El rey Bill
Este rey mago lleg¨® a destiempo, sin corona y sin fr¨ªo.Los de verdad llegaron hace un mes, majestuosos, desde Oriente y sin prisas, tan sin prisas que vinieron en camellos. Y lo mejor fue que, aunque nos hab¨ªamos portado regular durante el a?o, nos trajeron un mont¨®n de regalos.
Este, en cambio, como para no tener prisas, firm¨® cinco contratos en un d¨ªa. Y, por supuesto, en helic¨®ptero. Pero lo peor es que, aunque hemos hecho los deberes como alumnos aplicados para no perder este tren de la alta velocidad inform¨¢tica, sale de su reino del gran Occidente para llamarnos retrasados. ?Este no es un rey de verdad!
?Ya s¨¦!, es un rey virtual. Pero en el taller se les olvid¨® meterle el programa m¨¢s dif¨ªcil de todos: el de hacernos felices a los ni?os.
Aqu¨ª vamos a otro ritmo, majestad: en camello no nos manejamos, pero en helic¨®ptero tampoco. Podernos vivir sin Windows 95, y por las tardes jugamos con nuestro amigo Mac o nos tomamos unas tapas con el vecino.
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