Paseo por las im¨¢genes del mundo
En buena medida, el ¨¦xito de una feria internacional se aprecia en la cantidad de galer¨ªas extranjeras que acuden y en la calidad de lo mostrado en ellas. Por esta raz¨®n, en Arco, en los ¨²ltimos a?os se fuerza su presencia invitando selectivamente a un grupo de galer¨ªas de un pa¨ªs determinado. Este a?o, m¨¢s que un pa¨ªs se presenta todo un continente, del que han venido nada menos que 34 participantes. Num¨¦ricamente, la presencia extranjera es ligeramente superior ¨¢ la de los ¨²ltimos cuatro a?os; pero dejando de lado el pintoresquismo que supone las galer¨ªas de Rusia, Israel, Eslovenia o la Rep¨²blica Checa, s¨®lo cuatro pa¨ªses, Portugal, Alemania, Francia y Estados Unidos, a parte de los latinoamericanos, mantienen una presencia real, siendo preocupante que Reino Unido solo acuda con una galer¨ªa y que de B¨¦lgica, que fue generosamente invitada hace dos a?os, no haya venido ninguna.De todos estos pa¨ªses destaca la presencia de los portugueses, que, rompiendo un poco la t¨®nica del conformismo de padre de familia que domina en la arena espa?ola, ofrecen los ¨²nicos toques vanguardistas. Aunque un poco a destiempo y en algunos casos con cierto ingenuismo candoroso, en las galer¨ªas portuguesas se ven, de manera generalizada, construcciones, instalaciones, objetos transformados y obras en formatos y materiales poco convencionales. Las galer¨ªas alemanas presentan obra de sus artistas actuales m¨¢s consagrados, una impresionante pieza de Ulrich R¨¹ckriem en B?rbel Gr¨¢sslin es el mejor ejemplo, pero tambi¨¦n muestran arte internacional e incluso, como es el caso de Adriana Schmidt, traen artistas espa?oles. Los franceses, conocedores de la mec¨¢nica del negocio del arte desde hace siglos vienen, por lo general, con piezas cl¨¢sicas de peque?o formato, reivindicando la idea de su anterior hegemon¨ªa y record¨¢ndonos que Picasso, Mir¨® o Julio Gonz¨¢lez confiaron sus trabajos a marchantes parisienses.
Decadencia
La incipiente decadencia y la carencia de ideas con fuerza pl¨¢stica del ¨²ltimo arte norteamericano se hace evidente en las galer¨ªas de Estados Unidos y se acent¨²a con el contrapunto que ofrece la Pace Wildenstein, que, como es habitual, ha tra¨ªdo obras de los maestros americanos de hace 30 a?os: Dan Flavin, Donald Judd, Claes Oldenburg, Agnes Martin y hasta un mediano cuadro de Rothko, sobresalen del conjunto.Dada la pluralidad de sus procedencias, desde M¨¦xico a la Tierra de Fuego, las galer¨ªas de Latinoam¨¦rica forman una especie de caleidoscopio en el que cientos de granitos multicolores conforman la silueta de una figura. Esta silueta determina el perfil y los rasgos del arte latinoamericano, aunque sea desde el punto de vista de sus galeristas. Hay que reconocer que su presencia ha supuesto un balon de ox¨ªgeno al aburrimiento de la feria. Esta presencia obliga a plantear algunas reflexiones, ya que el principal inter¨¦s de las obras que muestran estas galer¨ªa radica fundamentalmente en el descubrimiento de su identidad est¨¦tica, en la evidencia de que existen unas caracter¨ªsticas que hacen a este arte inconfundiblemente latinoamericano. Cuando en todo el mundo estarnos sufriendo la globalizaci¨®n dirigida por Estados Unidos y el adiestramiento en sus c¨¢nones estil¨ªsticos los j¨®venes artistas de M¨¦xico, Cuba, Brasil o Argentina, por mencionar solo cuatro pa¨ªses con una potente tradici¨®n pl¨¢stica, hunden sus ra¨ªces en la mezcla de sus culturas abor¨ªgenes, africanas, hispanas y criollas. Con un lenguaje, moderno, vanguardista incluso, trabajan unas obras llenas de creatividad que reflejan la pervivencia de sus mitos, temas, formas, colores, as¨ª como sus particulares maneras de componer, narrar y expresarse, dotadas de una sensualidad y un vitalismo caracter¨ªsticos.
El dolor, la muerte, la enfermedad o la sexualidad, siendo temas universales, tienen en estos artistas una peculiar manera de ser sentidos, entendidos y expresados a trav¨¦s de unas pr¨¢cticas de ra¨ªz religiosa y ritual. Los recursos para sobrevivir ante una naturaleza ind¨®mita generaron mitos. En muchas de las obras expuestas se encuentran p¨¢jaros, serpientes, flores o chumberas que nos descubren otras geograf¨ªas cartografiadas a trav¨¦s de estas obras.
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