Real lista de espera en los Balcanes
Rumania ha inaugurado el camino que va a seguir Bulgaria en unos meses y quiz¨¢ alg¨²n otro pa¨ªs balc¨¢nico en un futuro no muy lejano.Con la reciente derrota electoral. de los comunistas en Bucarest y la que se avecina el mes pr¨®ximo en Sof¨ªa, los dos reyes mejor colocados de la regi¨®n -los Balcanes, convertida en el tercer mundo de Europa- acarician por primera vez la posibilidad de un retorno definitivo a sus pa¨ªses. Ambos, Miguel y Sime¨®n, de ascendencia alemana, exponentes de acrisolados valores familiares, pueden ser personajes ¨²tiles a dos sociedades desesperadas por abandonar la sima de su estancado experimento capitalista.Y no hay que descartar, puesto que no lo hacen los l¨ªderes de la coalici¨®n opositora que acaban de visitar Madrid, que en la Serbia del desahauciado Milosevic acabe instal¨¢ndose en un plazo incierto una cabeza coronada. Ya se ofrece a ello Alexander Karageorgevic, el heredero de la monarqu¨ªa abolida en 1946 en Yugoslavia.
A los 75 a?os de Miguel de Rumania, un Hohenzollern-Sigmaringen, el regreso s¨®lo tendr¨¢ el car¨¢cter de definitiva vuelta a casa de un ciudadano respetable. Los rumanos todav¨ªa recuerdan que entre 1940 y 1947, en que sali¨® al exilio tras ser su pa¨ªs entregado en Yalta a la URSS, el joven rey se opuso por igual a fascistas (organizando el golpe contra el con-ducator Antonescu) y comunistas. El poscomunista lliescu, laminado electoralmente en noviembre pasado, utiliz¨® como m¨¢xima arma propagand¨ªstica que su adversario Emil Constantinescu, el actual presidente-moralista, planeaba restaurar la monarqu¨ªa y quitar la tierra a los campesinos.
En Rumania los nost¨¢lgicos de la realeza, los que alimentan la llama, no aspiran tanto a la imposible entronizaci¨®n del anciano Miguel, sin herederos masculinos, cuanto a un futurible refer¨¦ndum que cambiase la forma del Estado y permitiera reinar a las mujeres. Constantinescu dec¨ªa a este corresponsal en noviembre que la monarqu¨ªa no es cuesti¨®n prioritaria para su pa¨ªs, pero que el rey deb¨ªa poder volver a Rumania.
En el caso de Sime¨®n II, 60 a?os, que abandon¨® de ni?o su pa¨ªs, el retorno puede revestir una forma m¨¢s pr¨¢ctica. Sime¨®n interviene en la pol¨ªtica b¨²lgara y no oculta sus deseos de hacerlo m¨¢s, como rey; pero tambi¨¦n podr¨ªa ser un candidato a la presidencia en el umbral del milenio. El flamante jefe del Estado Petar Stoyanov ya acaricia por si acaso una Constituci¨®n presidencialista.
En Sof¨ªa no hay memoria hist¨®rica de Sime¨®n Sajonia Coburgo, el pol¨ªglota hombre de negocios afincado en Espa?a, pero el rumbo del pa¨ªs surbalc¨¢nico desde la ca¨ªda del comunismo es tan pat¨¦tico que los b¨²lgaros han comenzado a percibirle como una especie de rey mago -moderno, relacionado- que podr¨ªa sacarles de su agujero negro desde un decr¨¦pito palacio color pastel. Iv¨¢n Kostov, el jefe de la coalici¨®n anticomunista destinada a ganar las elecciones generales de abril, dec¨ªa recientemente a este peri¨®dico que "Su Majestad puede regresar a Bulgaria en la funci¨®n que estime m¨¢s conveniente".
Frases aparte, ni en Rumania ni en Bulgaria, y menos en Albania o Serbia, hay arraigo popular mon¨¢rquico. Pero los hechos demuestran que entre los gobernados de los Balcanes, un espacio geopol¨ªtico ep¨ªtome de confusi¨®n institucional y parodia de la sociedad civil, existe la convicci¨®n de que se ha dejado demasiada cancha al talante de persona es como lliescu, Berisha o Slobodan Milosevic.
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