'Je t'aime, France'
FRANCIA TIENE, entre otros, dos problemas coyunturales: su propio ser y Le Pen. Ambos est¨¢n estrechamente vinculados. Que parte de la intelectualidad y de los ciudadanos con m¨¢s inquietudes se hayan movilizado contra el Gobierno puede parecer errar el tiro, cuando el enemigo a batir es el neofascismo del Frente Nacional. Pero si se ha llegado a este deterioro es porque la derecha democr¨¢tica, que gobierna, no ha plantado cara a la derecha racista y xen¨®foba de Le Pen. En vez de combatirla dial¨¦cticamente, el Ejecutivo de Jupp¨¦ ha lepenizado su pol¨ªtica y su lenguaje, y ha retrocedido en su terreno ideol¨®gico natural. Ese no es el camino. Mucho menos resucitar la peor grandeur y resistirse acr¨ªticamente a las recomendaciones del Parlamento Europeo sobre la ley de inmigraci¨®n, hasta el punto de generar, como ocurri¨® ayer, un conflicto institucional que destapa las limitaciones europe¨ªstas del Ejecutivo que dirige Jupp¨¦. Se trata de facilitar una mayor europeizaci¨®n de la cuesti¨®n de la inmgraci¨®n, no de una injerencia del legislativo europeo.Los movimientos ciudadanos han logrado ya una victoria parcial: suprimir del proyecto de la ley Debr¨¦ (ministro del Interior) sobre regulaci¨®n de la inmigraci¨®n ilegal el pol¨¦mico primer art¨ªculo, que hubiera llevado a la obligaci¨®n para los, ciudadanos de denunciar a los inmigrantes ilegales. Tal art¨ªculo, que potenciaba la delaci¨®n como, norma, no deb¨ªa haber sido introducido; el hecho de que se les haya ocurrido tal dislate muestra esa lepenizaci¨®n impl¨ªcita, esa asunci¨®n por parte del Gabinete de Jupp¨¦ de una Francia cerrada que se confronta con otra Francia abierta y progresista, que tantas veces atrajo a todo el mundo. La ley Debr¨¦ tiene un precedente desgraciado, que ya presagiaba el retroceso de la tolerancia, la ley Pasqua, que hace tres a?os rompi¨® uno de los principios republicanos tradicionales: el derecho del suelo seg¨²n el cual todo nacido en Francia es franc¨¦s de derecho propio.
Que los franceses est¨¢n preocupados por la inmigraci¨®n lo demuestran los conflictos sociales y culturales que se multiplican, y unas encuestas que parecen dar m¨¢s raz¨®n al Gobierno que a los manifestantes. Muchos otros pa¨ªses tambi¨¦n lo est¨¢n. En tales circunstancias, no debe llamar a esc¨¢ndalo el principio de regular la inmigraci¨®n, tanto en beneficio de los antes como de los nacionales. Pero hay modos y modos. La ley Debr¨¦ va demasiado lejos en los enormes poderes administrativos, judiciales y policiales en la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal. Si el primer ministro Alain Jupp¨¦ quiere hacer honor al art¨ªculo que hoy publicamos (v¨¦ase la p¨¢gina 4), el principio republicano de la laicidad -que se une a los revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad- no debe ser llevado al extremo que lo haga incompatible con la tolerancia.
La fuerza electoral de Le Pen no crece por capricho o casualidad, sino como consecuencia de la falta de alternativas de las fuerzas democr¨¢ticas. No es lepeniz¨¢ndose como la derecha democr¨¢tica -o la oposici¨®n socialista, que tambi¨¦n padece, algunos de estos s¨ªntomas- restar¨¢ votos a Le Pen, sino abordando el desempleo masivo, la marginalidad, la sociedad dual, los suburbios radicalizados, Ia juventud sin horizontes; es decir, dando perspectivas de futuro. Albert Camus defini¨® la actividad. pol¨ªtica como la gesti¨®n de las cosas: y la direcci¨®n de los hombres. Pues bien, en arribas se queda excesivamente corto el Ejecutivo franc¨¦s. Las fuerzas de la tolerancia deben luchar juntas contra este neofascismo que hace peligrar la Europa acogedora, en vez de utilizar a Le Pen para enfrentarse entre ellas. El gran, favorecido de esta estrategia divisionista es, el Frente Nacional, como ha quedado demostrado en la reciente elecci¨®n de Vitrolles, que ha, llevado al poder a una alcaldesa que propugna impunemente sus ideas racistas y xen¨®fobas.
En medio de esta crisis de identidad, el Gobierno lanza una campa?a internacional de imagen del pa¨ªs, en la que bajo el lema Je t'aime, France usa parad¨®jicamente la imagen de ciudadanos extranjeros como Woody Allen, Claudia Schiffer o Julio Iglesias. Tal vez sea el s¨ªntoma de una esquizofrenia colectiva: la que devuelve en el espejo a los ciudadanos una imagen de Francia que no s¨®lo es la d¨¦ la Ilustraci¨®n, sino tambi¨¦n la de la irracionalidad de Le Pen. En tal caso el lema deber¨ªa ser Je t'aime, moi non plus.
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