San Isidro
En esta era en que el pasado se somete a rigurosas investigaciones, se ha demostrado que algunos de los santos que m¨¢s nos edificaron no existieron nunca sino que fueron creaci¨®n de la imaginaci¨®n popular y del celo de los hagi¨®grafos. Cuando le¨ª que llegaba a Madrid el profesor Andr¨¦ Vauchez, ilustre medievalista y director de la Escuela Francesa de Roma, para hablar de san Isidro, me tem¨ª lo peor. ?A ver si pone en duda la existencia de nuestro santo patr¨®n?Grand¨ªsimo consuelo recib¨ª sin embargo cuando, en la Casa de Vel¨¢zquez, escuch¨¦ al profesor defender la realidad de la figura de Isidro labrador frente a los que mantienen que su vida fue un invento tendente a equiparar a Madrid con Sevilla y su san Isidoro. Pero Andr¨¦ Vauchez retrasa en m¨¢s de un cuarto de siglo las fechas del nacimiento y muerte de nuestro Isidro. Vio la luz, seg¨²n ¨¦l, no a fines del siglo XI, sino por los anos de 1130 y muri¨® hacia 1192 y no 20 a?os antes como aqu¨ª se ha venido sosteniendo.
Asegura Vauchez que Isidro estaba casado, pero cree que la idea de que Mar¨ªa de la Cabeza fuera su esposa surgi¨® siglos despu¨¦s de su muerte. "Les casaron" juntando sus historias y sus restos mortales, que se conservan -el cuerpo incorrupto de Isidro en un sarc¨®fago y las cenizas de santa Mar¨ªa en una urna- en el altar mayor de la Colegiata de la calle de Toledo. Tambi¨¦n alguno! milagros se fueron a?adiendo a lo largo del tiempo a los que cont¨® el primer bi¨®grafo de Isidro, el franciscano Juan Di¨¢cono.
El culto al santo labrador desde el siglo XIII sirvi¨®, dice Vauchez, para la formaci¨®n de una espiritualidad de los laicos. Y, a prop¨®sito del milagro de los ¨¢ngeles que aran el campo mientras Isidro reza, el profesor cuenta la historia de santa Panexia, una pastorcilla de VaIsesia, en el Piamonte, a la que su, suegra mat¨® porque la encontr¨® orando mientras un ¨¢ngel cuidaba su reba?o. Se trataba en ambos casos, dice, de la "santificaci¨®n del no trabajo". Maravillosa idea por la que nunca alabaremos bastante al glorioso san Isidro, cuya vida ha sido en estos d¨ªas objeto de estudios acad¨¦micos.
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