Casa M¨¦ndez, capital de Espa?a
Esto es as¨ª: cuando se franquean las puertas de Casa M¨¦ndez en Madrid (Ayala, 65, telefono: 402 43 78) se convierte uno en due?o y se?or de la plaza de abastos m¨¢s surtida y sustanciosa y aut¨®ctona y calificada de la capital. La historia de la literatura espa?ola, y la de Espa?a tambi¨¦n, gozar¨ªan otros goces y haza?as de haberse extraviado Sancho Panza y don Alonso Quijano en este santuario de la Espa?a que come y bebe como comi¨® y bebi¨® desde todos los siglos atr¨¢s y de los que vendr¨¢n.S¨®lo el olfato de los productos de Galicia, Santander, Le¨®n, Asturias y algunas pizcas m¨¢s de toda la geograf¨ªa gastron¨®mica hispana enciende los sentidos. Y, de seguro, Sancho, s¨®lo poner cara de ojazos hubiese encandilado su est¨®mago con un bollu pre?ao asturiano, que no es m¨¢s que un bollo de pan cocido en el horno con la longaniza de las tierras de la exquisitona Regenta.
Un t¨ªo de Segundo M¨¦ndez, el patriarca de hoy d¨ªa en la tienda, asturiano, fue a hacer fortuna a Cuba en sus tiempos. Y la hizo, y vino a Madrid en 1932 a plantar esta minicatedral donde mandan los embutidos de Tineo, las fabes de Grao, las casadiellas de Cornellana, la sidra (no faltaba m¨¢s), las jud¨ªas de la virgen (de la Zona de Pola), el caviar de orizos (huevas de erizos de mar) y..., bueno. De todo Madrid le piden a M¨¦ndez lac¨®n y chorizo de Villalba (Lugo) y aguardientes y albari?os y ribeiros y vinos de godello, que tanto comienzan a saber, empanadas; la tarta de Santiago es el principio y el fin de la calidad de la casa, y s¨®lo mirando se come uno a toda Galicia, toda.
M¨¦ndez vende en su iglesia madrile?a y a toda Espa?a, del norte y del sur, le factura Santander con sus aguardientes y quesos y pochas y sobaos y anchoas de Santo?a. Le¨®n tiene todos los p¨²lpitoss de su predicamento gastron¨®mico: vinos del Bierzo y cerezas y guindas y casta?as y pimientos de Prada a Tope. ?Y la cecina de Astorga y algo exquisito de Le¨®n? M¨¦ndez, o su hijo Fernando o Jos¨¦ Ignacio o Eduardo, que todos ofician, se?alan los nicanores de Bo?as para despu¨¦s chuparse los dedos, y recitan la sabidur¨ªa del botillo, Todo lo escrito y mil veces m¨¢s es la cocina: "Lo otro es un atentado contra nuestra cocina" (M¨¦ndez).
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