EI gran malabarista oriental
Deng Xiaoping ha sido el ¨²nico reformador comunista de ¨¦xito
Deng Xiaoping pasar¨¢ a la Historia por ser el art¨ªfice de la espectacular transformaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta, pero distar¨¢ mucho de entrar en la lista de los campeones de los derechos humanos. Todo ello es coherente con la filosof¨ªa pragm¨¢tica del mayor fun¨¢mbulo jam¨¢s habido en el, desaparecido circo comunista. Quiz¨¢s el mejor, el ¨²nico superviviente de la gran tragedia. Denostado en los sesenta y setenta por revisionista, encumbrado en los ochenta por su pol¨ªtica de las cuatro modernizaciones (agricultura, industria, ciencia y tecnolog¨ªa y Ej¨¦rcito), odiado por los estudiantes en 1989 por su pu?o de acero en la represi¨®n y ensalzado nuevamente por el espectacular despegue econ¨®mico de un pa¨ªses que a buen seguro tendr¨¢ un lugar entre los grandes en el pr¨®ximo siglo, una vez que logre despejar la incertidumbre de una dif¨ªcil transici¨®n, el fuerte desequilibrio econ¨®mico y los conflictos ¨¦tnicos.Nacido en 1904 en Chongqin, en la provincia central de Sichuan, Deng fue el hijo mayor de un terrateniente. Su madre muri¨® cuando apenas era un ni?o. Destac¨® bien pronto en los estudios y logr¨® a los 16 a?os una beca para realizar un programa de formaci¨®n en Francia. Trabaj¨® en la Renault de Ly¨®n y luego como fogonero. Se dio cuenta que el mundo cambiaba y se enrol¨® en el Partido Comunista franc¨¦s. Conoci¨® a un personaje de gran importancia para el futuro de China, Zhou Enlai. Con ¨¦l entablar¨ªa una gran amistad. Ser¨¢ luego Zhou quien lo rescate del castigo sufrido durante la Revoluci¨®n Cultural (1966-1976) y convenza a Mao Zedong para que le rehabilite y le designe viceprimer ministro en 1973. Fue fiel y disciplinado con Mao, incluso en los momentos de declive. "?Ve ese peque?o hombre? Es extremadamente inteligente y tiene un espl¨¦ndido futuro", le dijo el presidente chino a Nikita Jruschov en un viaje que ¨¦ste realiz¨® a Pek¨ªn en 1954. No se equivocar¨ªa, pues al poco tiempo ser¨ªa nombrado secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) y cinco a?os m¨¢s tarde se enfrentar¨ªa abiertamente al ide¨®logo comunista sovi¨¦tico Mija¨ªl Suslov acus¨¢ndole de desviarse del marxismo-leninismo y de revisionismo. Algo de lo que le acusar¨ªan a ¨¦l mismo los guardias rojos durante la Revoluci¨®n Cultural. Nueve a?os despu¨¦s de la muerte, en 1976, del Gran Timonel. Deng calificar¨¢ esa etapa como un fen¨®meno social completamente nefasto y despiadado. Pero ese mismo a?o pone en marcha un programa contra el crimen que se traducir¨¢ en 10.000 ejecuciones de presos comunes en s¨®lo 12 meses. ?l sabr¨¢ adaptarse a los tiempos, pero marcando l¨ªmites: "Para que China progrese hay que abrir las ventanas, incluso si entran moscas, pero hay que cerrarlas inmediatamente despu¨¦s", dir¨ªa en 1983, temiendo que la apertura que el pa¨ªs hab¨ªa iniciado cinco a?os antes desembocara en un clamor social, como luego suceder¨ªa en la primavera de 1989.
Deng, que bien pronto se adhiri¨® a las tesis revolucionarias de Mao y particip¨® activamente en la Larga Marcha (1934-1935), fue un hombre para todas las estaciones, a pesar de que en su larga biograf¨ªa se registran al meos tres ca¨ªdas: en 1934, acusado de colaborar en la campa?a bolchevique contra Mao; en 1966 con la Revoluci¨®n Cultural, y por ¨²ltimo, en 1976, a la muerte su amigo Zhou y poco antes la de Mao, tras el breve golpe palaciego de la banda de los cuatro, que lo tild¨® de revisionista vendido a Occidente. Pero el peque?o l¨ªder era consciente de que la locura pol¨ªtica de ese cuarteto de iluminados no iba a durar mucho. Un a?o despu¨¦s reaparece, sin fanfarrias, como era su costumbre, como viceprimer ministro, vicepresidente del PCCh). del Estado Mayor del Ej¨¦rcito. Resulta parad¨®jico que una de las acusaciones que hizo la banda de los cuatro a Deng fue la de buscar la divisi¨®n del partido cuando, sin duda, el incombustible estadista se distingui¨® entonces y hasta el final de su vida por ser el engarce entre reformistas y conservadores. Injusto ser¨ªa decir que no sufri¨®. Fue Deng la primera gran v¨ªctima de la Revoluci¨®n Cultural. Al principio fue confinado en su casa de Pek¨ªn y enviaron a sus hijos a trabajar al campo. Su hermano mayor no aguant¨® y se suicid¨®. Su hijo mayor, Deng Pufang, qued¨® para siempre paral¨ªtico tras arrojarse por una ventana, para huir de un grupo de guardias rojos y recibi¨® tratamiento m¨¦dico en Canad¨¢, Deng tiene otro hijo var¨®n y tres f¨¦minas.
El encumbramiento llega en 1978. Nace el denguismo: abrazar la econom¨ªa de mercado, pero conservar la firmeza ideol¨®gica del partido. Fue casi la cuadratura del c¨ªrculo, que acarre¨®, l¨®gicamente, tensiones, en ocasiones muy violentas. Es el momento del transformismo ideol¨®gico, del abandono de la ortodoxia econ¨®mica marxista y el del llamamiento al enriquecimiento. Es la ¨¦poca del dinero, de la creaci¨®n de las llamadas Zonas Econ¨®micas Especiales (ZEE), de Ia apertura A las inversiones extranjeras y del inicio de las privatizaciones, pero, al mismo tiempo, de la vigilancia ideol¨®gica.
En 1988, en el Congreso de PCCh, insta a los viejos dirigentes a pasar la antorcha a los j¨®venes y les anima a despojarse de sus cargos. ?l lo hizo. S¨®lo conservar¨¢ la presidencia de la comisi¨®n militar, el mando del Ej¨¦rcito, que pasar¨¢ en 1990 a manos de Jiang Zemin, el actual presidente, de la Rep¨²blica y secretario general del partido. Le quedar¨¢ s¨®lo la presidencia honor¨ªfica de la Asociaci¨®n Nacional de Bridge, como entusiasta jugador que era. Sin embargo, su poder seguir¨¢ intacto. Deng teje su hilo de ara?a en los ochenta para mantenerse a la sombra delegando, s¨®lo sobre el papel, la gesti¨®n a unos delfines que no llegan a cuajar y a los que retira su confianza cuando la presi¨®n de la vieja guardia se hace insoportable. Primero, Hu Yaobang, compa?ero de naipes del anciano dirigente y un convencido reformista que de la direcci¨®n de las juventudes comunistas pasa a la secretar¨ªa general del partido. Luego Zhao Ziyang, gobernador de Sichuan, m¨¢s pragm¨¢tico que Hu, al que nombra primer ministro (reemplazado por Li Peng) y luego secretario general. Zhao ser¨¢ defenestrado a resultas de la revuelta estudiantil de 1989 por mostrarse comprensivo con el movimiento juvenil y proclive a que la apertura econ¨®mica venga tambi¨¦n acompa?ada de la pol¨ªtica. En junio de 1989, en una memorable reuni¨®n con toda la c¨²pula militar y pol¨ªtica, Deng, que empieza ya a mostrar se?ales de debilidad f¨ªsica, explica que fue Tiananmen: "Una rebeli¨®n contrarrevolucionaria cuyo objetivo era el derrocamiento del partido y del sistema socialista e instaurar una rep¨²blica burguesa. Nuestra l¨ªnea y pol¨ªticas b¨¢sicas no cambiar¨¢n". La sorpresa llega cuando nombra como heredero a Jiang Zemin , el Jefe del partido y alcalde de Shanghai, un ingeniero sin carisma que acumula actualmente las tres jefaturas m¨¢s importantes (partido, comisi¨®n militar y rep¨²blica), pero que poco a poco ha logrado consolidarse como el hombre de la transici¨®n.
Era enemigo, a diferencia de Mao, de cualquier culto a la personalidad. Se qued¨® prendado de Estados Unidos durante la visita oficial que hizo en enero de 1979, durante la presidencia de Jimmy Carter. Su ¨²nico viaje al extranjero como m¨¢ximo l¨ªder. Mucho despu¨¦s, en pleno apogeo de su pol¨ªtica reformista, le preguntaron sobre Marx y con test¨® ir¨®nico: "Est¨¢ sentado en el cielo y es muy poderoso. Ve lo que hacemos y no le gusta, por eso me ha castigado dej¨¢ndome sordo". Su progresiva sordera -aliviada por su estrecha colaboradora Maomao, su.hija m¨¢s joven, autora de una complaciente biograf¨ªa publicada en 1995- le hizo ser cada vez m¨¢s silencioso. Admirador de otro hombre de hierro como el ex primer ministro de Singapur, Lee Kuan Yew, Deng so?¨® con la idea de que China se subiera al carro de los dragones asi¨¢ticos (Singapur, Corea del Sur, Taiw¨¢n y Hong Kong). El sue?o puede convertirse en realidad si s¨®lo se piensa que la econom¨ªa china crece en los ¨²ltimo! a?os a una media superior al 10%, e incluso al 30% en las ZEE. Con Deng, China ha pasado de la mi seria al umbral de la modernidad; eso s¨ª, con serios costes, como son el desmantelamiento del campo, el desempleo, la inflaci¨®n, el divorcio entre el Estado y las provincias, la corrupci¨®n y la criminalidad. No tuvo el Carisma de Mao, pero, sin duda, quedar¨¢ en la memoria como el arquitecto de la reforma. Mientras el Gran Timonel fue el destructor del sistema feudal Chino, este ¨²ltimo gran emperador construy¨® sobre las ruinas y nadie le quita el derecho al t¨ªtulo de ser el liquidador de la estructura econ¨®mica comunista y el ¨²nico reformador comunista e ¨¦xito de la historia. "Mi ¨²nico deseo es presenciar la entrega de Hong Kong", el pr¨®ximo 1 de julio, escribi¨® en sus memorias. Art¨ªfice del proyecto suscrito en 1984 con Margaret Thatcher, era el pueblo chino el testigo de la devoluci¨®n del enclave brit¨¢nico un siglo y medio despu¨¦s.
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