155 detenidos en un agitado desalojo de 'okupas' en el distrito de Salamanca

Despu¨¦s de las primeras escaramuzas de los manifestantes, la polic¨ªa pidi¨® refuerzos y comenz¨® a lanzar pelotas de goma y botes de humo contra los okupas encastillados en la azotea. Estos levantaron los brazos en alto y comenzaron a gritar: "No somos violentos", y la polic¨ªa dej¨® de intervenir. El desalojo, ordenado por el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 15 a instancias del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos en Establecimientos Bancarios, due?o del edificio desde hace un lustro, estaba previsto para las nueve de la ma?ana.A esa hora, los j¨®venes concentrados en la zona manten¨ªan una actitud pac¨ªfica, pero los agentes imped¨ªan a porrazos que formasen grupos y que se acercasen a el edificio okupado. El despliegue policial era considerable, con helic¨®ptero incluido. La calle de Cartagena estaba cortada al tr¨¢fico desde los aleda?os de la Audiencia Provincial hasta la confluencia con la calle del Pilar de Zaragoza. El desalojo se preve¨ªa complicado. Los okupas llevaban d¨ªas fortificando el edificio para obstaculizar la entrada de los agentes. Las ventanas estaban cubiertas con vallas y somieres; los accesos a cada una de las plantas, cegados con trastos, y la entrada principal, tapada con chatarra, contenedores, basura y muebles viejos.

El jefe superior de Polic¨ªa de Madrid, Carlos Corrales, estaba al mando del operativo. Como el acceso desde la calle parec¨ªa complicado, los agentes solicitaron permiso para acceder a la f¨¢brica okupada desde la azotea de un edificio contiguo. Entre unas cosas y otras, al mediod¨ªa la situaci¨®n segu¨ªa igual.

A las 12.30, cuando las azoteas de toda la zona aparec¨ªan abarrotadas de periodistas, curiosos y simpatizantes de los okupas encerrados, la polic¨ªa indic¨® por megafon¨ªa que se dispon¨ªa a entrar al edificio.

Desde la terraza de un local del PCE, en la calle del Marqu¨¦s de Monteagudo, amigos de los okupas insultaban e increpaban a los polic¨ªas apostados abajo. "Sois como robots", "Polic¨ªa asesina", "Vosotros, fascistas, sois los terroristas" o "Un desalojo, otra okupaci¨®n" eran algunas de sus consignas.

En varias ocasiones los agentes apuntaron con los lanzapelotas sin disparar, aunque s¨ª golpearon a varios viandantes. Casi de forma simult¨¢nea, una excavadora comenz¨® a retirar los trastos que imped¨ªan el acceso al edificio y varios agentes antidisturbios se descolgaron desde la terraza del edificio okupado hasta una azotea vecina. A los periodistas de Canal + que hab¨ªan pasado toda la noche con los okupas les requisaron una cinta de v¨ªdeo.

Despu¨¦s de un rato, la polic¨ªa comenz¨® a hacer bajar a los primeros okupas encerrados, que, tras dar sus datos y ser cacheados, eran introducidos en el furg¨®n policial y conducidos a com¨ªsar¨ªa. A las dos de la tarde, cinco horas despu¨¦s de iniciarse el desalojo, la zona recobraba su normalidad.

Lunas rotas

Las escenas de mayor violencia se produjeron lejos del edificio. A partir de las 8.30, seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno, grupos de encapuchados destrozaron varias lunas de una quincena de entidades bancarias de la calle de Alcal¨¢, las avenida de Bruselas y de los Toreros, la plaza de Manuel Becerra, Pueblo Nuevo y Ventas. Los incidentes se prolongaron hasta el mediod¨ªa.

Unos cuarenta j¨®venes recurrieron la calle de Alcal¨¢ gritando, con las caras tapadas con pa?uelos y pasamonta?as. Cuando arribaron a la altura de Pueblo Nuevo, empezaron a destrozar a pedradas los cristales de los bancos a ambos lados de la calle. Al final, siete sucursales (incluidas entre el total de 15 que sufrieron da?os) acabaron con los escaparates destrozados. Un contenedor de vidrio tambi¨¦n acab¨® volcado. El grupo se disolvi¨® a la carrera, en direcci¨®n al barrio de Bilbao, en cuanto empezaron a llegar los coches de la polic¨ªa, que patrullaron durante media hora por esta zona de Alcal¨¢, informa Antonio Jim¨¦nez.El concejal del distrito de Salamanca, Fernando Mart¨ªnez Vidal, hizo alusi¨®n a las numerosas quejas presentadas por los vecinos debido al ruido y a la suciedad provocados por la gran afluencia de j¨®venes a los conciertos de este centro okupa. A veces llegaban a juntarse m¨¢s de mil j¨®venes y, aunque la sala de conciertos estaba ubicada en un s¨®tano que da a una zona industrial, el trasiego de gente entrando y saliendo del recinto duraba toda la noche.