem¨¢s, no ha perdido la iniciativa, como qued¨® ayer reflejado en las dificultades de la oposici¨®n para designar un alcalde para Belgrado y en el reajuste gubernamental amplio que tiene como elemento m¨¢s destacado la creaci¨®n de un Ministerio de la Transformaci¨®n Econ¨®mica -es decir, de privatizaciones-, que significa una se?al expl¨ªcita hacia el exterior en busca de ayuda econ¨®mica.
Aunque las sanciones econ¨®micas internacionales contra Serbia fueron levantadas tras la puesta en pr¨¢ctica de los acuerdos de Dayton sobre Bosnia de 1995, el intento de manipular las elecciones municipales paraliz¨® la llegada de ayuda financiera extranjera. Ha sido la imperiosa necesidad de esta ayuda el elemento decisivo para que Milosevic flexibilizara su actitud ante los manifestantes.
La oposici¨®n es una mezcla harto heterog¨¦nea de antiguos hipernacionalistas y liberales, mon¨¢rquicos, republicanos y dem¨®cratas. No tiene a¨²n una estrategia com¨²n que indique la senda por la que debe avanzar este pa¨ªs, ni tampoco qu¨¦ tratamiento dar a la explosiva regi¨®n de Kosovo con su importante poblaci¨®n albanesa. Unida contra Milosevic, la oposici¨®n aparece destartalada en cuanto a la elaboraci¨®n de un programa alternativo.
Su prioridad debe ser ahora afanarse en construirlo. A esta tarea puede ayudar la comunidad internacional, los partidos pol¨ªticos y otros movimientos en Europa occidental, que tambi¨¦n deben contribuir al desarrollo de las estructuras pol¨ªtico-constitucionales de la nueva federaci¨®n yugoslava, e impulsar el crecimiento de medios de comunicaci¨®n independientes que permitan superar la barrera de los poderosos medios oficiales controlados por el r¨¦gimen. Es hora de que Occidente arrime el hombro para contribuir a la transformaci¨®n de Serbia, y en general de unos Balcanes en los que, de Zagreb a Tirana, crecen las protestas populares.
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