Maravillosa Carole Bouquet en 'Lucie Aubrac', recreaci¨®n hist¨®rica del cineasta Claude Berri
La obsesi¨®n por la espectacularidad echa a perder la prometedora 'Rosewood'
Parece una mani¨¢tica reiteraci¨®n de lo ya dicho, pero si ayer acumulaba esta Berlinale nada menos que 12 pel¨ªculas de reconstrucci¨®n hist¨®rica, hoy la cuenta sube a 15: Ia buena pel¨ªcula brasile?a Cuatro d¨ªas de septiembre, la francesa Lucie Aubrac y la estadounidense Rosewood hacen que la mani¨¢tica, sea la pantalla del Zoo Palast berlin¨¦s y no los ojos que la observan. La hermosa Carole Bouquet hace una gran creaci¨®n en la segunda, mientras la tercera se viene abajo estrepitosamente en la zona de desenlace, de boba espectacularidad.
ENVIADO ESPECIAL
Si bastante m¨¢s de la mitad de los filmes que cuentan aqu¨ª son conversiones del pasado en espejo sesgado del futuro, el presente se hace por fuerza un enclave de presagios o de temores que flotan en el aire, se respiran, y el cine (siempre al acecho de demandas colectivas ambientales) los devuelve convertidos en una aventura y en sue?o con frecuencia escorado a la pesadilla.Cuatro d¨ªas de septiembre, dirigida por Bruno Barreto, recompone en forma de reportaje ficci¨®n el secuestro (de la ma?ana del 4 a la tarde del 7 de septiembre de 1969) del embajador de EE UU en Brasil, Charles Elbrick, por un comando del llamado MR-8, uno de los grupos armados de la izquierda brasile?a, arrojada a la clandestinidad desde que en 1964 el Ej¨¦rcito derroc¨® al Gobierno constitucional e instaur¨® una sangrienta tiran¨ªa militar que comenz¨® a hacer agua precisamente tras el ¨¦xito de este incruento golpe. La pel¨ªcula, muy sencilla y funcional, se ve sin respirar.
Un cuarto de siglo antes, el 9 de junio de 1943, en la Francia nazificada por Hitler, la Gestapo detuvo al general Delestraint, jefe militar de la Resistencia que tuvo que dispersar sus cuadros operativos y reorganizarse desde cero. En plena reorganizaci¨®n, la Gestapo de Lyon, al mando de Klaus Barbie, detuvo a un grupo de jefes resistentes en Caluire. Uno de los capturados fue Raymond Aubrac, marido de Lucie, hero¨ªna del filme al que su nombre da t¨ªtulo.
Mujer de fondo
Carole Bouquet encarna a la perfecci¨®n a esta formidable mujer que, embarazada de su segundo hijo, llev¨® a cabo dos golpes de mano de inconcebible audacia, coraje e ingenio, para rescatar a Raymond (el gran Daniel Auteil, que est¨¢ a la altura de s¨ª mismo) de los calabozos donde esperaba su fusilamiento. La pel¨ªcula es toda ella esa mujer de fondo y esa actriz que la reconstruye. Su director, Claude Berri, nada nuevo aporta al cine, pero Carole Bouquet pega a los ojos su belleza y su talento y convierte esta pel¨ªcula olvidable en un inolvidable espect¨¢culo.Y m¨¢s historia, esta vez menos reconfortante que en los anteriores casos, tanto por lo que el suceso tiene de atrocidad ver¨ªdica como por la adulteraci¨®n formal que padece el filme, a causa de la deleznable manera que tiene el director John Singleton de encarar su desenlace, pues lo que comienza en delicadas tonalidades a lo Matar a un ruise?or acaba en un zafarrancho de vulgaridades a lo Rambo.
En un poblado de colonos blancos llamado Sumner, en Florida, una noche del verano de 1922 una mujer fue brutalmente apaleada por su amante y culp¨® de ello a un habitante de una aldea vecina llamada, como la pel¨ªcula, Rosewood, habitada por 200 negros. Una cuadrilla de granjeros de Sumner linch¨® a un muchacho negro de Rosewood y mat¨® a tiros a una anciana, cuyo hijo mat¨® a su vez con su escopeta a dos asaltantes. Y ah¨ª comenz¨® un aterrador ba?o de sangre, que extermin¨® incluso a muchos ni?os refugiados en los pantanos. La matanza dur¨® cuatro d¨ªas y fue frenada por el coraje de uno de los escasos colonos blancos de Rosewood y por un ex soldado negro veterano de la II Guerra Mundial.
El crecimiento del filme es correcto, e incluso interesante, hasta que, en la escena del intento de ahorcamiento del citado ex soldado, un resorte (el de las cuentas del show business) salta en mala hora de las entendederas (por lo visto cortas) de los organizadores del filme y deciden que ya est¨¢ bien de tanta verdad y conviene comenzar a contar trolas. Y el soldado negro vengador se convierte en un personaje inveros¨ªmil, que rompe toda la credibilidad que requiere la verdad que hay dentro de esta pel¨ªcula: mitad John Wayne con bet¨²n en la cara, mitad Mike Tysson con pistolones en vez de guantes y una tercera mitad adicional de Rambo-Stallone en su mejor forma para jugar al tiro de pich¨®n con vietnamitas. Y, naturalmente, la pel¨ªcula y la terrible realidad que contiene se vienen abajo como un estrepitoso castillo de naipes.
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